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Sociedad VATICANO

Fieles Difuntos: el Papa pidió alimentar "el deseo del cielo"

"Perder de vista lo que importa para ir tras el viento sería el mayor error de la vida", alertó el Papa este 2 de noviembre, conmemoración de los fieles difuntos.

“Alimentemos nuestra espera del cielo, ejercitemos el deseo del cielo”, es la invitación del papa Francisco en la homilía de la misa por el sufragio de los cardenales y obispos fallecidos durante el año, presidida hoy, 2 de noviembre, conmemoración de los fieles difuntos, en la Basílica de San Pedro.

“Nos hace bien preguntarnos hoy si nuestros deseos tienen algo que ver con el cielo -señaló el pontífice- porque corremos el riesgo de aspirar continuamente a cosas que pasan, confundiendo deseos con necesidades, anteponiendo las expectativas del mundo a las expectativas de Dios”, porque “perder de vista lo que importa para perseguir el viento sería el mayor error de la vida”, alertó Francisco.

Dos palabras fueron el centro de la homilía: expectativa y sorpresa. “Esperar expresa el sentido de la vida, porque vivimos en la anticipación del encuentro”, comenzó el Papa: “el encuentro con Dios, que es el motivo de nuestra oración intercesora hoy, especialmente por los cardenales y obispos fallecidos en el último año, por quienes ofrecemos este sacrificio eucarístico en sufragio”.

“Todos vivimos en espera”, explicó Francisco: “Estamos en la sala de espera del mundo para entrar en el cielo, para participar en ese 'banquete para todos los pueblos' del que nos habló el profeta Isaías”. “Es hermoso cuando el Señor viene a secar las lágrimas, es tan malo cuando esperamos que sea otro quien seque las lágrimas, y es peor cuando no tenemos lágrimas”, agregó de manera espontánea.

Todo se desvanecerá en un instante

"Miramos hacia arriba, porque estamos en camino a la cima, mientras que las cosas de aquí abajo no van a ir allá arriba: las mejores carreras, los mayores logros, los títulos y premios más prestigiosos, la riqueza acumulada y las ganancias terrenales, todo desaparecerá en un instante. Y toda expectativa puesta en ellos quedará defraudada para siempre”, advirtió el pontífice en su homilía.

"Sin embargo, cuánto tiempo, esfuerzo y energía gastamos preocupándonos y entristeciéndonos por estas cosas, dejando que la tensión hacia el Casa del Padre se desvanezca, perdiendo de vista el significado del viaje, el destino del viaje, lo eterno a lo que tendemos, la ¡alegría por la que respiramos!”, exclamó Francisco.

“Preguntémonos: ¿Vivo lo que digo en el Credo, espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo venidero'? ¿Y cómo es mi espera? ¿Soy capaz de ir a lo esencial o me distraigo con tantas cosas superfluas? ¿Cultivo la esperanza o sigo quejándome porque valoro demasiado tantas cosas que no importan y que pasarán?”.

Amar libremente y sin concesión

El Papa indicó luego cuál es la mejor manera de prepararnos para el día del juicio: “Amar gratis y sin reembolsos, sin esperar nada a cambio, amar al que no forma parte de mi lista de preferencias, que no puede devolvernos nada, que no nos atrae”.

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