
En Tucumán, Myriam Hernández volvió a sentir el amor incondicional que la une a esta tierra. No renovó votos con su exmarido Jorge Saint-Jean —de quien se separó recientemente y a quien ya dejó atrás en más de una canción—, sino con su público. Ese amor fue el que se volvió a sellar anoche, en un show vibrante que comenzó con cierto retraso debido a los tradicionales tardíos que aún buscaban sus butacas mientras ya se apagaban las luces.
“La dama de la canción romántica” abrió la noche con un himno: El hombre que yo amo. Bastaron los primeros acordes para que nadie quisiera moverse de sus asientos. El teatro explotó en coros, luces de vinchas, carteles caseros y flores que, de a poco, comenzaron a llegar hasta sus pies. Le siguió Te pareces tanto a él, y desde allí empezó a presentar algunas de sus canciones nuevas, que fueron recibidas con entusiasmo, y por momentos, con un silencio tan respetuoso como emotivo.
Pasadas varias canciones, la artista se tomó un momento para hablar con el público.
“Esta es una provincia y una ciudad con la que tengo un amor incondicional”, dijo desde el escenario, conmovida. Fue interrumpida entonces por una niña, Elena, que se acercó a entregarle un obsequio. Fue el primero de varios regalos espontáneos que la cantante recibió durante la noche.
Uno de los puntos más altos del show llegó con Quiero saber, una interpretación con un despliegue visual potente, entre luces y pantallas, que puso al teatro en modo espectáculo total. Pero también hubo momentos de recogimiento: acompañada solo de piano y violines, cantó Se me fue, generando lágrimas y suspiros en la platea.
Sobre el final, Hernández ofreció un homenaje que quedó grabado en la memoria colectiva del teatro: cantó Zamba para olvidarte, en honor a Mercedes Sosa. “Este teatro es muy especial, lo adoro y lo siento como mi casa. Quiero por eso regalarles esta canción de alguien maravillosa, que admiro profundamente. Humildemente, quiero hacer este homenaje a Mercedes Sosa”, dijo, y la emoción fue inmediata. La versión fue aplaudida de pie por todo el auditorio, como respuesta y como devolución a la artista por atreverse a interpretar con respeto a quien tantas veces le cantó a Violeta Parra.
El cierre fue una celebración colectiva. Las canciones más esperadas aparecieron una a una: Herida, Eres, Dónde estará mi primavera y Peligroso amor. Desde el escenario, entre flores blancas, Myriam selló nuevamente su vínculo con Tucumán.
Comentarios