Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Opinión

El populismo daña a la democracia.

Se ha puesto de moda calificar de “populista” a todo lo que no nos gusta, una clasificación cómoda que nos ahorra pensar en las diferencias. Pero sí, el populismo existe y daña severamente al juego democrático, por eso hay que intentar comprender este fenómeno que no tiene nada de moderno ni actual.
Dr. Ricardo López Göttig

Por Dr. Ricardo López Göttig

El populismo es una técnica de la lucha política que, precisamente, se perpetúa en ese combate como un fin en sí mismo, que puede variar en sus consignas ideológicas. En el llano de la oposición, buscará confrontar con todos, descalificando a los otros actores de la vida política con injurias y agravios, intentando mostrarse como la única alternativa válida y legítima. En el gobierno, se perpetúa en un combate constante contra fuerzas reales o imaginarias –poco importa-, porque su técnica para llegar al poder se transforma en un fin en sí mismo, sin pretender terminar alguna vez con esa gesta a la que intenta teñir de épica.

Esto hace que una parte de la población, minoritaria y fanatizada, se hiperpolitice y sólo se dedique a la discusión de esa agenda populista: confrontando, agrediendo, nunca escuchando razones ni argumentos, provocando hasta el hartazgo. Una gran mayoría de la ciudadanía se aleja de estas discusiones estériles, en las que hay nula preocupación por los problemas reales, ya que suelen “debatirse” cuestiones que nada tienen que ver con las necesidades cotidianas. Así, una parte se politiza hasta extremos delirantes, y una mayoría abrumadora se desentiende de escenificaciones de pugilato que le resultan ajenas y artificiales.

La democracia queda dañada, porque debería ser diálogo civilizado entre diferentes, en el marco del respeto estricto de la Constitución y las leyes. El voto debería ser la consecuencia y no la única instancia de este juego de posiciones, un largo proceso en el que se expongan ideas, programas, trayectorias, logros. ¿Tan difícil es emprender este camino? Cuando los actores políticos relevantes se empeñan en provocar estas peleas artificiales e irrelevantes, otros deberían reemplazarlos en la consideración pública para mejorar nuestra calidad de vida. Llegando a los cuarenta años de vida constitucional y democrática ininterrumpida, nos merecemos debates de calidad, precisión y profundidad sobre nuestros grandes problemas sociales, económicos y cívicos.

POLITICA

Comentarios

Últimas noticias

Te puede interesar

Teclas de acceso