Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Cultura Arte

Creatividad multidimensional

"Núcleo. Derivación de lo absoluto" fue la muestra que abordó como conceptos esenciales, entre tantos otros que se afianzan en cada muestra de Carina Fabaro.

Por Fernando Viano

La obra de la artista plástica y escultora Carina Fabaro no cabe en una única dimensión exacta. Muy por el contrario, habita en múltiples dimensiones, lo que le permite transmutar en su hacer hacia un constante cambio que, sin embargo, no hace que su producción se disipe, sino que vaya dejando marcas, huellas, señales indelebles para una tarea en la que la creatividad resulta infinita. 

Su creatividad, en rigor de verdad, es la que sostiene una construcción que va mucho más allá de la obra de arte en sí, mucho más allá incluso de lo que se expone en un espacio determinado, porque el eje en la obra de Fabaro sigue siendo la búsqueda constante del centro, del núcleo, la parte principal, fundamental o más importante en ese perseguir el todo que habita en la suma de las partes. Y de las partes, la artista siempre termina por entregar un todo.

Así fue como quedó demostrado una vez más el inagotable ingenio de una artista que, paso tras paso, va ocupando merecidos lugares no sólo en lo simbólico, sino también en lo concreto de otra exposición que, en el marco de la 20° Feria del Libro de La Rioja, se pudo apreciar en el Espacio de Arte Contemporáneo situado en el Paseo Cultural Castro Barros, entre el 16 y 30 de julio pasados. 

"Núcleo. Derivación de lo absoluto" fue la muestra que abordó como conceptos esenciales, entre tantos otros que se afianzan en cada muestra de Fabaro, las composiciones abstractas concéntricas que se expanden y cobran dimensiones magnánimas desde el color, el movimiento y la forma a través de la realidad aumentada, concepto sobre el que viene trabajando con la misma intensidad con que pone en evidencia su amor y pasión por el arte.  

Ingresar a la muestra de Fabaro podía igualarse, exactamente, con entrar a otra de sus tantas dimensiones artísticas en las que se embarca, sin importar ya que se trate de una escultura de grandes proporciones, o que tenga que ver con lo minúsculo de una abstracción que lejos está de aferrarse a lo abstracto, sino a dar sustento a un entramado que nace desde el epicentro mismo de los espacios profundos, para anclar conceptos multiversales (palabra tan intangible y de moda en estos tiempos, pero definitivamente tangible en el observar la propuesta de la artista) en las formas y los colores.

Sorprende siempre la propuesta de Carina Fabaro. Y lo hace no sólo desde lo conceptual como en tantas otras muestras, sino también desde los elementos, desde los materiales de los que se vale, como si se tratara de un juego (y a veces, cuenta, es un juego), para dar rienda suelta a una estructura que sugiere y que viene a corroborar una vez más que en su devenir artístico la inspiración puede surgir de donde uno menos lo espera (desechos de impresoras 3D, por ejemplo, en este caso). Pero además, y en lo que tiene que ver específicamente con la manera de concebir su obra, con esa particular capacidad de captar con igual sensibilidad que solvencia todo aquello que no se puede ver a simple vista, tal como ocurrió con las estructuras moleculares sobre las que se sustentó "Núcleo. Derivación de lo absoluto". 

Allí radica, precisamente, esa infinita creatividad que la define, entre otras cuestiones, como una referente ineludible que pone en debate permanente el sentido de la interdisciplinariedad dentro del ámbito del arte, acercándose siempre en un máximo posible a las instancias de experimentación e innovación que sacuden los sentidos del eventual espectador que ingresa de manera ineludible en una experiencia interactiva y movilizadora, lo que equivale a decir, en suma, que ingresa de manera igualmente inevitable a una de las múltiples dimensiones por las que transitan la creatividad infinita y la obra de Carina Fabaro.

Comentarios

Últimas noticias

Te puede interesar

Teclas de acceso