Por PAULA MONSBERGER
Acaso ser Mujer, niña, madre, hija, hermana, abuela, tía, amiga, esposa, colega, vecina, desconocida; en cada una y todas hay una causa común. El Ser Mujer debería ser un sinónimo de libertad libre y/o acompañada bien concebida para llenar los espacios que queremos y nos corresponden en cada rincón de un hogar, en la calle, en la oficina, en el cole, y en la vida, ¿no?
Acaso ser mujer es cuidar y cuidarnos, desahogar emociones sin envoltorios, sin papeles ni roles que cumplir, sin estereotipos o condiciones; el ser mujer debería ser elegir lo que quieras ser o no ser, quitando los envoltorios que la sociedad le pone a los espacios o roles que ya hoy quedaron sin papel para envolver.
¿Acaso ser mujer, no debería ser solo la plenitud, de cada etapa, como una flor que crece en su estación, como así crecen los hijos y nietos, y una está realizada con lo que elige ponerse por fuera y por dentro?
¿Acaso ser mujer, es dejar de lado aquello que ya no te queda, no solo al cuerpo sino también al corazón, a la mente, para llegar a ser en nosotras mismas sin taparnos, con nuestras barrigas y várices, con nuestras arrugas y marcas del paso del tiempo y la vida?
¿Acaso ser mujer, sea despertarnos una mañana entendiéndonos entre nosotras pese a ser diversas, más altas, bajas, flaquitas, o más rellenitas, y aceptándonos sin importar tu ayer, tu hoy, tu mañana?
¿Acaso ser mujer recibirá ese espacio y momento que aún hoy el futuro nos debe y nos corresponde? ¿Acaso nos permitirá ese futuro ser extremadamente lloronas o duras, ordenadas y desordenadas, sensibles o tercas, pintadas o despintadas, despeinarnos hoy sin volver a peinarnos ayer o mañana?
¿Acaso ser mujer, no es eso, aquello que deseamos ser?
Como Rosalind Franklin y su modelo de ADN, ese ADN que nos hace únicas. O como Mary Anning y sus fósiles que redefinieron vida en la Tierra. O como Vera Rubin, al descubrir la existencia de materia oscura en el universo, nos permita redescubrir nuestra propia luz. O como Ada Lovelace convertida en la primera mujer programadora de la historia, nos haga reprogramarnos ante situaciones y personas que no debieron pasar por nuestras vidas.
¿Acaso ser mujer, auténtica y leal a nuestro entretejido, mejorará ese envoltorio social externo para romper con los estereotipos que velan la lente de la cámara con la que enfocamos mirar día a día nuestro propio horizonte y permitirnos retroalimentarnos sabiamente con la sabiduría de la edad sin tiempo?
Acaso ser mujer, conlleva el acto más valiente y revolucionario en palabras de la gran Coco Chanel: "seguir pensando por tí misma en voz alta"
¡Acaso, ser mujer!
Tengamos todas el día que elijamos pensar éste 8 de Marzo de 2021.
Hasta la próxima Columna, Amigos!
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