Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Espectáculos EN EL RECUERDO

A 25 años del debut de Abel Pintos en Cosquín: un embrujo que sacudió certezas

Un recuerdo sobre lo que produjo la irrupción del bonaerense en el Festival Nacional de Folklore.

Afines del siglo pasado, la industria discográfica vendía material tangible y el efecto sorpresa podía sobrevivir sin temor a filtraciones de redes. Entonces, se podía urdir un plan promocional basado en el shock, en el impacto. Un plan como el que León Gieco finalmente desarrolló en la madrugada del lunes 26 de enero de 1998, en el marco del Festival Nacional de Folklore, al presentar en carácter de padrino a Abel Pintos.

El músico recuerda cómo tuvo que hablar con Pocho, el amigo familiar que lo recibía todos los años, para pedirle “cuatro o cinco días de licencia” para viajar a Cosquín. “Voy, canto y vuelvo”, le dijo Pintos a su jefe circunstancial, pero no pudo cumplir con su palabra. “Claro, volví como a los cuatro meses, si al otro día de haber cantado en Cosquín me estaban queriendo contratar de todos lados”, rememora.

Pintos cuenta que esa primera noche la vivió con emoción y también “con la liviandad con la que los niños viven las cosas, sin ningún tipo de nervios ni expectativas”. Según el cantante: “Todo era una diversión absoluta y esa es la impresión que yo guardo en lo más profundo de mi corazón. Gracias a Dios lo pude vivir con esa cuota enorme de inocencia, de otra manera hubiera sido una presión muy grande. Al día de hoy, es un festival que en uno, con tantos años de experiencia, ejerce cierto grado de presión”.

–¿Cómo fue recibir la invitación de la comisión a cantar unos días después de esa primera vez?

–Yo en ese momento no registraba muy bien que me estaban invitando porque me habían visto con León y entonces ahora querían darme un espacio. Para mí, era que había sido un éxito tan grande que querían que repitiera mi actuación. ¿Por qué? Porque en los festivales a los que iba a esa edad, era así. Te pagaban para cubrir los gastos y, si era un éxito, te contrataban ahí mismo sobre la marcha. Al otro día, en vez de volverte a tu casa, te quedabas y cantabas. Y para mí estaba funcionando de la misma manera (risas). Recuerdo estar de gira, ya estaba haciendo shows, y que nos dijeran “quieren que vayas de nuevo a Cosquín”. Y yo decía “bueno, entonces fue un éxito”.

–¿Has vuelto a ver imágenes de aquel festival? ¿Qué te pasa al ver a ese Abel de 13 años?

–Veo a un chico con la libertad de un chico. Porque si yo hoy tuviera que analizarlo artísticamente, le cortaría la mitad de las cosas que está haciendo. Le diría que limite sus expresiones, que no hace falta que pida palmas. Hoy seguramente limitaría a ese chico en el afán de querer ordenarlo. Pero el 25 de enero, cuando estaba cerrando mi temporada en Mar del Plata, celebré ese día en mi corazón y me puse a mirar cosas. Lo miraba y pensaba qué hermoso que hubiera podido vivir una noche tan significativa en mi camino sin ningún tipo de prejuicios, de autolimitaciones, ni ambición, ni presión, ni nervios. Era ir y divertirme, lo hacía así, “a lo guaso”, y me encanta que haya sido así.

–Cuando se cumplieron 20 años, hiciste un concierto especial. ¿Preparás algo para esta ocasión?

–No es un show más, no va a pasar inadvertido. Yo estoy en un momento de mi carrera en el que la convocatoria, gracias a Dios, sigue siendo muy importante y tengo claro que el público sigue renovándose constantemente. Todavía me siguen los que están desde hace 25 años y todo el tiempo veo público nuevo. Siento la necesidad, a lo largo del concierto, de poder cubrir las expectativas propias, las del público que hace tiempo me acompaña y también las del público que viene a escuchar los hits, las canciones conocidas que acaban de descubrir. Lo que sé es que el domingo va a ser una celebración, el público tiene claro que es una fecha muy importante para mí. En la medida de lo posible, intentaré lograr ciertos momentos simbólicos. Pero es cierto que no estoy preparando el concierto sujeto a los 25 años. Cada año es importante para mí en Cosquín. Cada vez que regreso, es un privilegio. Emocionalmente, va a ser una noche muy importante. Lo que sí sé es que de base va a ser una noche muy especial.

–Además vas a cerrar por primera vez el festival.

–Sí, es cierto. O sea que la noche va a tener distintos grados de emoción. Por un lado, todos sabemos que son 25 años de la primera vez que canté en Cosquín y, por otro lado, es mi primera oportunidad de darle un cierre, y eso sí que significa una oportunidad muy grande. Me hace sentir que no solamente yo, sino que los demás también tienen presente que el apoyo del público es muy fuerte porque están poniendo sobre mí una responsabilidad tan grande como la de dar cierre a un festival tan importante, al margen de esta fecha de aniversario. Me honra que la depositen en mí por primera vez.

MUSICA

Comentarios

Últimas noticias

Te puede interesar

Teclas de acceso