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Francia afronta una nueva jornada de huelgas contra la reforma de las pensiones

El descontento de la calle, que se está organizando al margen de sindicatos y partidos, se ha trasladado también al Parlamento, donde este lunes se debatirán dos mociones de censura para tumbar al Ejecutivo de Emmanuel Macron, al borde de una crisis política que no se veía desde el estallido de la revuelta de los “Chalecos Amarillos” en 2018

Francia afronta este sábado su enésima jornada de huelgas parciales contra la reforma de las pensiones, aprobada el jueves por decreto por el Gobierno de Emmanuel Macron, en medio de un creciente malestar social reflejado en la segunda noche de disturbios en varias ciudades del país.

Aunque de menor calado, grandes ciudades francesas registraron la tarde noche del viernes protestas espontáneas, que en París se saldaron con al menos 60 arrestos en un acto en la plaza de la Concordia.

En Lyon, los enfrentamientos con la policía fueron especialmente tensos y los manifestantes intentaron invadir la sede de una Junta de distrito.

Como sucedió en la jornada anterior, miles de personas, muchas de ellas jóvenes, manifestaron su descontento por la medida en la simbólica plaza parisina de la Concordia, sin el paraguas de un partido u organización sindical. Además de los 60 arrestos, cinco policías resultaron heridos.

En medio de la movilización en la Concordia, se encendió una enorme hoguera, en la que quemaron efigies de Macron en cartón, al que acusan de “dar la espalda” a la democracia por aprobar la reforma gracias al artículo 49.3 de la Constitución, que permite para ciertos proyectos de ley saltarse el voto parlamentario.

La protesta acabó con la intervención de los antidisturbios, que rodearon de efectivos toda la emblemática plaza.

Otras ciudades como Toulouse, Burdeos y Estrasburgo también registraron manifestaciones.

En la noche del jueves, la tensión fue mayor, dado que las fuerzas de seguridad detuvieron a centenares de manifestantes, una buena parte en París, y tuvieron que enfrentarse a la quema de automóviles, de mobiliario urbano y el levantamiento de barricadas.

“Sentimos este anuncio [del gobierno]como un insulto. Hace semanas que no nos escuchan. Esto generó mucha ira”, declaró a la agencia de noticias AFP Philippe Melaine, un profesor de un liceo de Rennes (oeste), donde más de 2.000 personas se manifestaron el viernes.

El descontento de la calle, que se está organizando al margen de sindicatos y partidos, se ha trasladado también al Parlamento, donde este lunes se debatirán dos mociones de censura para tumbar al Ejecutivo, al borde de una crisis política que no se veía desde el estallido de la revuelta de los “Chalecos Amarillos” en 2018.

La reforma que eleva la edad mínima de jubilación en Francia de los 62 a los 64 años mantiene a los sindicatos en pie de guerra, con algunas huelgas enquistadas, como la de recogida de basuras en París, donde miles de toneladas de desechos siguen esparcidas en las aceras a pesar de que el gobierno francés ha impuesto la vuelta al trabajo a ciertos limpiadores.

Este sábado se espera también una perturbación de la circulación de trenes de alta velocidad (funcionarán 4 de cada 5), los regionales TER (3 de 5) y de Intercities (3 de cada 5).

El tráfico aéreo no deberá registrar anulaciones o atrasos por la huelga, aunque sí se aguardan para el lunes 20 marzo, cuando se cancelarán un 30% de los vuelos en el aeropuerto parisino de Orly y un 20% en el de Marsella (sur).

En el sector de la energía, al menos cuatro importantes refinerías estarán cerradas -sin que se conozca aún el posible impacto en el abastecimiento de combustible-.

Además, cuatro terminales de transporte de gas siguen bajo los piquetes -que permiten, no obstante, importar gas licuado-, así como once depósitos de gas de Storengy, filial de Engie.

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