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Cultura LECTURAS

Una recopilación esencial: "Poesía reunida", de María Teresa Andruetto

Recopilación de los seis libros de poesía publicados hasta la fecha por María Teresa Andruetto entre 1993 y 2017: Palabras al rescoldo (1993), Pavese y otros poemas (1998), Kodak (2001), Beatriz (2005), Suen~o americano (2008) y Cleofe´ (2017).

Recopilación de los seis libros de poesía publicados hasta la fecha por María Teresa Andruetto entre 1993 y 2017: Palabras al rescoldo (1993), Pavese y otros poemas (1998), Kodak (2001), Beatriz (2005), Suen~o americano (2008) y Cleofe´ (2017). A estos se suma una serie de poemas inéditos escritos entre 2018 y 2019. Jorge Monteleone escribió un exhaustivo ensayo preliminar.

Compartimos dos poemas:

EL PARAÍSO ES UN ÁRBOL

De chica imaginaba el paraíso

como un árbol más grande que los reales,

con sus flores lilas, allá arriba. Melia

azedarach, cinamomo, agriaz,

había muchos en mi pueblo, enhebrábamos

collares con los estigmas de sus flores

y hacíamos tortitas con bumbulas amarillas.

Lila de Persia, orgullo de la India

con frutos purgantes, abortivos.

Frente a la escuela,

había un patio repleto de esos árboles,

una mañana corrió entre los niños la noticia

y cruzamos hacia el cerco de ligustros

intentando ver la cuerda, el sitio oscuro,

hasta que la maestra nos devolvió a los gritos

al mástil, el himno, la bandera. Cuando voy

a la casa de mi madre, veo esos árboles

de frutos venenosos, vuelvo al vecino

que perdió una noche su sentido de vivir

y se colgó en el patio de la casa

esquina, la que tenía un bar

y un almacén.

CON MI HIJA, EN AUTO

(a Josefina)

Íbamos con tu hija durmiendo

en el asiento de atrás, hablando las dos

de un modo nuevo sobre cómo lo real

atraviesa la experiencia del cuerpo

y de la psiquis. ¿Estás cansada?,

pregunté y enseguida pensé que había

hablado por demás. En otros tiempos

reprochaba no hables fuerte, no hables

tanto, no hagas gestos, pero anoche,

en la oscuridad del camino que va a casa,

preguntaste por mis partos, mis puerperios,

y yo te conté de aquella noche

llegando más muerta que viva al hospital.

Largué lo que tenía atascado en la garganta

y vos dijiste a mí, si me hacen eso, los mato,

te juro que los mato. Hablábamos las dos

de un modo nuevo, en medio del camino,

con tu hija durmiendo en el asiento

de atrás. Entonces me contaste

lo que habías leído, que todo el dolor

que guarda el útero se sana en los hijos

de los hijos, y la resaca que guardaba

se fue limpiando entre los saltos

del auto sobre el ripio.

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