Este lunes, la producción de Gran Hermano volvió a dar un golpe de efecto inesperado haciendo ingresar a la casa a cinco nuevos participantes que no habían estado nunca en el juego. Además, volvieron Sabrina y Denisse, dos jugadoras eliminadas anteriormente.
En medio de una casa revolucionada, Mauro fue el primero en ingresar y en su entrada, Furia se le abalanzó. “Mirá lo que es ese bombón, nena”, exclamaba Juliana, abrazada a Furia para después seguir con Catalina en el mismo plan. “Estamos en shock”, comentó.
“Queremos un streaptease, cariño. Estamos un poco alzadas”, lanzó, a pura honestidad brutal.
Ni lerda ni perezosa, Furia se acercó al joven y consiguió lo que buscaba: se lo chapó. El veloz momento de intimidad surgió cuando todos los chicos estaban yéndose a dormir y el gerente de marketing y la instructora deportiva se encontraron en el pasillo.
“¡Se rechaparon!”, exclamó Rosina Beltrán que vio el momento en el que Mauro la besó a Furia. “No, fue un beso nada más”, dijo la líder de la casa. Inmediatamente, el exrugbier redobló la apuesta y fue a buscarla de nuevo.
“No tiene nada malo. Es un piquito”, comentó Mauro, mientras Furia salió corriendo para el patio. Luego, todos aplaudieron al grito de “Pico, pico, pico, pico, pico”.
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