"No voy a renovar". Claudio Echeverri dejó un título mientras River celebraba otro. Después de jugar su primer partido como titular y de ganar su segundo título en el club, cerrando de manera ideal su año bautismo en Primera, el creativo chaqueño confirmó que no firmará la prórroga de su contrato aun cuando tanto su agente como el club venían manteniendo charlas para extenderlo.
"Mi representante habló con el presidente, se hablaron muchas cosas, no voy a renovar pero sí me voy a quedar seis meses o un año más", completó su concepto el Diablito, la gran esperanza de los hinchas.
Sorprendió, el Diablito. A los 17 años acaba de jugar su primer partido como titular y de ganar su segundo título, cerrando de manera ideal su año bautismo enPrimera. Lo que asombra del creativo chaqueño es otra cosa: en plena negociación por la renovación -pretende hacerlo antes de fin de año pero aun no hubo acuerdo por la duración de la prórroga ni por el valor de la cláusula- el juvenil de algún modo le puso un límite a esta etapa en Núñez. Que aun teniendo vínculo hasta diciembre de 2024, podría irse antes. Y justo cuando el elogio de XaviHernández fue indicio de cómo el mercado UEFA lo está contemplando seriamente como apuesta.
¿Se le escapó al Diablito? ¿Quiso ensayar una frase políticamente correcta y se puso un plazo involuntariamente? Por lo pronto, la afirmación asombró tanto como la soltura que mostró en su estreno desde el arranque. No es habitual que un adolescente de su edad ya se haya ganado una ovación como la que disfrutó en Santiago. Merecida, claro. Su ingenio llevó al Diablito a merecer quizás más de lo que cosechó. Un sablazo de volea que pasó besando el poste izquierdo de Broun. Un remate de media distancia que el arquero de Central contuvo con dificultad. Un pase filoso para dejar mano a mano a Solari, un toque atrás que olía a gol de Colidio y que Fatu alcanzó a manotear. Y un caño delicioso para despejarse el camino en pl...
“Fue un año muy intenso, muy lindo. Tuve el Sudamericano, en el Mundial... Pero no estaba conforme, tenía la ilusión de jugar más minutos acá. Lamentablemente no pude, después deIndonesia me tocó y creo que lo hice muy bien.Ahora, a disfrutar”, dijo Echeverri. Un talento al que River desea retener. ¿Por cuánto tiempo?El destino lo dirá.
Sorprende, el Diablito Echeverri. Titular, 17 abriles, la esperanza de River puesta en sus botines, en su talento made in Chaco. En esa sonrisa que ensayó una y otra vez en un Santiago del Estero, su primera gran prueba desde el arranque. En esa desfachatez que anoche mereció ser premiada con un gol.
Sorprende, Echeverri. No es habitual que un adolescente de su edad, habiendo jugado apenas 140’ en Primera, ya se haya ganado una ovación como la que disfrutó en el Madre de Ciudades. Alcanza con ver el compacto de la final del Trofeo de Campeones para comprenderlo. Su ingenio llevó al Diablito a merecer quizás más de lo que cosechó. Un sablazo de volea que pasó besando el poste izquierdo de Broun. Un remate de media distancia que el arquero de Central contuvo con dificultad. Un pase filoso para dejar mano a mano a Solari, un toque atrás que olía a gol de Colidio y que Fatu alcanzó a manotear. Un caño delicioso para despejar el camino ante una marca en modo sticker. Combinaciones con Barco...
Echeverri deslumbró. Y dio señales de lo que puede brindarle a River. Un club que ya acelera negociaciones para intentar cerrar antes de fin de año su renovación, aun cuando todavía no hay acuerdo ni por la extensión de la prórroga ni por el monto de la cláusula de rescisión, fijada en € 25 millones y que en las oficinas del Monumental pretenden elevar para blindarlo.
Es futuro, Claudio. Para River y para la Selección. Pero sobre todo, presente. Demostró que el trabajo físico que está realizando en doble turno surtió efecto: se bancó 60 minutos a un nivel que propone soñar, aun cuando el cuerpo técnico no deja de pensar en protegerlo. Así se leyó el abrazo fraternal de Javier Pinola, ayudante de campo, un modo de arropar a una gema que está empezando a brillar. Como una estrella como la que se bordó.
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