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Cultura Entrevista

Hermes Quintana: un artista de lo esencial

Hermes Quintana recibió un merecido homenaje en vida, y el reconocimiento de una provincia, que pone en valor la mirada artística que dejará en su paso por esta tierra: el de un incansable artista, visionario e innovador que guardó la primera historia fílmica de Chilecito.

Por Sara González

Remitirse en el tiempo de memorias lejanas con Don Hermes Quintana, es adentrarse en el alma viviente de un creador y visionario privilegiado, es un honor del presente mirar a los ojos del hombre que ha construido un valor icónico e histórico para Chilecito, en una serie de filmaciones que guardan el latido de un pueblo. En el marco del homenaje a Don Hermes Quintana, se llevó a cabo la proyección fílmica de sus películas. Sucedió el pasado jueves 4 del corriente mes, en la sala de cine ubicada en el Centro Cultural y Shopping Vieja Terminal, en la ciudad de Chilecito.

La puesta en valor de este material fílmico que fuera realizado por el artista plástico, estuvo a cargo del cineasta Hernán Ocampo, quien trabajó junto a Hermes brindándose de lleno a la tarea de recuperación y digitalización de las películas, dándoles un valor histórico, cultural como patrimonio de la historia riojana. En ellas quedaron imágenes de lugares, generaciones pasadas, tradiciones y fiestas, en un ensamble perfecto entre paisajes montañosos, resguardando la identidad de una Rioja virgen en cuestión de documentales, ya que Hermes es el primer hombre en dejar constancia de aquel pasado, traído a la actualidad gracias a una tecnología puesta al servicio de la historia, bajo el programa Cultural de Dirección de Cine del Ministerio de Turismo y Cultura provincial.

Se hicieron presentes en el emotivo acto, Hebe Estrabou, directora de cine del Ministerio de Turismo y Cultura, el ministro de Turismo y Culturas, Gustavo Luna, Matías Vaca, secretario de Turismo de Chilecito, el equipo técnico del Ministerio y el Municipio, junto a la presencia especial de algunos personajes que aparecen en las cintas, y el público en general. Se disfrutó de un momento sencillo, pero sustraído del tiempo en esas cintas que género en todos los espectadores una conmoción sutil y delicada, al presenciar un momento de gran valor sociocultural.

El Ministro Luna hizo entrega de la placa, en reconocimiento al trabajo silencioso del artista, a favor de convalidar para las generaciones actuales, y las que vendrán, un capítulo de la historia Chileciteña, con autoría propia, que trascendió en el tiempo y se instala en un lugar de prestigio cultural. Un factor fundamental para Hermes es dejar constancia de las raíces, tradiciones, historias de un pueblo pasado que construyó y fundó parte esencial del presente. Dándole continuidad, sus films documentados son el trabajo de un cineasta por mérito propio y serán eternos testigos del arte innato de este hombre con talento desmesurado, que en un tiempo impensado, en tierras desprovistas de confort citadinas y tecnología de avanzada, hizo posible a través de su entrega, innovación y visión, audaz en sus andanzas para lograr captar estas imágenes con su cámara, aquellas que eran cintas utilizadas del derecho y el revés, dueño de un ingenio que le dio sustento creativo constantemente.

Su trabajo comprometido y amplio, como el de las maestras rurales que se inmortalizaron en su lente, lo cotidiano y popular de la vida en los pueblos de montaña. Momentos festivos con colores y música de antaño, que aún hoy adornan la vida riojana, quedaran atesorados y al alcance de quienes busquen volver el tiempo atrás.

El conmovedor momento fue coronado con aplausos, y el reconocimiento homenajeando en vida al hombre que es dueño de una juventud intacta en el alma. Un baluarte en sí mismo para la cultura, Hermes Quintana es el primero en documentar La Rioja en sus films, para la posteridad, como un lazo entrañable entre el pasado y el futuro.

La tarde fría invitaba una taza de café. Don Hermes Quintana llega con el andar aun inquieto y seguro, como si su joven interior todavía buscara llevar a cabo otra obra inmediata. Tiene un saludo amistoso, una voz tranquila y una memoria lúcida, como hojas nuevas de un libro a punto de leerse. Es dueño de la belleza que traen los años pintados en su blanco cabello, dibujando líneas tiernas sobre su piel, evocando sabiduría en sus palabras, con la conciencia de sentirse un privilegiado por gozar de una vida plena. Noventa y tres años preceden su historia, rica en anécdotas, donde guarda cada detalle como tesoros en cajas individuales, y los saca a relucir ante mi oído presto a compartir una tarde bañada de sol. Antes de ingresar al hogar que comparte hace más de 65 años con su esposa Armonía Arana, una mujer bella y amorosa.

