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Opinión GUERRA DE MALVINAS. POR JUAN LUIS GALLARDO

El enigma del “Invincible”

El ataque al portaviones inglés es uno de los pocos hechos vinculados con la guerra que no es reconocido por las partes enfrentadas.
Juan Luis Gallardo

Por Juan Luis Gallardo

Un enigma forma parte de la Guerra de Malvinas, la única contienda internacional librada por la Argentina a lo largo del siglo XX. Constituye uno de los pocos hechos vinculados con ella que, actualmente, no sean perfectamente conocidos y reconocidos por las partes enfrentadas. Más aún: acaso sea el único respecto al cual se mantengan posiciones diametralmente opuestas entre la Argentina y Gran Bretaña. Consiste el mismo en el resultado del ataque llevado a cabo por aviones argentinos contra el portaviones Invincible, exitoso según algunos de los pilotos que lo llevaron a cabo, fallido según los británicos.­

Con el paso del tiempo se han ido conociendo detalles relativos al caso y, sin pretender aportar datos inéditos a su respecto, me pareció importante recoger, organizar e interpretar la información existente pues, a mi modo de ver, es suficiente para echar luz sobre el misterio.

Empecemos por recordar sucintamente cómo se realizó el ataque. Que efectuaron dos aviones Super Etendard de la Aviación Naval, tripulados por el capitán de corbeta Alejandro Francisco y el teniente de navío Luis Collavino, quienes portaban el último misil Exocet con que contaba la Armada. A esos dos aparatos los acompañaron cuatro Douglas A4C de la Fuerza Aérea, a cargo de los primeros tenientes Ernesto Rubén Ureta, José Vázquez, Omar Jesús Castillo y el alférez Gerardo Guillermo Isaac. Dos Hércules KC 130, también de la Fuerza Aérea, se encargaron de reabastecer en dos oportunidades a las máquinas. Que, el domingo 30 de mayo a mediodía, despegaron de Río Grande para, dando un largo rodeo, caer desde el sur-este sobre el portaviones, cuya presencia se había establecido en base al rastreo de comunicaciones radiales.

Enganchado un buque grande por los radares de la escuadrilla, a unas 24 millas náuticas del blanco fue disparado el Exocet y los Super Etendard emprendieron la vuelta. Los A4C prosiguieron tras el misil, observaron al buque envuelto en humo y recibieron fuego de las defensas de éste, siendo derribados los aparatos de Vázquez y Castillo. Ureta e Isaac continuaron el ataque, disparando sus cañones y arrojando sus bombas de 250 kilos sobre el objetivo. Después, mediante un viraje cerrado, iniciaron la retirada. Cumplida la misión y oportunamente reabastecidos, los aviones que no habían sido abatidos regresaron a Río Grande, siendo recibidos con entusiasmo. Vázquez y Castillo se incorporaron a la brillante legión de soldados argentinos que dieron la vida por su patria. Ureta e Isaac jamás abrigaron dudas en cuanto a que la nave atacada fuera el Invincible.­

Hasta aquí los hechos. Respecto a los cuales los ingleses niegan que el blanco alcanzado fuera el portaviones, agregando que pudo tratarse de los restos humeantes del Atlantic Conveyor, alcanzado días antes por dos Exocet, o de la fragata Avenger que dicen andaba por allí y que repelió la agresión.

Lo cierto es que, a partir de esa operación, disminuyeron los vuelos de aviones británicos y que, concluida la guerra, el Invincible no volvió a Inglaterra con el resto de la flota sino que lo hizo meses después, el 17 de septiembre de 1982, mostrando un sector recién pintado y sin que se informara dónde estuvo mientras tanto. ­

Un puntito rojo en el mapa­­

Con motivo de la exploración petrolera realizada por Gran Bretaña en el fondo del mar que rodea las Islas Malvinas, la compañía adjudicataria pidió a las autoridades un mapa detallado donde figuraran los buques hundidos en la zona, a fin de no operar sobre los llamados cementerios de guerra. El mapa suministrado por los ingleses incluyó los barcos echados a pique en la batalla naval de las Malvinas, durante la guerra del 14, y los hundidos en 1982. Señalados todos con un puntito rojo, el nombre del buque y la fecha en que fue enviado al fondo del océano. ­

Hasta aquí, todo aparece como muy razonable y congruente. Pero lo que no es razonable ni congruente es que, en el mapa, figura un puntito rojo sin el nombre del barco respectivo ni la fecha en que se hundió. Y ocurre que la ubicación de ese puntito rojo, desprovisto de todo dato, coincide con el lugar donde fue atacado el portaviones Invincible en mayo del 82.­

Si bien la referencia que acabo de mencionar resulta harto sugestiva, queda en pie una grave dificultad. Pues, aunque con retraso y recién pintado, el portaviones habría entrado finalmente a Portsmouth en septiembre de 1982. Cosa que indicaría que, al fin de cuentas, no fue hundido en el mes de mayo.­

Planteada esta duda, duda capital por cierto, alguien me suministró la información siguiente, que contribuiría a despejarla: el Invincible tenía un portaviones mellizo. Más aún, tenía dos portaviones mellizos. Que se llamaban Illustrious y Ark Royal. Alguno de los cuales pudo entrar a puerto haciéndose pasar por aquél.­

Sin embargo, todavía subsistiría una objeción atendible, que me fue formulada más de una vez: parece materialmente imposible que, a lo largo de tres décadas, los numerosos tripulantes que se hallaban a bordo del Invincible cuando el ataque hayan guardado silencio, manteniéndolo en secreto. Por muchas que hayan sido las indicaciones recibidas para no hablar, cuesta creer -me dicen- que se las respetara durante tanto tiempo.

Respondo a la objeción: no todos los tripulantes guardaron secreto. El que primero habló fue un enfermero transexual del portaviones llamado Brian Cash quien, después de terminada la guerra, optó por llamarse Lynda Cash y que, según informó el diario Clarín del 20/11/2002, aseguró haber sufrido un trauma por haber tenido que tratar “terribles heridas’’ en el departamento de enfermería del Invincible, debido a los feroces ataques de los aviones argentinos durante los días del conflicto.

Pero no es el del travestido Cash el único testimonio proveniente del lado británico que confirma la eficacia del ataque al portaviones. En efecto, Leandro Fernández Vivas escribió en la revista Políticamente Incorrecto de marzo-abril 2012: ...en una entrevista televisiva el Príncipe Andrés, Duque de York, habló del momento en que el barco estuvo bajo ataque. Recuerdo momentos de hilaridad (dijo). Estábamos bajo ataque de misiles y un día un amigo y yo estábamos tratando de terminar el `cubo Rubik’. Y cuando tuvo lugar el ataque del misil, lo completamos. Nos ordenaron que nos acostemos sobre cubierta, nos pusimos a cubierto con el cubo terminado entre nosotros.­

Si de testigos se trata, el príncipe Andrés resulta, sin duda, un testigo calificado.­

Los británicos han establecido un plazo de 90 años para franquear el acceso a determinadas informaciones vinculadas con la Guerra de Malvinas. De modo que, seguramente, aun habrá que esperar hasta que admitan las consecuencias del ataque llevado a cabo el 30 de mayo del 1982. Por mi parte, reunidos y armonizados los elementos de juicio que anteceden, considero que el enigma del Invincible ha dejado de serlo.

VOCES

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