Quien diría que siendo joven los domingos se convertirían en uno de los recuerdos más marcados que tengo de la salita del único TV que teníamos en casa de mis padres; domingos donde el primero que llegaba quería ocupar el centro del sillón o la alfombra al lado de la estufa a leña.
Siempre digo que el Siglo XX dio a luz a algunos grandes únicos e inolvidables anticipados y geniales seres transmisores de la triste realidad que viviría el Siglo XXI desde lo espiritual, humano, social, cultural, político, económico y demases.
Hoy quiero hablar de un Señor llamado “Tato”...bueno si queda algo por decir o no decir, voy con mi humilde columna simplemente a recordarlo cerca.
Siento, que los que lo conocimos “televisivamente hablando” estamos hoy más que sorprendidos de su capacidad anticipatoria a los hechos que nos envuelven como mundo, sociedad y país, hoy serías el dueño de la virtualidad y un gran youtuber mi querido Tato, pero te les anticipaste a todos; hoy pocos pueden tratar tan sutilmente los temas que ya nos aquejaban hace decenas de años.
Fuiste y sos cine, teatro y televisión, medio donde tu humor político como el “Artista Cómico” hizo reír a generaciones de argentinos a lo largo de tus más de 50 años de profesión.
Fuiste y sos una de las figuras más respetadas y queridas del país.
Como Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, tu capacidad para decir lo que nadie podía o quería decir.
Sagaz y crítico sutil, un cautivador del televidente con tu lenguaje político mostrando la realidad a través de un teléfono y monólogos impecablemente actuales...quien diría mi querido Tato...que anticipabas un camino hoy lleno de verdades que muestran las mentiras 20 a 30 años después. Qué genio inigualable, qué imaginación realista de un futuro que describías lejano al hoy que lo transmuta.
Gran recitador, admirable velocidad verbal, hasta llamativa manera de interpretar a tus personajes imaginarios que muchas similitudes encuentran en el hoy.
Te acompañaron grandes guionistas, colaboradores, figuras invitadas en tu mesa y los fideos a la Tato, tus bailarinas y tu fino show mostrando una “finura y clase” que hoy dista mucho de estar reflejada en nuestras pantallas llenas de color e IA.
Iniciaste un camino de ida frente al público haciendo reír a todos en una despedida de soltero, donde dos guionistas te convocaban para Radio Splendid.
Ahí Mauricio Borenstein se convertiría en el actor cómico de estilo propio: el querido “Tato Bores”.
Siempre recordaré tus propios ciclos televisivos, como “Tato, siempre en domingo” por canal 9, “Por siempre Tato” en Canal 11, “Dígale sí a Tato” y “Déle crédito a Tato” por Canal 13, “Tato para todos”, “Tato Diet”, “Tato de América” y, el inolvidable “Good Show”.
Good show y no seamos papas fritas, mi querido Tato Bores, ¿no te parece?
Fuiste un ser humilde pero te convertiste en un enorme y libre ser en expresión, visionario, inteligente, copiado... bueno (imposible copiarle a los genios pues salió y sale muy mal una versión copiada), líder de opinión, observador filoso de aquella realidad hoy real, solo nos faltaría hoy tu frac con peluquín, tu habano, tus patines y papelitos de colores, ah pero los fideos siguen estando amigo Tato, aunque no estés hoy sentado a la mesa en tu programa de TV mostrando una realidad muy vigente.
¡Muchos te seguimos extrañando!
Y fiel a su estilo, me despido mis queridos lectores, tal vez se sientan identificados o no con mi querido Tato y su clásica frase de cierre: “Por eso, mis queridos orejones del tarro, a seguir laburando, la neurona atenta, vermouth con papas fritas y ¡Good Show!”
¡Gracias mi inolvidable Tato!
¡Hasta el próximo Good Show, digo Columna queridos lectores!
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