Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Opinión VOCES.

La estrella del turismo que no siempre se premia, pero se recuerda

El turismo ha tenido un fortísimo impulso, motivado por la necesidad de distracción y entretenimiento. Pero en este nuevo resurgir quiero aludir a la gran importancia del servicio.
Alejandro Gianolini

Por Alejandro Gianolini

El turismo y sus actividades, al igual que la vida misma, han tenido muchas subidas y bajadas a lo largo de su existencia. A diferencia de otras especialidades se desarrolla en un ámbito de esparcimiento, ocio y recreación, es el “escape de la realidad”. Es maravilloso realmente atrapante que en él sucedan cosas que te llenan el alma, desde el deleite de los paisajes en un viaje hasta las anécdotas más impensadas y los momentos más maravillosos que uno puede compartir y tener.

Luego de dos fatídicos años de pandemia en los cuales muchos de nosotros no pensábamos que fuésemos a estar encerrados tanto tiempo, ni vivenciar algo de tal magnitud, el turismo ha tenido nuevamente un nuevo resurgir, contra todo pronóstico, ya que las condiciones económicas a nivel nacional y global no eran, ni son las mejores.

La actividad ha tenido un fortísimo impulso, motivado por la necesidad de distracción y entretenimiento de las personas luego de las estrictas restricciones, como también por las facilidades comerciales de viajar en cuotas, el fomento estatal de la actividad en temporadas bajas a fin de lograr el desarrollo de las economías regionales.

En particular, en nuestro caso, por la formidable geografía de la Argentina que permite pasar sin barreras de las playas a las montañas, del altiplano jujeño a la Patagonia y, de la naturaleza plana hasta la vorágine de la ciudad.

En este nuevo resurgir quiero aludir a la gran importancia del servicio. Ese que se convirtió en un valor agregado, fundamental y estrella principal que no siempre se premia pero que siempre se recuerda.

No escribo en base a teorías únicamente, he vivido y trabajado un tiempo en el exterior, además de recientes viajes que realice por estudio y placer me ha permitido ser testigo de esa asombrosa ebullición de personas que buscan esa excitante aventura que implica traslados, alojamientos, descanso, descubrimiento de nuevos lugares o actividades culturales, todo lo cual determina una dura competencia entre las empresas del rubro para lograr la fidelización de los clientes.

Es por eso que destaco, comparo y valido una de las actividades que constituye a mi entender “el corazón mismo del turismo”: la prestación de un buen servicio al cliente, donde siempre se debería hacer hincapié.

Este factor, que no puede reemplazarse con tecnología ni robots, será determinante en la futura elección o permanencia de un prestador de servicios turísticos. Implicaría que, prestadores y empleados, mantenga una comunicación adecuada con el cliente, amabilidad, respeto, empatía, cordialidad, limpieza y satisfacción de todas las necesidades del visitante, aunque hoy en día es algo que parece tan lógico, muchos carecen de esto impidiendo que la vivencia no sea la deseada.

Para ello se debe conocer las motivaciones del cliente, cumplir con sus expectativas muchas veces emocionales, consultar al mismo sobre los servicios prestados, saber escuchar y pedir disculpas, además de, poner a su alcance medios para conocer su grado de satisfacción o propuestas de mejoramiento del servicio.

El turismo es un conjunto de eslabones y en esa cadena la vocación de servicio es primordial, no importa si las cosas no salen como lo esperamos, con intentar brindar la mejor experiencia, alcanza. Podemos equivocarnos, pero saberlo remediar y buscar la mejor solución es darle valor a lo que estamos haciendo.

No viajamos para escapar de la vida, sino para que la vida no se nos escape.

*Docente Auxiliar de la Licenciatura en Turismo y Hotelería de UADE.

VOCES

Comentarios

Últimas noticias

Te puede interesar

Teclas de acceso