Las despedidas de soltero y soltera están llenas de historias de amistad, locura y buenos momentos. En todas siempre hay algo diferente que las caracteriza y que forman parte, muchas veces, de la intimidad del grupo. ¡Lo que pasa en Las Vegas, queda en Las Vegas!, reza el popular dicho estadounidense sobre los secretos de esas juntadas.
Sin embargo, la reunión que organizaron los amigos de Mariano Enríquez fue mucho más allá. Este fanático de Independiente, que se casará en los próximos días, tuvo el placer de tener presente a su ídolo, Ricardo Bochini, en uno de los momentos más felices de su vida.
Mariano contó cómo surgió la idea de contratar al Bocha para que esté junto a él y sus amigos, algo que no resulta nada extraño porque el exjugador se dedica a hacer presencias en este tipo de eventos.
“La despedida fue en Gowland, cerca de Mercedes. Con mis amigos siempre veníamos jodiendo de que el Bocha tenía que estar ya que es mi ídolo. Yo no sabía nada, fue una sorpresa que resultó de la mejor manera”, señaló el novio.
Mariano tiene 35 años y desde hace 13 es el capitán del equipo Venerables FC, que juega ininterrumpidamente en un torneo de fútbol 7 en Pilar. Fueron sus compañeros de equipo (y amigos) los que se encargaron de organizarle la llegada del ídolo.
“La verdad es que no se cuánto costó su presencia porque ellos se encargaron de todo”, cuenta. Y sus amigos recalcan: “Cuando nos contactamos con el número y vimos que había una posibilidad real, nos pusimos eufóricos. ¡Queríamos que llegara el día ya! No todos los días tenés la posibilidad de comer un asado con uno de los máximos ganadores de la Copa Libertadores, campeón del mundo e ídolo de Diego Maradona”.
“El Bocha significa algo importantísimo para el fútbol argentino. Hay que decir también que solo yo soy fanático de Independiente, pero ninguno de mis amigos dudó en sacarse una foto con él. ¡Hasta el de Racing se terminó sacando fotos con el Bocha. Una cosa de locos!”, dijo entre risas.
Como no podía ser de otra manera, Bochini fue uno más del grupo de amigos. Jugó al fútbol, opinó sobre Menotti y Bilardo, y hasta fue parte del asado. Sin embargo, algo no le gustó y se los hizo saber a los chicos.
“Le servimos chori y preguntó si había pan. Le dijimos que no porque los chicos calcularon mal y ya se nos había acabado. ‘No se puede comer el chorizo sin pan, muchachos’, nos dijo moviendo la cabeza y chistando”, recordó Mariano.
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