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Sociedad Historia. Revisionismo de ese 20 de mayo de 1591

Aniversario de La Rioja: la Ciudad, sus inicios y el esfuerzo de sus habitantes

Comenzó con el sueño del oro y fue bien pensada por sus fundadores.

Pasaron 429 años de la fundación de la Ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja. Juan Ramírez de Velasco fundaba la Ciudad y colocaba el tronco de justicia. Pero detrás de este acto, que hoy se celebra de una manera distinta, hay varios mitos, que a lo mejor puedan ser retractados, en una especie de revisión de la historia de los riojanos. Mientras tanto, para hoy se espera un gran acontecimiento, que comenzará a las 11.00 y que durará hasta las 20.00, en un evento que pretende unir a todos los riojanos.

En este aniversario de fundación hay cosas distintas. Obviamente, los momentos que se viven dan lugar a una revisión, inclusive de nuestra propia historia. Y ante un acontecimiento de gran importancia, como lo son los 429 años de fundación de la Ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja, es necesario resaltar algunos aspectos, que con el paso del tiempo fueron cambiando. Por eso es que NUEVA RIOJA consultó al docente e historiador, Carlos Folledo sobre esos "mitos" que tuvo ese histórico 20 de mayo de 1591. 

"Primer mito es lo que se habla que Ramírez de Velasco pasó y le gustó. No fue así. Su llegada respondía a exigencias de corte político, económico, estratégico. Es decir fue una expedición a territorios nativos, pero que respondía a criterios bien definidos desde tiempo antes", aseveró Folledo.

Recordó que la Corona Española tenía el claro objetivo de ocupación del territorio latino, pero se daba bajo ciertas pautas. "La fundación de la Ciudad fue en un lugar estratégico para el control territorial. Llevaba incluido varios ítems. Se necesitaba contar con una ciudad protegida, con miras de desarrollo, líneas de comunicación internas, que sirvan para posibles movimientos económicas e inclusive para movilizar tropas de un lugar para otro, en contexto de guerra", aseveró.

"Aparte de eso estaban las ansias de crecer económicamente de todos los conquistadores. Y ahí estaba no solamente el hecho de encontrar oro, había un elemento importante: poseer la tierra y que se le pueda encomendar mano de obra nativa", aclaró.

Por ello es que llegó a la conclusión que si bien, La Rioja pudo nacer con el sueño de oro, "surgió con la agricultura y la ganadería. Es una ciudad ubicada a una distancia de San Luis, Mendoza, Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán y Copiapó. Es interesante ver las primeras actas de la ciudad. Los españoles sabían exactamente dónde estaba y a cuánta distancia estaba de sanagasta o Famatina. No se equivocaron de lugar", agregó, desterrando una vieja disputa que existió, e inclusive dividió a capitalinos y chileciteños.

No se movió y había agua

Para Folledo, hay una virtud en la Ciudad, que pocas veces sale a flote. Y es el hecho que es una de las pocas del NOA y de todo el territorio argentino, que "no se movió del lugar donde está".

"San Luis, Mendoza, Tucumán, Santiago del Estero, Buenos Aires se movieron. En cambio, por ejemplo Plaza 25 de Mayo, que en su momento se llamó "Plaza Vieja" ahí se colocó el tronco de justicia, donde se inició la Ciudad. Además respondió a criterios que emanaban las leyes del momento. Había una leve inclinación para las aguas, pasto suficiente, leñas y ríos permanentes. Aunque parezca raro, los había. Luego fueron canalizados y puestos al dique pero si uno hace memoria, el río de los Sauces llegaba hasta las Padercitas", recordó. 

Dentro de lo que Ramírez de Velasco fundó "había una sociedad aborigen, con tierras aptas para cultivo. Son dos aspectos importantes: tierra y mano de obra para el desarrollo de la Ciudad. Y cercana a la explotación de oro: Famatina", detalló Folledo, quien contó que al año siguiente de la fundación, Ramírez de Velasco emprendió una expedición punitiva al Famatina, que fue resistida por los pueblos originarios. "De hecho ahí muere su primogénito. No era fácil adentrarse a esa zona", afirmó.

Su conclusión

"La Ciudad de La Rioja fue creciendo, y en su existencia tuvo procesos urbanísticos y sociales, que algunos siguen vigentes. Lo que sí tuvo capacidad fue de adaptarse a los tiempos. De hecho hay un punto de quiebre de lo que es la Ciudad y sus habitantes y fue el terremoto de 1894. Quedó destruida y fue reconstruida por el esfuerzo propio de los riojanos. Las crónicas de esos años datan que no existió ayuda nacional. El esfuerzo fue de los riojanos en volver a levantarla. La Rioja es la gran bendición y la amamos porque la sentimos como parte nuestra", concluyó el docente e historiador Carlos Folledo.

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