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Sociedad REFLEXIONES

El obispo Braida expuso en la Semana Social de Mar del Plata

Animó a “leer los signos de los tiempos a la luz del Evangelio para transformarlos en signos de esperanza”.

La Semana Social 2025 concluyó el 10 de agosto en Mar del Plata con la reflexión de monseñor Dante Braida, obispo de La Rioja y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPAS), quien animó a “leer los signos de los tiempos a la luz del Evangelio para transformarlos en signos de esperanza”. Inspirado en el magisterio del papa Francisco, el prelado llamó a vivir la “amistad social” y el Jubileo 2025 como un camino de fe, esperanza y caridad, capaz de traducirse en compromiso personal y comunitario.

Monseñor Braida recordó desafíos como la baja natalidad, la soledad de los ancianos, la desesperanza juvenil, la pobreza persistente y la pérdida de sentido de la vida, junto a signos de esperanza como familias abiertas a la vida, iniciativas solidarias y la renovación eclesial.

El sábado 9 estuvo marcado por paneles y conversatorios sobre trabajo, ambiente, educación y tecnología, en los que referentes sociales, eclesiales y políticos coincidieron en la urgencia de promover un modelo productivo inclusivo, repensar la educación en clave de sostenibilidad y orientar la innovación tecnológica al bien común.

La jornada incluyó talleres temáticos, misa en la catedral y la tradicional cena Fratelli tutti.

La apertura, el viernes 8, reunió a más de 500 participantes de todo el país. Monseñor Braida, junto al obispo anfitrión, monseñor Ernesto Giobando SJ, y autoridades provinciales, convocó a “hacer realidad el sueño de la amistad social con acciones concretas”.

Sobre Braida

En su reflexión final de la Semana Social, el presidente de la CEPAS recordó que el papa Francisco animaba a cultivar la amistad con Jesús, capaz de renovarla y proyectarse en acciones concretas. En la reflexión final de la Semana Social 2025, realizada los días 8, 9 y 10 de agosto en Mar del Plata, monseñor Dante Braida, obispo de La Rioja y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPAS), invitó a “leer los signos de los tiempos a la luz del Evangelio para transformarlos en signos de esperanza”.

Inspirado en el magisterio del papa Francisco, especialmente en el llamado a vivir la “amistad social” y el Jubileo 2025, el prelado propuso un camino de fe, esperanza y caridad que se traduzca en compromiso personal y comunitario.

“El papa Francisco bebía cotidianamente de la fuente de su relación con Dios y del Evangelio. En Él ponía toda su esperanza, y de allí nacía su coherencia entre lo que decía y hacía”, recordó.

En este marco, animó a cultivar una amistad profunda con Jesús, capaz de renovar la esperanza y proyectarse en acciones concretas para transformar la realidad.

Entre los “signos de los tiempos”, monseñor Braida enumeró desafíos como la baja natalidad, la situación de las personas privadas de libertad, la soledad de los ancianos, la desesperanza juvenil, las adicciones, la pobreza persistente, el hambre, la necesidad de renovación eclesial y la pérdida de sentido de la vida que lleva, en algunos casos, al suicidio.

Frente a estas realidades, destacó “signos de esperanza”: familias abiertas a la vida, iniciativas de reinserción de detenidos, el acompañamiento de enfermos, el compromiso con los jóvenes, la tarea de instituciones contra las adicciones, el cuidado de los mayores, la cercanía y compasión hacia los pobres, el trabajo por la justicia social y la implementación de las conclusiones del Sínodo.

El obispo riojano subrayó que la amistad social exige acciones como el diálogo, la inclusión de los pobres, la superación de la indiferencia, el trabajo en redes, la búsqueda del bien común y la rehabilitación de la política como servicio.

“El papa Francisco nos propone un nuevo estilo de vida sobrio y solidario, que reduzca el consumo y promueva la fraternidad”, afirmó.

Recordó además ejemplos inspiradores como los del Cura Brochero, Mama Antula, Wenceslao Pedernera y Enrique Shaw, cuyas vidas unieron espiritualidad y compromiso social. “Ellos muestran que la conversión personal genera cambios sociales profundos”, dijo. Finalmente, monseñor Braida animó a que cada organización y espacio social se convierta en un “canto de esperanza” para un mundo que tanto lo necesita. “Que el ejemplo de Francisco nos impulse a profundizar nuestra vida interior y nuestro compromiso social, para que nuestras vidas sean signo y anuncio de esperanza en todo tiempo y lugar”, concluyó. Más información, en www.pastoralsocial.org.ar y redes sociales

El primer conversatorio, sobre política y construcción de la amistad social, destacó la centralidad de los pobres y el cuidado de la casa común como ejes del legado del papa Francisco. Durante los tres días, se ofreció una muestra fotográfica y exposiciones de emprendimientos locales, como un carro liviano para cartoneros diseñado por estudiantes marplatenses. La Semana Social volvió a consolidarse como un espacio de encuentro plural, diálogo intersectorial y compromiso por una Argentina más justa y fraterna.

