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1591 Cultura + Espectáculos ENTREVISTA

Nicolás Bustos: "Hay que recuperar lo lúdico"

“Orígenes” se denomina la muestra del fundamental artista riojano Nicolás Bustos que se expone en el Espacio de Arte de la Fundación OSDE. Un conjunto de obras esenciales, que muestra no solo el camino recorrido por el pintor, sino también la manera de concebir un concepto que se aplica tanto a lo artístico como a la vida. Pintar, como si fuera un juego, pero para trascender al mismo tiempo.
Fernando Viano

Por Fernando Viano

Por nada del mundo cambiaría hoy, precisamente, su lugar en el mundo, aunque reconoce a 1591 Cultura+Espectáculos, que ahora siente la necesidad de “tener un lugar acá, en La Rioja, por todo el material que tengo”. Todos sus sentidos artísticos y humanos se afincan en Anillaco, pero su obra trasciende ya desde hace un buen tiempo todo límite, toda frontera. Y quizá, sin saberlo, habita en diferentes lugares, incluso aquí, en la Capital, donde su muestra “Orígenes” abrió las puertas a un universo que lleva su nombre: Nicolás Bustos.

Son 65 obras las que se pueden apreciar hasta el 31 de enero en el Espacio de Arte de La fundación OSDE, ubicado en Adolfo E. Dávila 30. 65 obras que abarcan diferentes épocas y técnicas –óleos, dibujos, acuarelas, cerámicas, poemas- y muestran una visión profunda e interna del artista sobre la condición humana, con un recorrido que se presenta al que mira como una polifonía donde coexiste una búsqueda de símbolos y mitos, la exquisitez de la composición pictórica, la inocencia y la nostalgia de su campo natal, a través del cual Bustos -acompañado de la delicada y cuidada curaduría de Flora Gómez- nos muestra la complejidad del ser riojano en su máxima expresión.

Y, también, la complejidad de la obra de un artista que, sin embargo, brilla por su simpleza, por su honestidad intelectual y por la generosidad de su palabra que se brinda a corazón abierto, sin guardarse nada a la hora de expresar la claridad de un pensamiento que lo constituye, que lo conforma y que lo define. Y que, por sobre todas las cosas, lo envuelve en una humanidad que extrapola lo cotidiano, que lo saca de lo común y que lo lleva a habitar en lo extraordinario de su manera de interpretar y expresar.

“Lo interesante es que esta muestra no es retrospectiva, sino que se maneja un concepto unificador de la obra”, comienza afirmando Nicolás cuando se le pregunta por “Orígenes”. Y va un poco más allá, dejando así las primeras definiciones de una concepción que lo sostiene: “Eso es lo que tenemos los artistas gracias a la pacha, que vamos dejando rastro y que ese rastros tiene una continuidad, pero que no te das cuenta. Tiene que mirarlo otro. Por eso cuando la curadora (Flora Gómez) me preguntaba yo le decía: es tu mirada, yo no puedo decirlo, porque es como si hablara de mis hijos”.

¿HUBO UNA SELECCIÓN PREVIA O FUE LA CURADORA LA QUE HIZO ESE TRABAJO?

No, le di esa libertad. Sé que ellos tienen un ojo para eso; yo no puedo hacer esa lectura respecto de mis pinturas; eso lo puede hacer la mirada del otro, y sobre todo porque Flora es pintora; le vio un hilo conductor y así armó esta muestra.

ES INTERESANTE ESTE CONCEPTO DE LA MIRADA DEL OTRO, ¿CÓMO JUEGA EN VOS ESA MIRADA, JUSTAMENTE?

Es lo que me construye, y creo que es aplicable a lo artístico y A la vida. Si vos no tenés los vecinos, no tenés muchas referencias de dónde estás. La dimensión te la da el otro. Y cuando publico en Facebook, por ejemplo, es como un encanto que se produce en base a algo que escribí o en base a una imagen.

CLARO... OCURRE QUE VAS ENSAMBLANDO, IMAGEN Y PALABRA...

