Con el traspaso de mando del Alferez Mayor y quien lleva el estandarte, la devolución de la llave de la Ciudad y el regreso de las Imágenes a sus templos es que culminaron las Solemnes Fiestas en honor al Santo Tutelar de los riojanos, San Nicolás de Bari. La ceremonia se realizó este martes, a las 11.00 al frente de la Iglesia Catedral. Los Allis le devolvieron la llave de la Ciudad a la intendenta Inés Brizuela y Doria, mientras que desde la Diócesis de La Rioja, el obispo Dante Braida le entregó a la diputada Teresita Madera y al secretario de la Gobernación, Armando Molina del libro del Nuevo Testamento, al igual que la jefa comunal del Departamento, para que así los guie en la conducción de sus funciones.
La devoción del pueblo se redobló en estos días, donde el calor fue agobiante, pero no quebró el espíritu de gozo y se mantuvo la tradición de una sociedad profundamente consustanciada con este credo.
Al respecto, desde la Diócesis de La Rioja informaron sobre el Tinkunaco como el patrimonio “que le da identidad a La Rioja”.
“Celebración llena de signos que nos invitan a venerar y confiar en nuestros santos, a entregar nuestras vidas al Niño Jesús, a acercarnos con los que estamos en diferentes orillas, a desearnos la paz, a caminar juntos, a respetarnos las culturas, a encontrar puntos en común, a dar un paso más cuando la esperanza falla, a testimoniar la fe, a regalar amor. Como siempre las campanas anunciaron la fiesta y denunciaron los latidos de los corazones, San Nicolás salió al encuentro del Niño quien llegó acompañado por San Francisco, todos se arrodillaron ante Jesús y le dimos la misión de ser nuestro Alcalde”, indicaron por redes sociales.
Cabe resaltar que como uno de las actividades previas, la intendenta Inés Brizuela y Doria, el viceintentendente Guillermo Galván, concejales y funcionarios municipales recibieron en el Palacio Municipal a la cofradía de los Allis. Se presentó el Inca Francisco Guardia, quien le sucedió a Herminio Dávila, quien falleció hace unos meses, pero que dejó un legado importante en la perseverancia y manteniendo esta tradición ancestral en la sociedad riojana.
En este sentido, desde el Área Pastoral de Comunicación Digital y Prensa Diócesis de La Rioja visibilizaron sobre la cofradía de los Allis. “Emotiva ceremonia que muestra nuestros orígenes riojanos y la presencia de la fe que identifican a La Rioja como Tierra del Tinkunaco”, así lo indicaron y por ello NUEVA RIOJA se hace eco de estas palabras, al igual que la Cabalgata de la Fe, que también se informa.
Con el comienzo de la Novena del Niño Jesús Alcalde se produce el Encuentro de Cofradías de Allis. El lugar es la Iglesia San Francisco de Asís cuyo templo custodia la Imagen del Niño. Acuden las cofradías con sus respectivos Incas. Las principales son: Divino Niño de La Rioja ciudad junto a su Inca Francisco Guarda, Niño de Hualco con el Inca Victor Hugo Olivera, Malligasta con el Inca Daniel Craver y San Blas de Los Sauces con el Inca Roque Olima.
La idea de este encuentro surgió en Las Padercitas durante la presentación del Inca Francisco Guarda y se repite cada año. En ese verdadero Tinkunaco cada cofradía, al sonido de la caja del Inca, entona sus alabanzas y desarrolla sus danzas en honor al Niño Alcalde y su madre María.
Al mediodía repicaron las campanas anunciando la novena y la fiesta del Niño Jesús Alcalde.
Entre sus miembros las cofradías tienen también jóvenes y niños que aspiran a ser allis y gobernantas.
Para enriquecer esta reflexión comentamos que en el mundo simbólico andino aparece la imagen del Niño Jesús reconocido como nuevo alcalde a propuesta de los diaguitas; preside su procesión el Inca, figura clave del imperio incaico. Lo hace colocándose debajo de un arco, resabio del tronco del inca del Perú. Está acompañado por una Cofradía de Allis, palabra quechua que indica fundamentalmente la nobleza o alto linaje de los hombres que acompañan al inca. Llevan una vincha de la que cuelgan cintas multicolores que rememora las plumas usadas en las fiestas del mundo andino, también llevan un Poncho, indumentaria propia del andino estilizado en forma de escapulario. Tanto en la vincha como en el Poncho aparecen unos espejitos por donde se ve el alma o el corazón de la persona.
En sus cantos comienzan describiendo que el resplandor del Niño Jesús le gana al sol y al lucero del Alba en clara referencia a Inti y a la nueva vida ofrecida por la religión cristiana. Cada estrofa termina invocando a la Virgen María bajo la advocación de Coopaca apócope de Copacabana en alusión al santuario principal que está a orillas del Lago sagrado del Titicaca. La cultura ancestral y de los pueblos originarios llega de este modo a nuestros días con la riqueza de la religiosidad popular.
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