La pintoresca localidad de La Carolina, ubicada en las sierras de San Luis, fue distinguida como uno de los mejores pueblos del mundo. Este reconocimiento proviene de la Organización Mundial del Turismo (OMT) en el marco de su certamen "Best Tourism Villages", al que se presentaron varios pueblos argentinos.
La Carolina, un pueblo tranquilo que alberga a 251 habitantes, se encuentra rodeada de una imponente naturaleza, al pie del cerro Tomolosta y a unos 83 kilómetros de la capital provincial. Su principal actividad económica es la minería artesanal, ya que en la región no existen explotaciones mineras a gran escala.
Este rincón escondido en las montañas posee una gran y diversa oferta de atractivos turísticos que incluye la Mina de Oro La Carolina, la Gruta Inti Huasi, la Pérgola de las Flores y una réplica del histórico Cabildo de 1810. Además, La Carolina es un paraíso para los amantes de la naturaleza, que pueden disfrutar de largas caminatas para apreciar la belleza del lugar.
El reconocimiento otorgado por la OMT no es algo que se logre fácilmente: "Best Tourism Villages" busca destacar localidades que ejemplifiquen destinos de turismo rural con valores culturales y naturales sobresalientes, promoviendo la preservación de los estilos de vida rurales y comunitarios.
Asimismo, valora el compromiso con la sostenibilidad en todos los aspectos: económico, social y ambiental, y reconoce a aquellos pueblos que ven en el turismo un motor de desarrollo para lograr el bienestar de sus comunidades.
¿Cuáles son los requisitos para ser elegido entre los mejores pueblos del mundo?
Para ser considerado en este selecto grupo, los pueblos deben tener una baja densidad demográfica, con no más de 15.000 habitantes, deben encontrarse en un entorno natural o cultural distintivo y deben compartir valores y estilos de vida que les sean propios y que aporten un valor turístico significativo. La Carolina, con su extensa herencia cultural y sus impresionantes paisajes, cumple con estos requisitos.
Este honor no solo es un motivo de orgullo para La Carolina y su comunidad, sino también para todo el país. Demuestra que Argentina no solo es hogar de destinos turísticos de renombre mundial en sus ciudades, sino también en sus rincones más escondidos.
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