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Política De cara al 27 de Octubre

La marcha del millón reconfiguró el poder interno del gobierno y alentó la euforia oficial por el balotaje

En la soledad de Los Abrojos, su quinta familiar, Macri y Awada hicieron la previa al segundo debate presidencial que el presidente protagonizó anoche junto a Fernández en la facultad de Derecho de la UBA. El presidente llegó tonificado por la Marcha del Millón.

No hubo foto oficial, pero sucedió cuando terminó La Marcha del Millón. Mauricio Macri abandonó el escenario, y bajaba por una rampa hacia la salida por la avenida Corrientes. En el sentido contrario, Marcos Peña caminaba a su encuentro. Fue un abrazo largo, con lagrimas compartidas, entre el Presidente y el jefe de Gabinete. Macri había quedado ofuscado la noche de la derrota en las PASO, porque ninguna encuesta oficial había anticipado la amplia victoria de Alberto Fernández. Y Peña estaba a cargo de los sondeos del gobierno. El abrazo sentido, al pie de la rudimentaria rampa, cerró otro capítulo en la vida personal y política de dos amigos que llegaron juntos a Balcarce 50.

Peña aún es el blanco móvil del gobierno y esa situación no cambiará hasta conocerse los resultados de las elecciones del 27 de octubre. Si Macri llega al balotaje, el jefe de Gabinete habrá recuperado su imagen y su poder interno en la Casa Rosada. Mientras tanto, su figura y sus recomendaciones todavía están en jaque perpetuo.

Sin embargo, el abrazo en la explanada exhibe la decisión de empoderar públicamente a Peña que, como Jaime Durán Barba, retrocedió sólo unos pasos cuando irrumpió la colosal derrota presidencial que no estaba en el guión de campaña y menos aún en los sondeos oficiales que se realizan en las oficinas de Balcarce al 400.

Cuando Macri terminó su abrazo con Peña, caminó al encuentro de Miguel Ángel Pichetto, que en su vida había sido aplaudido por miles de personas que no conocen de memoria la Marcha Peronista. Pichetto es considerado "un samurai" de Juntos por el Cambio, y en gobierno aún se muestran sorprendidos por su voluntad de avanzar y enfrentar al justicialismo en cualquiera de sus formas. Macri valora su lealtad política y ayer, en otra escena que también escapó a la estructura oficial de prensa, el presidente subió con su compañero de fórmula a un container que usó la organización del acto, para demostrar a los manifestantes de Cambiemos que -desde su perspectiva- no se había equivocado con Pichetto.

"Dale, salí a hablar. Nos atrasamos...", le pidió Peña a Horacio Rodríguez Larreta, que estaba en bambalinas y no tenía previsto aparecer en escena. Rodríguez Larreta está haciendo una campaña silenciosa por los barrios, que excluyó al presidente, y que se apuntala en su gestión actual y en lo que promete para su segundo mandato en la Ciudad de Buenos Aires. Rodríguez Larreta subió al palco y dijo lo obvio. Pero esa aparición, para las cercanías de Macri, fue un gesto de lealtad que demostró el compromiso del jefe de Gobierno porteño.

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