La música tiene esa historia tan grata de que la persona que está frente tuyo la disfruta y vos la disfrutás también. Es muy lindo cuando hay un ida y vuelta de adentro, con la embriaguez de escuchar al otro. Significa que está pasando algo, que te produce algo”, afirma René “Mono” Izarrualde, uno de los protagonistas esenciales de nuestra música popular.
Desde su participación en los grupos Anacrusa y Músicos Populares Argentinos (MPA) junto al Chango Farías Gómez, Peteco Carabajal, Jacinto Piedra y Verónica Condomí; pasando por el trío Vitale-Izarrualde-González, este flautista y cantante ha abordado diferentes géneros populares con talento y raigambre, formando parte también de Cuartoelemento, MonoAsociados y la Orquesta Popular de Cámara y Los Amigos del Chango, entre otros.
Sin embargo, y en nombre del amor que siente por la música que lo abraza desde muy pequeño, Izarrualde apuesta ahora a un nuevo encuentro, a una nueva experiencia que construye junto a Mónica Papalía, pianista y clavecinista de formación clásica y popular que se ha presentado como solista en el país, Europa y América Latina, y ha integrado la Orquesta del Hogar Obrero, la Orquesta del Congreso de la Nación, el grupo de Música Barroca Affettuoso Barroco y diversos duos de Cámara.
La propuesta. claramente, es una invitación a oir y sentir en el rendir culto a otro de los músicos y compositores fundamentales de nuestra historia: Astor Piazzola.
En este punto, el “Mono” cuenta que con “Mónica (Papalía) venimos tocando juntos hace ya un buen tiempo, nos conocemos, tenemos una química muy linda y eso se transmite al público”. El dúo de flauta y piano viene realizando presentaciones a sala llena y con una respuesta muy especial por parte del público, lo que los tiene “emocionadísimos”.
En esta ocasión, y luego de presentarse en la localidad de La Calera, la gira por Córdoba sigue su rumbo esta noche en Agua de Oro. Izarrualde asegura conocer muy bien al público de Córdoba y en ese aspecto hace especial hincapié. “Nos ha tocado ver a gente llorando con nuestras interpretaciones y eso quiere decir que algo está pasando”, afirma y, al mismo tiempo, asume que eso tiene que ver también con lo que a ellos les pasa no sólo arriba del escenario, sino también con cada uno de los ensayos.
Para el músico de amplia y variada trayectoria ese factor, el del contacto con el público, es fundamental. “Para los que amamos la música no se trata del valor de una entrada, del dinero, sino de poder estrechar ese vínculo que tiene que ver con el amor que sentimos por la música, con el amor que sentimos por lo que hacemos”.
Muestra de ello es el derrotero musical de Izarrualde, que desde antes de los 9 años ya cantaba tangos, tal como lo recuerda, y que luego se inclinó por el estudio de la música clásica, por la que siente un especial respeto desde entonces y hasta el día de hoy, aunque reconoce que “la música popular me atrapó”.
Combinación perfecta
Izarrualde fue integrante del transformador proyecto MPA (Músicos populares argentinos) junto al Chango Farías Gómez, Peteco Carabajal, Jacinto Piedra y Verónica Condomí. Luego continuó ligado a Farías Gómez e incluso lideró La orquesta del Chango tras la muerte del gran referente del folklore argentino. También encabezó el grupo Quintoelemento y partició en numerosas propuestas de la música popular argentina. Papalía es una prestigiosa pianista con una vasta trayectoria y además un enorme recorrido en la educación musical como pedagoga musical, musicoterapeuta y capacitadora docente, con importante experiencia en Latinoamerica y España. La propuesta actual del dúo consiste en la difusión de la obra del maestro y gran referente en la renovación del tango argentino, con nuevos arreglos para flauta y piano.
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