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Cultura

Vicente Almandos Almonacid, El Condor Riojano

La historia de Vicente Almandos Almonacid en detalle, desde la óptica de un historiador
Federico G. Bordese

Por Federico G. Bordese

El 24 de setiembre de 1882 había nacido Vicente Almandos Almonacid en Anguinán, La Rioja; De niño fue llevado a Buenos Aires y aunque sus notas fueron bastante irregulares, su inteligencia y pasiones le llevaron a ser un experto en agrimensura, realizando trabajos en el sur del país. No obstante, el destino le tenía asignado otros rumbos, por entonces la aeronáutica recién estaba avanzando con pasos seguros en la Argentina.

Años después, el 8 de diciembre de 1910, Córdoba había visto por vez primera volar un aeroplano, comandado por Bartolomé Cattáneo; Esto le motivó a experimentar, construyendo un extraño avión... Lo llamó "aeromóvil". En 1913, Raúl E. Goubart -que al año siguiente sería el segundo piloto que cumpliría un raid entre Buenos Aires y nuestra Capital- hizo con aquella máquina algunas pruebas, pero no creyó que este avión pudiera tener aceptación para su industrialización. Almonacid no se sintió desmotivado y aun así viajó a Francia pues quería aprender a volar presentándose como voluntario. El reconocido francés Henri Farman le enseñó lecciones y, el 3 de octubre de 1913, el Aero Club de Francia le daba el brevet (diploma) de aviador, diploma.

Cuando se inicia la Primera Guerra Mundial, el joven argentino se enrola en la Legión Extranjera, siendo destinado a la escuadrilla Farman, ubicada en Poperinghe, en Bélgica, destacándose por su valentía y audaces vuelos, muchos de ellos realizados durante la noche. Sus reconocimientos aéreos de campos enemigos, aun sufriendo el asedio del fuego, mientras él arrojaba bombas, fueron de enorme valentía. Se le confió el mando de un grupo de aviones, en misiones arriesgadas, al finalizar el 11 de noviembre de 1918, ya convertido en héroe. Almonacid desfiló bajo el Arco de Triunfo, en París con el ejército vencedor. Sus actuaciones sirvieron para tratar páginas periodísticas y cuando retorna a su patria, el recibimiento por parte del gobierno fue vociferada y, el 6 de setiembre de 1919, se le paseó en medio de una marejada de aplausos por las calles de Buenos Aires. Días más tarde, el Congreso de la Nación votaba una ley mediante la cual era incorporado al Ejército Argentino, con el mismo grado de capitán otorgado por las autoridades de Francia.

El diputado Julio A. Costa, autor del proyecto para incorporarlo en el ejército, dio una entusiasta oratoria poco antes finalizada Primera Guerra Mundial: "se derrumbaba del aire con un ala de su avión rota, en la que estaba pintando el sol de nuestra bandera, acaso nuestro Gran Capitán, en Boulogne Sur Mer, habrá sentido conmover su alma de bronce y salirse de la vaina su sable de granadero". La figura del riojano que en aquellos días provocaba el comentario admirativo de los argentinos, era la del héroe.

Posteriormente irá a Jesús María donde se encontraba temporalmente, la educadora maestra Rosario Vera Peñaloza quien redactó en un diario de Córdoba, unas conmovedoras palabras sobre su personalidad llamándole "príncipe de leyenda".

En marzo de 1920 levantó vuelo en Los Tamarindos, en Mendoza, descendiendo en la playa de Vergara, cercana a Viña del Mar; El cruce de la cordillera andina lo había realizado casi todo de noche, esta gran proeza le hizo estar nuevamente en los diarios y los aplausos no se hicieron esperar, así el periodista y político Belisario Roldán comentó: "denominado las crestas, cuyas nieves debieron adquirir para el viajero la vaguedad de sudarios flotantes al verle blanquear entre la negrura desde la eminencia de su osadía".

Mientras la aviación del país avanzaba, Francia quiso abrir la ruta aérea con nuestro país requiriendo la colaboración de Almonacid influyó su aceptación a "la fundación de una compañía Argentina que, con elementos nacionales, organizara la aviación comercial Argentina". Y así, el 5 de setiembre de 1927 se fundó la Aeroposta Argentina S.A. En dichos papeles firmadas por entidades, se reconoce a la "Scieté Franco Sud Americaine des Travaux Public" y al señor Vicente Almandos Almonacid, el carácter de iniciadores y fundadores de la compañía por entonces el piloto argentino ya era conocido como el "Cóndor Riojano".

Otras actividades

Entregado a la aviación comercial argentina, decidió fundar el Instituto Aeronáutico Argentino el 4 de julio de 1926, además de impulsar otras compañías, realizando vuelos por el país, estableció el correo aéreo entre Buenos Aires y Asunción del Paraguay, con la Aeroposta Argentina, hizo lo mismo con otros países limítrofes. Dicho en otras palabras, aquel riojano fundó las bases definitivas de la aviación comercial en nuestro país. Y cuando sucede el conflicto bélico entre Paraguay y Bolivia, en 1932, Vicente A. Almonacid ofrece sus servicios al gobierno guaraní y por ello le designan para organizar el Comando del Arma Aérea de aquel país; Al trasladarse a Asunción fue recibido con muestras de exaltación por el pueblo y gobierno. Sin titubear creó la Dirección General de Aeronáutica y la de Material y Suministros, adiestrando asimismo a pilotos en tiempos de guerra hasta el término de la contienda.

Sus actuaciones y obras fueron prolíficas e hizo progresar a la República Argentina, además de sus hazañas en los cielos europeos y americanos; Sólo tuvo su merecido descanso cuando el "Cóndor Riojano" emprendió su vuelo, el 16 de noviembre de 1953 siendo sepultado en el cementerio de Olivos.

Por sus múltiples reconocimientos a la Patria Argentina, el aeropuerto de La Rioja se lo denominó "Capitán Vicente Almandos Almonacid" por disposición del Comando en jefe de la Fuerza Aérea, el 24 de agosto de 1972.

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