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Opinión ADICCIONES

¿Sólo los boliches? ¿Y las familias?

“El primer Estado es la familia’’, dijo Chesterton, el escritor inglés admirado por J. L. Borges.
Juan Alberto Yaría

Por Juan Alberto Yaría

Ernesto se acerca a mí como un menor que se rehabilita de una vida quejumbrosa y de abandono. Tratarlo es adoptarlo, así lo vivo, nuevamente, pero en serio. O sea, estar disponible. Hay miles así. Sus padres son desconocidos. Ernesto fue adoptado por unos padres perversos que lo usaron para buscar dinero y cuando ya no traía lo que quería lo abandonaron en un lugar de menores, ahí fue adoptado por unos padres amorosos que le dieron lo que podían y era mucho pero también las heridas eran grandes en ese niño mutilado desde su infancia. Estos se separan. Se le viene la `noche’ (retorna el trauma) y desaparece. Va de plaza en plaza y ahí roba, usa crac e inicia el camino de la delincuencia, ingresa a bandas, es manejado por padrinos y amos de la muertes, etc.­

Un juez de familia consciente nos lo acerca. Hoy es otro y con la ayuda de los padres separados estudia y se está transformando en un ser humano. Una tarde me llama y me dice que teme porque su madre se fue a un campamento y temía que no volviera (retorno traumático del abandono). Lo calmo y le digo que lo veré en el café de la esquina del centro y hablaremos. Luego, habla con la madre y todo vuelve a la normalidad. Hay miles de chicos así.­

Villa Gesell es solo la muestra de un botón. Rosario acumula muertes de a cientos (280 homicidios en 2022 por vendettas narcos, ya más de mil en un mes y medio de 2023). `El Padrino’, obra magna del cine, adelanta este momento especialmente en el capítulo tercero que muestra los intereses en juego que llegan a inficionar instituciones milenarias. Francis Ford Coppola y Mario Puzzo fueron indudablemente unos adelantados de este tiempo mortífero.­

Familia en crisis­

Hoy me voy a referir a la familia que está en crisis en este momento de la civilización. En otros momentos tomaremos al Estado formal superado por un Estado superior, como lo son las estructuras ilegales que hacen temer o buscan complicidad con las autoridades formales.­

Nuestra sociedad parece cultivar (cultura como siembra) muerte. Los antiguos, desde Aristóteles hasta Hegel, hablaban de la transmisión de valores como eje de la vida. El gran tema es quién transmite notas de vida hoy: ¿la familia en crisis? ¿La escuela? ¿El Estado? ¿Las iglesias tan denostadas hoy? El abandono se expande. Las drogas aparecen ahí ante tanta orfandad de sentido como el `elixir venenoso’ que se ofrece como pócima salvadora para llegar cuanto antes a `nuestro infierno’.­

Así van surgiendo nuevos `campos de concentración’, ya no nazis ni stalinianos sino generados en el mundo del `hombre mercancía’ (nuevo hombre individualista de esta posmodernidad `asesina’ que se relame viendo `góndolas’ de objetos apetecibles; es masa manipulable de Estados autocráticos y tiránicos (en el sentido griego de tiranía) en donde el ser humano no existe más que como un ser `domado’. Ambos sembran pobreza manipulable o ignorantes hipnotizados por los espejitos de colores que se ofrecen. Las drogas son los `espejitos’ de colores más deseados y promovidos por un `neuromarketing’ que mueve mucho dinero. Generan gran plusvalía a costa de muertos precoces o dementes en masa. La angustia de muchos es el gran aliado para saciar tanto vacío de sentido.­

Mueren miles o quedan dementes millones; ¿pero importa eso en un mundo de hombres mercancías o de hombres dominados por Estados autócratas o de mega organizaciones (corporaciones) que buscan plusvalía? Son Estados productores de drogas, paraísos fiscales que lavan ese dinero. Todo está dado para muertes planificadas con grandes ganancias.­