Eso es lo que me gusta hacer, pero hay gente que por ejemplo me escribe y es como una nueva mirada de lo que yo hice, y eso es fenomenal.

¿ES MUY DIFERENTE TU MIRADA, EN PARTICULAR POR EL ESPACIO EN QUE HABITÁS, POR ESE CONTEXTO?

Yo fui muy curioso desde niño, de querer aprender de todo lo que me rodeaba. Digo aprehender de tomarlo y aprender de superar eso. Una anécdota es cuando trabajaba en el diario El Independiente, era cadete y tenía que llevar los diarios a la Terminal de Ómnibus y resulta que yo quería conocerlos a los tipos que tenían otra lectura de la vida y quiénes eran: los que escribían, los que pintaban, los músicos. Tenía en aquel entonces 16 años. Entonces qué hacía: al gordo Alipio Paoletti le decía, ‘gordo, porqué no me ponen como cadete de redacción’, porque yo sabía que ahí, en redacción, estaba el núcleo de toda esa gente. Así terminé bajando las noticias de las teletipo, separando política, deportes, sociales, policiales y ahí aprendí a leer, porque tenía que leer eso, y lo que me daba más curiosidad era si aparecía algo artístico. Eso me dio un ejercicio visual; yo no sé reglas ortográficas, no tengo la más mínima idea, pero si veo una palabra mal escrita ahí nomás salta, pero por una cuestión visual. Eso mismo me dio la posibilidad de conocerlo a Daniel Moyano, a Ricardo Mercado Luna, a Ariel Ferraro. Yo tenía que ir a buscar las notas que escribían para el diario, entonces cuando volvía me paraba en la plaza y las leía. Me costaba hacer la comprensión de texto, porque imagínate algo de Ariel Ferraro. Don Ricardo era más doctoral, más prolijo, y Daniel era más entretenido, más descontracturado. Eso me permitió también descubrir gente como Pedro Molina, cómo Mario Aciar. En el ‘68, Mario Paoletti estaba viajando de La Rioja a Buenos Aires y en el trayecto, en el camino me dice: ‘Negro vos te vas para Córdoba, vamos juntas’ y en el camino insistiéndome que estudie periodismo para volver al diario, pero no era lo mío, yo quería estudiar pintura.

¿Y POR QUÉ LA PINTURA? ¿QUÉ FUE LO QUE TE MOVILIZÓ HACIA ESA BÚSQUEDA?

Lo mío estaba definido desde muy niño...

¿ENTONCES EN PARTE POR ESO SE LLAMA “ORÍGENES” LA MUESTRA?

Claro, la muestra tiene que ver con el recorrido que hago a través del tiempo. Estando en Buenos Aires también pinto cosas que tienen que ver con el Rioja.

LA RIOJA DE ALGUNA MANERA SIEMPRE ESTUVO..

Sí, siempre claro. Una de las cosas que alguna vez me pondré a trabajar, es sobre el agua; yo prácticamente me crié en Los Llanos. Hoy te hablan de los humedales y allá cinco gotas de agua eran un milagro.

¿TE MARCÓ MUCHO ESA REALIDAD? ¿EN DÓNDE LO NOTÁS?

Tiene que ver, por ejemplo, con algo que es algo metódico. Yo me baso en una experiencia que puede ser lo compositivo, la paleta de colores, voy buscando la gota de agua que va a ser el punto final de lo que yo necesito. Es como crear sed y poder tomar esa gotita de agua.

¿CON TODAS TUS OBRAS OCURRE DE LA MISMA MANERA?

Sí, generalmente sí. En el inconsciente funciona. Cuando me ordeno, trato de crear un esquema, una dimensión en la que yo pueda crear. Tengo mis plantas, tengo mis verduras, hoy casualmente estuve sembrando. Supuestamente tienes que poner dos semillas, porque una puede fallar y la otra puede ser. Y no es lo mismo que agarrar un paquetes de semillas y tirarlas. Y el fenómeno de la aparición que hace eso, porque es una energía que va a brotar, empuja, y eso que parece lo que sería el continente que se resquebraja y se abre por la energía que surge.

