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Cultura Turismo

Los Colorados y su pueblo Guardián

Herencia de antepasados, patrimonio de la historia riojana, de interés arqueológico mundial, un parque de belleza desmesurada que embelesa la mirada de sus visitas, y mantiene en su regazo un pueblo que sabe cómo custodiarlo.

Por Sara González

La bienvenida que brinda Los Colorados, a primera vista desde una curva sobre la ruta Nacional 74, es realmente digna de una postal Incomparable, colorada como su nombre lo dice, el macizo inmenso con formas inéditas, marca un territorio ancestral, histórico, que está custodiado por un pequeño pueblo interno. 

El sol tiene privilegios a la hora del atardecer, cual amo y señor del paraje, sus rayos caen abrazando con fuego cada rincón de su llanura, intensificando sus colores, regalando magia a sus geo formas, con sombras y siluetas creadas por un pincel invisible, el viento mece plácidamente los arbustos que persisten ante todas las calamidades climáticas que puedan atravesar a merced de la naturaleza. 

Enormes cóndores sobrevuelan sus cuevas, como ángeles guardianes de lo que alguna vez fuera el refugio del último caudillo federal, Chacho Peñaloza. Resulta inevitable sentir la energía poderosa que envuelve misteriosamente todo el territorio de Los Colorados, allí, entre sus pequeños recovecos donde la luz del cielo se filtra entre sus rocas talladas con grabados de otros tiempos, realizados por moradores nómades que dejaron sus huellas, haciéndolo dueño de un valor arqueológico, energético para los místicos, y materializando su historia con hallazgos de su evidente vida pasada, con alfarería, artefactos de piedra, textiles, y el arte rupestre, que no escapó al vandalismo, así como la intervención inadaptada de jóvenes que fueron pintando sus piedras, hasta que el sitio cobro valor turístico, y pasó a tener el cuidado adecuado.

Los Colorados no es Simplemente una parada Turística casi obligatoria, para quienes llegan desde todas partes a conocer dónde la historia del federalismo riojano hizo un pacto con el tiempo, aunque inexorable este, mantiene y sostiene en su memoria regionalista, parte de la vida que dejo ahí Peñaloza. 

Impacta al dar la bienvenida, permitiéndose la caricia tangible en sus postales, sus recorridos guiados, la experiencia que trasmite al unificar un pasado tan diverso, con el presente y su valoración como territorio Paleontológico e histórico.  A través de estos gigantes, que se abrieron paso en una geografía descomunal, puesto que Los Colorados es una formación del Triásico Superior, todo el llano está cubierto de areniscas, con alto contenido de hierro, motivo que le da el tono rojizo intenso, con bloques de hasta 90 metros de altura, que van mutando de forma extraordinaria con el paso del tiempo, y la erosión del viento, que no es menor en el lugar. 

Toda la magnifica vista que regala en cada postal de diferente belleza, es sin dudas una obra de arte natural a la vista humana. Sin embargo, el desarrollo ferroviario que tuvo como integrante la historia que La Rioja lleva entre sus venas, cuenta que en el año 1904 tuvo Inauguración en el corazón de Los Colorados la estación del tren, que reza el mismo nombre, dando inicio a su vida como un pequeño pueblo de empleados dedicados al trabajo ferroviario. 

Y desde entonces hasta la actualidad continúa resistiendo el paso del tiempo, con una lealtad a toda prueba, dueño de su historia por más de tres generaciones familiares. Fundado casi al mismo tiempo que el histórico Cable Carril, y con el mismo fin de progreso, recibió en su seno a las primeras familias que allí se instalaron para quedarse. 

En la actualidad el pueblo que habita Los Colorados está conformado por 24 Familias, con un total de setenta habitantes, en su mayoría jóvenes y adultos, aproximadamente 24 niños, y unos 10 jóvenes, los adultos mayores en su minoría, son quienes van dejando el legado en manos de sus predecesores. 

Resulta encantador el amor que tiene esta gente a su lugar, el trabajo esmerado del que hacen gala, tanto sus hombres con la ganadería caprina, como las mujeres con la elaboración de productos cosméticos naturales, con jarilla y otros arbustos del que extraen las esencias. Han formado un grupo de trabajo con once integrantes mujeres, a quienes enseñan la importancia de esta labor, y ponen en valor el uso de los recursos naturales.  

Además de la producción de quesos de cabra, pan, dulces, y el servicio de comedor que se encuentra disponible para la degustación de la cocina autóctona, que también forma parte del atractivo regional, el pueblo se encuentra muy bien organizado, una comunidad unida, atenta a las necesidades de sus integrantes, cual gran familia. 

Cuentan con una escuela Primaria, donde los niños pueden cursar hasta el noveno grado, para luego buscar una educación secundaria en el establecimiento más cercano. Una capilla guarda el credo y las oraciones de su gente, los encuentros festivos de los habitantes se desarrollan en la instalación contigua a la capilla. Un Programa de Viviendas construyo once casas modestas, para esta comuna, también un salón de eventos. 

