Por LIC. PAULA MONSBERGER
Si los sentimientos y pensamientos afloran fuera del cuerpo y fuera del alma, no pueden estar "entre muros". Nuestros sentimientos y pensamientos van más allá de los muros. De esos muros construidos con piedra, palos, cemento, o aquellos que son líneas trazadas como límites, fronteras, o esos muros de más allá de donde estás, inigualablemente muros que no dejan pasar los sentimientos del alma ni los pensamientos de la mente.
Muchas veces esos muros caen, otros muros ya han caído y pueden volver a caer. Hay muros que jamás van a ser construidos, otros jamás van a ser derribados, y algunos jamás van a ser siquiera imaginados, porque no viven en la mente de esos seres libres que vuelan más allá.
Muros que se derriten como hielo entre personas que vibran con la misma sintonía, que se sienten honestas, que se abrazan, que se miran a los ojos, que se escuchan, que se hablan, que se dan las manos, como padres e hijos hoy separados, nietos y abuelos hoy alejados, amigos hoy extrañados, la vecina de enfrente, el señor de la otra esquina, los colegas y profesionales tras una pantallita de vidrio de colores, y muchos otros más!
Entre Muros y más muros a veces imaginarios, otras (lamentablemente) construidos a drede. Entre Muros y más muros...
No construyamos ese "muro" que puede ser el final de nuestro pensamiento, de nuestros deseos, de nuestro vuelo futuro. No construyamos esos "muros" que puedan ser el final que nos impida cruzar horizontes y fronteras para ver otros soles, para abrazarnos a otros vientos, a otras culturas, para mirar a través de otras gafas, las del amor, las de la risa, o las de la tristeza, pero con otros aires y aromas, ideas, pasos, búsquedas y miradas.
Entre muros, muros y más muros. Que no se construyan los muros que llevan dentro, la injusticia de no poder pasar del otro lado porque a todos nos duele y nos dolerá por igual no poder ver a ese ser querido, cuando no puedas darle el último beso, el último adiós, cuando no puedas acariciar la manita de tu nieta, cuando no puedas dar ese beso a ese amor, o abrazar a tu madre ya mayor. Duele y dolerá cuando no puedas tomar esa copa con la amiga y charlar y reírse de la vida. Duele y dolerá cuando no puedas correr sin rumbo, con el viento en la espalda, mojándote bajo la lluvia de otro cielo, despeinada, sin estereotipos, sin rimmel, corriendo cual niña en la primaria.
Entre Muros que no se sienten...Entre Muros que no se construyen...Entre Muros que solo se imaginan...
¡No imagines Muros!
Y si algún día imaginas un muro que sea ese que te permita trepar para alcanzar eso mejor, eso inalcanzable. Ese muro que te permita cruzar o saltar del otro lado para emprender, aprender, enseñar, para dar lo mejor de vos.
Y si alguna vez imaginas un Muro, que sea de azúcar de colores transparente, lleno de sucesos diferentes, donde puedas encontrar sonrisas, anhelos, motivos y una brújula que te señale el camino siguiendo los vientos fríos o los cálidos...
¡No imaginemos muros!
¡No construyamos muros!
Imaginemos puertas, tranqueras, ventanas que se abran a cada paso. Imagina cortinas transparentes que vuelan como aves con ese viento que las impulsa juntas.
¡No construyamos muros!
¡Hasta la próxima Columna, amigos!
PERFIL. Paula Monsberger es: Magister en Relaciones Internacionales. Lic. en Ciencia Política, Relaciones Internacionales y Comercio Internacional. Profesora de Alemán. Maestra en Declamación y Recitado. Conductora de Radio y TV. Actriz.
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