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Política

Políticos olímpicos

Un corte en la semana - Escribe: Julio Aiub Morales

 Nuevamente los Juegos Olímpicos han sido el escenario para que los atletas y sus países se muestren al mundo, pero esta vez varias atletas nos han dejando lecciones de profunda humanidad sobre la cuales sería oportuno reflexionar, porque antes que nada somos seres políticos, crecemos y nos relacionamos en nuestras "polis", en nuestras comunidades.

El caso más detonante fue el de la gimnasta estadounidense Simone Biles por estar en el centro de la atención de Tokio 2020. Pero la japonesa Naomi Osaka, la tenista que encendió la llama olímpica perdió ante otra jugadora que está 42 en el ranking. "Hubo mucha presión sobre mí después de todo lo ocurrido y porque los Juegos Olímpicos se juegan en Tokio. Realmente no sé cómo lidiar con esta presión" dijo. Tiene depresión desde el 2018 y fue multada antes por no dar conferencia de prensa.

Una semana antes de los Juegos, Simone le confesó al periodismo que el momento más feliz de su carrera era "con sinceridad, tal vez mi tiempo libre". Biles sacrificó una vida normal de escuela, bailes, partidos y amigos, por la agobiante búsqueda de la perfección. Igual que nuestra Fernanda Russo. Pero  Fernanda sufrió el acoso después de parte de sus seguidores que se erigen en jueces de algo que ni por asomo conocen.

Pero una de las competidoras de Fernanda en la misma categoría, la china Wang Luyao que tampoco llegó a la final recibió críticas tan duras, que la red social más grande de China, Weibo, suspendió las cuentas de 33 usuarios agresores.

También la lanzadora de bala estadounidense Raven Saunders hizo el primer gesto de protesta política cuando recibió la medalla de plata: levantó los brazos en forma de X que representa "la intersección en donde todas las personas oprimidas se encuentran". La joven afroestadounidense de 25 años, miembro LGBTI, ha hecho público que lucha contra la depresión. En el 2018 pensó en suicidarse.

Muchos deportistas sufren problemas psicológicos y hasta a veces psiquiátricos. Gracie Gold, patinadora artística estadounidense que alguna vez estuvo en la cima del estrellato olímpico, que en el 2014 exhibía una personalidad avasallante, entró en caída libre y recién en el 2018 pudo confesar su depresión. El nadador olímpico Michael Phelps también la sufrió.

La postergación de las Olimpiadas por un año y medio casi impactó de lleno en la preparación de estos jóvenes -y no tanto- que no sólo se ven sobre exigidos por sí mismos sino también y fundamentalmente por el entorno: la familia, los amigos, las autoridades, la bandera, el país, etc etc.

El equipo de dobles mixtos de tenis de mesa de China se disculpó entre lágrimas en los Juegos Olímpicos por ganar una medalla de plata. De inmediato en la red social china aparecieron mensajes acusándolos de haber "fallado a la nación". También la pareja de China de bádminton fue atacada a través de internet cuando perdieron su final ante Taiwán.¡Antipatriotas! les enrostraron.

A pesar de haber ganado la medalla de oro, la tiradora china Yang Qian fue agredida en las redes sociales por usuarios que encontraron una vieja fotografía de la deportista con zapatillas Nike. "Eres china, ¿por qué usas Nike? ¿No deberías liderar el camino para boicotear a Nike?" le escribió un fanático admirador entre otros muchos mensajes belicosos.

"Yo amo mi país y no lo traicioné", dijo la velocista bielorrusa Kristina Timanovskaya cuando se enteró que debía volver a su país en medio de la competencia porque sus críticas a los entrenadores fue tomada como una traición a su país. Ahora ella y su esposo tienen asilo político en Polonia y el Comité Olímpico Internacional le pidió explicaciones a su par de Bielorrusia, dirigido por el hijo del presidente del país.

En este punto me asalta la duda sobre si nuestros políticos tienen algún paralelismo con los deportistas de alto rendimiento. Sufren presiones obviamente, pero ¿hasta qué punto? ¿qué prueba deben rendir? además de ganar elecciones o tener la dicha de ser amigo de la jefa o del jefe para ser ungido con algún cargo bien remunerado. Cargo para el cual muy probablemente jamás han estudiado (general y últimamente no estudian casi nada. Estudio en el sentido de recibirse).

Reciben agresiones en las redes sociales, es cierto. Pero eso no les impide competir en la carrera de obstáculos para llegar al puesto anhelado. Y una vez que están allí, saben que seguirán recibiendo mensajes duros. Pero nuestros políticos olímpicos ya tienen el cerebro, el corazón y los músculos acostumbrados. Tan duros como su cabeza.

También son especialistas en especulación. Cuando están en un puesto y el próximo no rinde económica y políticamente como el actual, jamás darán el salto. Es lo que pasa para estas elecciones provinciales: nadie quiere ser candidato. El político olímpico descansa.

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