Estas mejoras les fueron brindando un desarrollo modesto, estructurado y organizado. Hace diez años funciona la Cooperativa "El Chacho", permitiendo la explotación turística del lugar, exclusivamente desarrollado por sus habitantes, el ingreso económico que se gestiona es utilizado para pagar los sueldos de guías, y trabajadores,  quienes son habitantes del mismo lugar, se concentra  así todo el funcionamiento, dándole sustento al pueblo, y ellos en respuesta a esta oportunidad buscan capacitarse, brindando un servicio con prestaciones que van marcando el crecimiento  logrado, no solo como comunidad, también como sitio turístico con impronta propia.

Natalia Perafán, Presidenta de la Cooperativa, manifiesta con orgullo propio de quien ama sus raíces, su historia, con cuánto trabajo y ahínco lograron sus metas y van cambiando las percepciones internas, desde el trabajo femenino, la integración de las mujeres no solo desde su rol de madres, esposas, también con el trabajo que se genera desde el emprendimiento del grupo femenino, denominado "ARARIWA" que significa "mujer valiente y guardiana", en su traducción del quechua. 

Buscan potenciar todos los rubros artesanales, para generar ganancias que les permitan la permanencia en el lugar. Natalia buscó siempre continuar su formación profesional y dar apoyo a su comunidad desde el ejemplo de superación, cursó la carrera de Enfermería, por tres años viajo para formarse. El pueblo carece de asistencia médica, no cuenta con una sala, que pueda brindar mínimamente asistencia de primeros auxilios. Aunque ella presentó y realizó el pedido, para contar con un espacio médico, todavía no fue atendido el pedido. 

Mientras eso se concreta, Natalia brinda su trabajo como enfermera, tomando la presión, colocando inyecciones, incluso brindando asistencia para el traslado inmediato, ya que no todos tienen movilidad propia, ni cuentan con servicio de trasporte que los comunique a un distrito cercano, ya sea para atención médica, o alguna otra necesidad. De la misma manera ellos deben desplazarse para realizar las compras más importantes. Alicia, hermana de Natalia es la dueña del pequeño comedor que a la vez funciona como proveeduría. A pesar de tanta distancia y aislamiento entre la comunidad de Los Colorados y el Municipio de Patquía, han sabido encontrar sus propios modos para continuar viviendo en su lugar.

Natalia marca además cuánto buscan revalorizar los bosques nativos, ya que en épocas del ferrocarril, sufrió la deforestación desmedida, y el daño fue grande. Desde ese lugar hoy generan conciencia, empezando por volver a germinar semillas de algarrobo, en el vivero, con el fin de reforestar su lugar y devolverle a su naturaleza lo que por tantos años se arrebató de la biodiversidad. 

Un pueblo ejemplar, autóctono, trabajador, histórico, consciente del cuidado y protección para con su querida naturaleza, con fuerte sentido de pertenencia sobre todo. Corrió el riesgo de desaparecer en el año 2004, cuando se despobló, sus habitantes migraron buscando nuevos horizontes, después de fundar la Cooperativa, se revitalizó y en la actualidad cuenta con un crecimiento del 70%; esperan ampliar sus instalaciones, para seguir brindado los servicios básicos, necesarios que permita el desarrollo indispensable de las familias que habitan el fantástico Parque Los Colorados.

Me detengo en una esquina del pequeño poblado, por un lado todavía guarda silencio la vieja estación del tren, que esgrime su memoria pasada, con las tristes vías cubiertas de tierra, solapando recuerdos entre durmientes. Por otro lado despierta una comunidad renovada, con su década ganada ejerciendo con derecho propio en su tierra. Buscando las herramientas de un mundo más universal, descifrando al público los misterios de Los Colorados, o al menos lo que esos cortes montañosos deseen contar, lo que ha permanecido mientras tanto, es la fuerza indomable de su gente, el tesón de su trabajo. 

Cuánto pueden hablar en silencio las acciones humanas, cuando nos detenemos a observar de cerca, de que madera está hecha la gente de cada lugar. Los colorados es un lugar privilegiado por la belleza y la historia que engalana, pero sabe esta tierra singular y federal que tiene entre sus brazos a los habitantes más nobles y de hermosura labrada en las características de sus vidas, dignos herederos de aquella lanza guerrera que trascendió la muerte de su general.

El 12 de noviembre de 1863, murió asesinado en manos de Unitarios, uno de los hombres más valientes y valiosos de estas tierras Riojanas, el General Ángel Vicente Peñaloza, lo llamaban el caudillo federal y hombre de ley. Los Colorados atesora su hogar por derecho, su escondite eterno, su refugio natural bajo el cielo de su patria, un rincón de la historia que se quedó con el alma del heroico Chacho.   

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