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Sociedad

Escuela para la resiliencia, la llave del futuro educativo

Transitamos por un mundo vertiginoso, ruidoso, donde los cambios que se producen día a día se manifiestan en tiempos muy cortos y acelerados, debido a los avances inesperados que ha producido la ciencia, y la tecnología generando las nuevas herramientas digitales, que producen cambios en todos los aspectos de la vida

Estamos transitando por un mundo vertiginoso, ruidoso, donde los cambios que se producen día a día se manifiestan en tiempos muy cortos y acelerados, debido a los avances inesperados que ha producido la ciencia, y la tecnología generando las nuevas herramientas digitales, que producen cambios en todos los aspectos de la vida (laboral, comunicacional, en la información, lo social, cultural, la producción). Dentro de este contexto la escuela no responde a las demandas sociales. Educa para un futuro diferente.

Es por ello que la Escuela para la resiliencia propone un método diferente de abordaje para docentes de todo nivel donde a través de un enfoque holístico y ordenado por capítulos se logran avances de cara a la escuela del futuro, más que futuro el presente actual que subordinado a la velocidad de los cambios tecnológicos propone desafíos cotidianos.

Así el método subdividido en capítulos ordena el método de trabajo de cara a iniciar el proceso de cambio de forma clara y precisa.

El capítulo uno ofrece un diagnóstico concreto y real de nuestra situación actual, en la cual, con una educación de estilo prusiana, los alumnos las más de las veces ven condicionada su trayectoria educativa a una expresión memorística y repetitiva de contenidos rígidos y apartados de nuestra realidad actual. Y donde el docente percibe que sus alumnos no mantienen el grado de atención, sabe que pierde la atención de los alumnos, que las herramientas de las que dispone no le alcanzan, presiente que necesita algo más.

En el capítulo dos, a partir de la realidad de nuestra era, en esta sociedad del conocimiento donde todos somos generadores y consumidores de información, donde convivimos varias generaciones, se advierte que la escuela debe incorporar contenidos globalizados - que se encuentran en un gran ciberespacio- y coordinarlos con los que ya posee la escuela dentro de su currículo.

En el capítulo tres, se plantea la solución a la problemática existente a partir de la aplicación de un método abierto, flexible, adaptativo a todo nivel educativo, tiempo y lugar en que se aplique, que incorpora a los ya existentes como contenidos a aprender - a partir de la integración sinérgica - los algoritmos, las taxonomías de Bloom, las emociones, los procesos de socialización y la evaluación.

La aplicación de este método circular y sistémico, a partir de la integración en situaciones prácticas, se orienta para dar solución a situaciones conflictivas que se puedan plantear en la sociedad o en la cultura. Esto garantiza que el alumno egrese del sistema educativo - bajo la guía docente- como un individuo dotado de competencias y habilidades, que generan hábitos que guarda dentro de si como una matriz, capaz de poner en acto la resiliencia que como ser humano posee, para poder aplicar lo aprehendido en situaciones de vida que se plantean.

De esta manera, el rol del docente ya no es simplemente un relator de contenidos, sino es un diseñador, un proyectista, que mira una realidad social y que genera otras, para ir dinamizando estos cambios que se están produciendo en la sociedad actual.

Por otro lado, los alumnos son los hacedores, los constructores, a quienes los docentes acompañan.

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