“En estos días hemos estado haciendo pie en el legado de Francisco sobre todo en lo que concierne a la Amistad Social. Hemos destacado muchas enseñanzas de él y recordado hechos o gestos de su vida que reflejaban una gran coherencia entre lo que decía y hacía. Esta mañana quisiera que podamos ver un poco más la fuente de la cual él bebía cotidianamente y que alimentaba su esperanza y la del Pueblo. La fuente principal era su relación con Dios, con la persona de Jesucristo, con su revelación manifestada en el Evangelio. En él tenía puesta toda su esperanza. Por eso el año del Jubileo al que nos convocó y que estamos viviendo, es para nosotros una ocasión para poner la mirada y el corazón en Jesús, que es causa de una esperanza que no defrauda y a vivir un proceso de conversión personal y comunitaria que nos lleve ser mensajeros de esperanza en todo tiempo y lugar”, destacó.

“FE, ESPERANZA Y CARIDAD son virtudes teologales, es decir, virtudes dadas por Dios y que se complementan. La Fe, es la virtud por la cual creemos en Dios y en todo lo que Él ha revelado. Todo el Antiguo Testamento nos muestra a un Dios que interviene en la Historia para ayudar a la Humanidad, para salvarlo. Esa revelación de Dios llega a su plenitud cuando Jesucristo, el Hijo de Dios, asume nuestra naturaleza humana y de un modo humano nos manifiesta el Amor de Dios y nos salva por la entrega de su propia vida, su muerte y Resurrección y nos hace participar de ese amor y esa Vida al darnos su Espíritu, el Espíritu Santo y prometernos una mejor vida aquí, si lo seguimos por el camino del Evangelio, y la Vida Plena en su Reino Eterno del que ya disfrutan los santos. Por la FE miramos hacia atrás confiando en todo lo que Dios nos ha revelado. La Esperanza es la virtud que permite confiar en esa promesa de Dios, siguiendo el camino del Evangelio deseando participar de su Reino eterno en plenitud. Es mirar hacia adelante, hacia el futuro, anhelando una vida mejor, y la Vida Eterna en su plenitud”, añadió.

“El Amor o la Caridad, es la virtud por la cual se ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. La que nos lleva a actuar según el Evangelio, haciendo el bien en todo momento. fortaleciendo un vínculo fuerte de amistad con Jesucristo y, al mismo tiempo, generando los vínculos de amistad con los demás que conduzcan a una vida mejor para todos. Por eso, profundizar en la amistad con Jesús renueva la esperanza y nos lleva a una vida plena y feliz para la cual nos ha creado el Señor. Se trata de una amistad fortalecida por una fe en El que tiene que expresarse en un compromiso con las diferentes realidades sociales que nos interpelan para que, desde el amor, buscar transformarlas en el anhelo de un mundo mejor para todos. En la vida del papa Francisco podemos ver su fe profunda en Dios que lo llevó a confiar totalmente en Él y vivir el presente con un amor generoso hacia todos, particularmente hacia los pobres y descartados por la sociedad, o los menos amados. Amor que lo llevó a comprometerse por un futuro mejor para todos. Un futuro de vida plena que es esperanza para todos”, aportó.

“Cada 25 años la Iglesia convoca un año de Jubileo, que es en primer lugar volver la mirada en Jesucristo y profundizar en el vínculo con El para una vida plena. El papa Francisco cuando nos convoca para el jubileo de este año subraya la Virtud de la Esperanza, animándonos a mirar hacia adelante con el deseo de un mundo mejor y una Vida plena que le dé sentido a nuestra vida y a toda nuestra existencia”, resaltó.

“El lema Peregrinos de Esperanza invita a caminar pero no sin rumbo, sino caminar por el camino que nos indica Jesús que nos da Vida cada día y nos conduce a la Plenitud deseada. Quisiera ahora compartir unos puntos en los que Francisco nos señala un camino claro para caminar en la vida como peregrinos de esperanza. En primer lugar señalo dos, fundamentales: Cultivar un fuerte vínculo con Dios. Aprender a parar, a hacer pausas que me permitan tomar conciencia de que somos limitados y necesitados de Dios y de los demás. Tomar conciencia de lo que hacemos y cómo lo hacemos. De lo que está bien y de lo que tiene que cambiar. Para ello el silencio es más que necesario. Un tiempo diario de oración es fundamental. Esto nos humaniza, nos permite volver al centro de nuestra vida, de nuestro ser. Volver a Dios y animarnos a un camino interior de conversión y de cambio. Francisco fue un hombre de oración diaria y que nos invita a todos a la oración. Nos ha dejado más de treinta catequesis enseñándonos un camino de evolución en la oración”, aseveró.

BRAIDA MAR DEL PLATA
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