Muchos sueñan con emigrar. El suelo patrio (¿qué es eso de patria?) es repugnado; ir a otros lados es el sueño, para muchos, imposible. Enraizarse es algo que no es soñable ni deseado. Sin embargo, echar raíces es el suelo de los grandes proyectos; pero eso parece ya quedar en los anaqueles de lo viejo y sin sentido.­

La familia en desorden­

`La familia en desorden’ es el título del libro Elizabeth Roudinesco, pensadora francesa que parece adelantar lo que nos está pasando. Cambiaron las vías de transmisión y una de ellas es la familia. ¿Quién la reemplazará? Recordemos al gran antropólogo C. Levy Strauss, maestro del siglo XX, que hablaba sobre la importancia en la organización social de la familia: ``La vida familiar está presente en todas las sociedades humanas; la familia de las sociedades modernas representa la unión más o menos duradera y socialmente aprobada de un hombre y una mujer y sus hijos, fenómeno universal presente en todos los tipos de sociedades. La alianza (la unión matrimonial) y por otro lado, la filiación (los hijos) representan la base de la cultura’’. Según Levy Strauss, ``la universalidad de la familia se basa en la concepción naturalista de la diferencia de los sexos; pero para la creación de la familia es necesaria otra condición: la existencia previa de otras dos familias, una dispuesta a proporcionar un hombre y otra una mujer que, gracias a una unión matrimonial, darán origen a una tercera y así indefinidamente. Así se transmite la vida perdurable y se funda una cierta organización social’’.­

Para él, el tema clave era la prohibición del incesto como la base de la cultura. Los que trabajamos con menores sabemos lo difícil que es beber la `cicuta’ del incesto familiar cuando un paciente lo relata.­

Desde los 2000 ha surgido una familia mutilada: monoparental, homoparental, recompuesta, deconstruida, clonada, generada artificialmente, atacada y deconstruida por presuntos negadores de las diferencias de los sexos; entonces ya no es capaz de transmitir sus propios valores.­

El occidente y más aún la democracia republicana estarían bajo la amenaza de la descomposición. Suenan escenas noticiosas de profesores apuñalados, niños violados y violadores, suburbios librados al crimen y la ausencia de la autoridad. Hay muchos niños abandonados, violentados, en incesto, llenos de venganza que se asimilan a hordas de barras bravas y viven en plazas o en `aguantaderos’ añorando la `adrenalina’ del ruido de armas y/o de los cuchillos que usan. Los atiendo, por eso hablo así, pero también les puedo decir que superada esa cáscara de antisocialidad aparece un ser tierno y deseoso de paternidad y maternidad.­

¿Cómo se puede estructurar una sociedad así? Mientras tanto el hombre queda reducido cada vez más a una mercancía en ciertas economías y en solo un apéndice de los autoritarismos en las sociedades autocráticas de hoy. Hay tres grandes periodos en la evolución de la familia: la familia tradicional, transmisión de un patrimonio basada en una estructura patriarcal; el amor romántico que es la familia moderna hasta mediados del siglo XX, basada en la reciprocidad de sentimientos y deseos carnales; a partir de de los ‘60 se impone la familia contemporánea o posmoderna de corta duración. La atribución de autoridad comienza a ser cada vez más problemática en correspondencia con el aumento de los divorcios, las separaciones y las recomposiciones conyugales. Esto es coetáneo con el aumento de las enfermedades mentales intrafamiliares y el auge de la industria menos regulada de todas y en expansión de la droga y de alto daño mental y social. Surge la familia mutilada de estos días, hecha de heridas íntimas, violencias silenciosas, recuerdos reprimidos.­

En el derecho romano la filiación biológica (genitor) apenas se tiene en cuenta si no es seguida por la designación, por el gesto o la palabra. La paternidad natural no tiene significado en el derecho romano: ``El niño que no es reconocido como su hijo por un hombre, aun cuando haya nacido de su esposa legítima y de sus actos carece de padre’’. ``Dejar en la indigencia a un hijo, ignorarlo por completo, implica que ese niño no es su hijo y él no le debe nada’’. De ahí, el lema que repetimos siempre en estas columnas ``solo es padre el que adopta’’. Necesitamos padres adoptantes. ­

El autor es Director general de Gradiva - Rehabilitación en adicciones

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