En el lugar se encuentra su galería personal con sus obras en exposición, la luz hace honor a un pincel que nació en sus manos sin necesidad de encontrar el camino en los grandes títulos, ni en la formación académica. Un bendecido se podría decir, tocado con el don, a la altura de grandes pintores mundiales. Don Hermes responde a mi elogio cautivado por tanta belleza plasmada en esas pinturas: "El arte no se puede intervenir, nace con uno y todo está listo para ser pintado, no se puede improvisar." Armonía extiende un mantel labrado de inmaculada limpieza, el artista toma una serie de fotografías entre sus manos, y comenzamos esta placentera charla.

Hermes Quintana nació en Córdoba en el año 1929, en el seno de una familia con orígenes españoles, entre varios hermanos que llegaron casi con un año de diferencia uno del otro. Fue el único miembro de una gran Familia, que nació con el don del arte plástico entre sus manos. Se instaló en Chilecito con 20 años, junto a la familia de su novia, Armonía; se casaron tiempo más tarde y tuvieron tres hijos, de los cuales una de ellas ha heredado el talento artístico de su padre. Se dedicó a su oficio de relojero, el cual le permitía sostener económicamente a su familia.

"Nunca viví del arte, siempre fue imposible, cuando me compré la primera cámara, tenía unos 38 años, previo a un viaje a Estados Unidos, donde visitamos familiares, y cuando volví, un amigo entusiasmando me ayudó a dar formas a nuestras primeras películas, aunque todo lo que grabamos eran realmente malo. De a poco fuimos encontrando la forma de hacerlo diferente. También tomaba fotografías sociales, y en las escuelas, pero nadie las compraba, solo pasaban por mi local, a observarlas, y al mínimo descuido un chango se llevaba una foto. Así que desistí rápidamente de eso. Sin embargo, continué haciendo pinturas, y viajando por toda la provincia, buscando inmortalizar momentos en mis películas siempre con un grupo de amigos, así empecé a incursionar en el cine, como me dicen, a ser cineasta…"

Sonríe levemente y me mira a los ojos, conecta su mirada, al mismo tiempo que se adentra en sus recuerdos.

¿DESDE QUÉ EDAD RECUERDA HABER EMPEZADOA DIBUJAR O PINTAR?

Recuerdo que desde mis 6 años me quedaba en un rincón copiando dibujos del diario, dibujando lo que veía, eso que captara mi atención, así que para mí la pintura está incorporada a mi vida desde que tengo uso de razón. Y hasta el día de hoy continúo pintando, es parte esencial de mi vida.

Tiene en su haber alrededor de 250 cuadros, diseminados en su hogar y su galería privada, donde conserva un cuadro en particular, pintado a los 19 años, en una tonalidad completamente verde. Me pide que tome una fotografía de esa obra, imagino que guarda una historia en su memoria… no pregunto, hay secretos que indudablemente se quedarán en su pincel.

"Hay obras que las fui copiando de imágenes, otras como lo es el último cuadro que pinté hace un mes, de un personaje histórico, Pancho. Lo obsequié a sus familiares. Este cuadro lo pinté con el zonda como protagonista, la muerte prevalece a su paso", explica con dinamismo el significado de sus obras, no pierde el encanto entre sus palabras y las pinturas. El es una ilusión perfecta de una leyenda viva.

¿ACTUALMENTE SIGUE PINTANDO?

¡Es inevitable para mí! Cuando leo un cuadro pintado, dibujado, descripto con palabras, por algún escritor, o historiador, yo imagino darle vida en mis pinturas, y así nace una forma diferente de contar aquello que sucedió.

Don Hermes no tiene un solo atisbo de cansancio en sus modos, piensa en la próxima pintura, como si todavía le faltaran muchos por plasmar.

