Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Opinión VOCES. POR MARIANO KESTELBOIM

La integración latinoamericana y el récord de exportaciones

La pandemia COVID-19 y posteriormente la guerra en Ucrania tuvieron un impacto devastador sobre la vida de las personas y, en particular, sobre la actividad económica global. No obstante, podemos mostrarnos optimistas respecto del potencial de nuestro país para recuperarse.
Mariano Kestelboim

Por Mariano Kestelboim

El crecimiento de las exportaciones es alentador. La Argentina exportó bienes en 2022 por 88.446 millones de dólares, según el INDEC. Si a ello le sumamos las exportaciones de servicios, las colocaciones en el exterior han superado los 100.000 millones de dólares.

El monto total de ventas de servicios en el último año aún no se conoce, pero según la última información oficial disponible de los primeros 9 meses de 2022, las exportaciones ascendieron a 10.340 millones de dólares y así el año terminaría con operaciones por más de 13.000 millones en ese concepto.

En comparación con el promedio anual del último lustro anterior a la pandemia (2015/2019), las exportaciones de bienes registraron un incremento del 47,3%, bastante por encima del incremento general de precios que, de acuerdo también

al INDEC, alcanzó el 39%.

Está dinámica es destacada en especial al considerar el muy pobre contexto de fines de 2019 de contracción productiva y comercial que acumulaba casi dos años y un endeudamiento externo extraordinario que colapsó el acceso al crédito internacional, tanto para el sector público como para las empresas de nuestro país.

Alcanzar la meta fijada del Gobierno Nacional, establecida en 2021 para 2022, luego de tantos años de estancamiento de las exportaciones es un aliciente importante particularmente porque ese crecimiento estuvo extendido a todos los rubros. Por caso, las ventas al exterior de manufacturas industriales superaron las exportaciones de 2021 en 3.148 millones de dólares. Vale decir que esas exportaciones y las de combustibles y energía explicaron el 60% del aumento de las exportaciones anuales. Este aspecto es particularmente interesante si se piensa el perfil de política económica de los acuerdos recientemente encaminados con Brasil, que tienen como uno de sus pilares preponderantes al abastecimiento de energía con miras a potenciar la industria de ese país y un intercambio más fluido y enriquecedor con nuestras cadenas de valor.

Por resultar emblemático, de tradición e incidencia clave en el MERCOSUR, podemos tomar el caso de la industria automotriz: con un valor total de exportaciones de 8.698 millones de dólares en 2022 y un crecimiento del 22,5%, la Argentina vendió al mundo un total de 322.286 vehículos, 62.999 más que en 2021 con centro en nuestra región. También pueden mencionarse los productos farmacéuticos, que llegan a su segundo mayor valor histórico; los productos químicos, con 1.100 millones de dólares de aumento y las máquinas y aparatos y materiales eléctricos por 219 millones de dólares de incremento.

Si bien el comercio exterior de la Argentina tiene un alto componente de bienes primarios, en la región contamos con una plataforma relevante de exportación de productos con mayor valor agregado en variadas industrias que generan puestos de trabajo de calidad y bien remunerados.

Entonces, cabe preguntarse cuáles son los caminos a recorrer con el objeto de propiciar las sinergias positivas que permitan transformar este impulso en tendencias duraderas relacionadas con políticas consistentes y efectivas para mejorar los intercambios a nivel regional y extrarregional, con cada vez mayor valor agregado.

Una primera respuesta, en cuanto a las posibilidades de dar preponderancia a la industria con el objeto de agregar valor y así incrementar el bienestar general de la población, la podemos encontrar en el MERCOSUR, bloque regional que posee dos herramientas clave: en primer lugar, una liberalización de aranceles intrazona que permite la movilidad de bienes, servicios y factores productivos y, en segundo término, un arancel externo común que facilita diversificar rubros de exportación y también contener y proteger industrias de los desequilibrios exógenos, en especial ante impactos no esperados como la reciente pandemia, la guerra y ahora la sequía.

Queda mejor reflejado lo expuesto cuando se observa que, entre los primeros diez productos de exportación de la Argentina hacia nuestro bloque regional, podemos encontrar cuatro que se corresponden con vehículos, autopartes o similares; pero además figuran reactores nucleares, plástico y sus manufacturas y productos de la industria química. Así, solamente el trigo y los combustibles de origen mineral son productos primarios, de inferior valor agregado, generación de empleos y distribución del ingreso que figuran entre los 10 grupos de productos más exportados.

Esto resulta destacable, toda vez que, si hacemos una comparativa, notamos que el precio por unidad de medida es de las manufacturas industriales multiplica por decenas al de los productos primarios, lo que implica que en el proceso de valorización productiva se ha volcado en la cadena la participación de más y mejor trabajo.

En cambio, si enfocamos nuestra mirada hacia las exportaciones argentinas que se dirigen hacia otros socios comerciales fuera del MERSOCUR, apreciamos que nuestros primeros diez productos de exportación son primarios, revirtiendo la tendencia antes descripta. Por ello, es esencial que nuestro país comercie más y priorice notoriamente al MERCOSUR como plataforma de inserción en el mercado internacional, ya no solamente porque resulta un bloque robusto hacia afuera sino porque evidentemente se deben potenciar las sinergias positivas que en sí mismo genera para nuestro país.

* Representante Permanente de Argentina para MERCOSUR y ALADI

VOCES

Comentarios

Últimas noticias

Te puede interesar

Teclas de acceso