El Xeneize se impuso por 3-1 con golazos de Zeballos y Medina y el primer tanto en el club de Cavani al Calamar de Martín Palermo en La Bombonera, en la previa del inicio de la serie copera con Racing.
Victoria sólida de Boca. Con algunas dudas en el fondo pero sin pasar demasiados sobresaltos. Con momentos de fútbol de alto vuelo. Con un Cavani sacando a relucir toda su jerarquía a la hora de jugar, y también marcando su primer gol. Con un tanto de lirismo puro que refleja lo que quiere Almirón. Y con la cabeza en Racing.
El Xeneize hizo de arranque lo que sabe hacer bien cuando juega de local: imponer las condiciones. Figal y Equi Fernández dieron los primeros avisos con remates apenas desviados, pero la tercera fue la vencida. Aunque antes Ferrerya asustó a Javi García, anticipando un centro para que la pelota roce el palo.
A los 28', Boca salió jugando desde abajo, moviendo de lado a lado la pelota para que Platense, que lo esperaba en mitad de cancha, salga. Dicho y hecho, el Calamar se adelantó y los de Almirón aceleraron con pases a un toque que derivaron en un sutil y exquisito pivoteo de Cavani para Medina, que con un pase riquelmeano dejó mano a mano a Zeballos, quien le puse el broche de oro a semejante jugada, pinchándola ante la salida del arquero.
Lo que sí le falto al equipo local fue aprovechar esos dos momentos en los que pegó para envalentonarse. Pero después del primer gol bajó el ritmo, y en el complemento, después del segundo, perdió el control. Fue a los 10' del ST que Cavani apareció por el segundo palo para cabecear un centro pasadito de Zeballos y embocarla por una fina hendija que Macagno dejó contra su palo. Desatado festejo -aunque sin treparse del alambrado-, que recibió la respuesta de la gente con un ¡u-ru-gua-yo, u-ru-gua-yo!
Platense se encontró con un descuento cinco minutos después y yendo a los tumbos: Morgantini capturó el despeje de un centro y de zurda venció a Javi García. Si bien Boca no sufrió ni se alteró, el partido se dejó de jugar como más le convenía a los de azul y oro, pero el Calamar fue más orgullo deportivo que ideas para ir hacia adelante.
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