"Sé que gozamos de una vida con privilegios, viajamos por nuestros propios medios por Europa, Rusia. Pinté en España e Italia, sin embargo, haber estado en esos lugares, no me dio nuevas inspiraciones, fueron momentos que conservo. Disfrutaba más de los lugares y la gente, no estaba dedicado a pintar ahí. Siempre trabajamos para gozar de una estabilidad familiar, reflexiona con total honestidad, de la misma forma en la que manifiesta sus ideas, sus pequeñas decepciones sociales, políticas, que no tuvieron poder para impedir que su pluma incasable bailara sobre el lienzo.

Armonía, quien es parte activa del diálogo, en el que interviene con sus toques femeninos y la complicidad a flor de piel, comparte la historia de Hermes, desde su compañía incondicional, dedicada al hogar, los hijos y la relojería que también administraban juntos, fue una mujer que supo darle a ese hombre todo lo que necesito para ser el artista y artífice de todo lo que construyó y dirigió, desde una cúpula cultural en Chilecito, fue electo Presidente del Museo por tres mandatos consecutivos, y se desempeñó notablemente en todo lo que lideró.

¿TUVO ALGÚN SUEÑO PENDIENTE ARMONÍA,A LO LARGO DE SU VIDA?

Me hubiera gustado ser escritora, pero alguien tenía que permanecer en el núcleo familiar, escribí algunas poesías, y una de ellas fue publicada, sorpresivamente para mí, en complicidad con Hermes y su amigo escritor, publicaron una poesía que describía un cuadro de Famatina, que Hermes pintó, y fue una grata sorpresa para mí encontrar esa poesía en el libro.

Armonía y Hermes son un ejemplo del tiempo bien vivido, de la magia que el amor encierra, de lo que hace una historia proyectada y lograda juntos. El amor ha sabido subsanar todos los pendientes, desde los lugares más sanos que los han consolidado juntos. Disfrutan hoy de los reconocimientos, y el valor que La Rioja empieza a brindarle al desempeño artístico, cultural, que Don Hermes fue dejando con huella firme. Sus pinturas gozan de un prestigio un tanto íntimo en el mundo del arte reconocido a nivel nacional, y provincial.

Realizó exposiciones en el Congreso de la Nación, en museos de diferentes lugares del país. El Centro cultural Gonzaleano lleva una sala con su nombre "Hermes Quintana" el nombre es su carta de presentación, reza una historia reconocida por sus pares, y en el cariño expresado por quienes han gozado y disfrutan de una cercanía con este gran personaje.

Diferente, sincero, fresco, trasparente, especial, muy especial, con la misma sensibilidad que sus pinceles dejan imágenes, colores, historias, subyacen a su tesoro artístico generaciones enteras, que harán de Hermes Quintana un ser inmortalizado en su enorme total completitud, desde el trabajo fílmico, las fotografías que guardan bellezas, alegrías y tristezas pasadas.

Una nueva generación está recibiendo en el seno social de Chilecito al maestro que eligió redimir bajo sus habilidades y talento un cielo riojano, sobre montañas inmensas, majestuosas, rindió tributo a este lugar desde todos los aspectos de su vida. Estar con un baluarte así, significa dejarse envolver por anécdotas de una riqueza compleja, lo precede y describe, lo delatan en el amparo de una memoria intacta, que permiten unir un pasado cuidadosamente construido, con un presente reconocido y admirado, en la misma mirada que este hombre sentado frente a mí acaricia mis sentidos mimetizados con su vida.

Maestro y erudito Hermes Quintana, no debería el ocaso de la vida reclamar un solo instante su enorme alma, un ser entregado a revalorizar al riojano desde el centro de sus montañas, hasta las caricias visuales de cada obra maestra.

FAMATINA, CUMBRE DE LA RIOJA

(Un regalo de Armonía, que merece un especial recuerdo eterno)

Recostado en la inmensidad…

Invadido de color, de lejanía

Transpones el umbral del infinito

Enfrentando tu altura cada día.

Recortas de nuestro valle el paisaje

Y conformas con tu estampa colosal

La belleza distinta de La Rioja

Callada, agreste, colorida, ideal.

Escarpadas laderas y quebradas

Lucen del arco iris su matiz

De intenso azul, purpura, y ocre

De ámbar, verde y cambiante Gris.

En las tardes luminosas del estío

Cuando parte hacia el ocaso el sol

Surge un poema en la nevada cumbre

De azul, de bruma, nieve y arrebol.

Armonía Arana

CHILECITO HERMES QUINTANA LA RIOJA

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