POR ESO TE PREGUNTABA POR EL NOMBRE DE LA MUESTRA, POR “ORÍGENES”, PORQUE VOS ESTÁS EN CONTACTO PERMANENTE CON ESO, CON LOS ORÍGENES...

Tal cual, sí. En el ‘69 o ‘70 me incorporé a un grupo de arqueología de la Universidad Católica de Córdoba, como dibujante; cuando encontraban una pictografía y había que reproducir eso, ese era mi trabajo, pero yo tengo la sensación de que hay una cortina de sivilización. Nosotros tenemos a la española, pero los conquistadores existen aquí hoy y siempre; creo que es algo perteneciente a la génesis del hombre. Y una de las cosas más maravillosas que me tocó vivir fue una excavación en Chañarmuyo y después investigar La Tunita en Catamarca, que es un yacimiento que no se puede creer. En algunas pinturas que hay acá están estas imágenes y recorridos, no reproduciendo la imagen, sino jugando con símbolos, con datos.

IMAGINO QUE SOS MUY PERMEABLE A LO QUE TE RODEA...

Mucho, sí.

¿Y CÓMO SE TRABAJA CON ESA ENERGÍA QUE ESTÁS RECIBIENDO CASI DE MANERA CONSTANTE?

Se sufre mucho, mucho. Es muy traicionero el hecho de que tenga el corazón al aire. Pero sí aprendí esto de no cuidarme, sino escuchar la devolución. Cuando recibo la devolución la esquivo o la tomo, pero no me puedo prohibir porque traiciono mis sentir.

NO TE NEGÁS A LA EXPOSICIÓN, A TU EXPOSICIÓN...

Justo venía pensando eso. Cómo hacés con esa cosa de la intuición, de darle importancia a eso que intuís; creo que ahí está gran parte de la verdad, en esa percepción. Es como un rayo de luz que sale de entre medio de las piedras, de entre medio de los cardones, de donde sea, pero eso indica algo para uno y ese ser que está viendo y que se integra a esa sensación no soy yo, el cotidiano, soy ese ser anterior a lo que es esta cosa cotidiana de convivir.

VIVIR CON EXPERIENCIAS EXTRAORDINARIAS...

Eso fue, ahí están las cosas y cómo cada cosa de esas por gente amiga o por no sé qué, me fue apareciendo y si yo me volvía para atrás, me lo traía, me quedaba sin la gran oportunidad de estar ahí. Yo descubrí que los tipos que dejan una marca en el mundo son tipos trabajadores y el otro que es pasatista, casi como un hobby, desaparece muy rápido.

¿ESO QUIERE DECIR QUE TOMÁS ESTA FACETA ARTÍSTICA COMO UN TRABAJO?

Si, totalmente...

Y AHÍ ENTREGÁS TODO...

Se trata de ordenar energías. Hay una cosa que a todos los artistas nos pasa, creo que al que escribe también, que es el encontrarse con el papel en blanco. El papel en blanco no tiene dimensión, entonces estás perdido. Tenés que tener alguna referencia, algo que te encuadre, es como las construcciones para que habitemos, que tienen ese concepto. Un hombre que vivió en las cavernas, que vivió en el monte, es un nómade, y el nómade tiene eso de no tener un contexto social, no tiene una estructura y nosotros sí la necesitamos. Yo me puedo conmover mucho, pero tengo que ordenar toda esa energía, que es la pintura, la música. No se puede leer el pentagrama de atrás para adelante.

Y A VOS ESA ENERGÍA TE HA LLEGADO POR VARIOS LUGARES, PORQUE APARECE LA MÚSICA TAMBIÉN...

La música también, canto, bailo tango y para bailar tango también necesitas esa estructura...

SIN EMBARGO, ESA ESTRUCTURA TE PERMITE TAMBIÉN Y DE ALGUNA MANERA, EL PODER ROMPERLA...

Claro, sí. Pero aparentemente... yo pienso que hasta el hecho más fortuito tiene una estructura, nadie se escapa. Esto de ‘yo pinto porque soy libre’, no es así. Naciste, te criaron, fuiste a una escuela. Hay un encuadre, todos lo tenemos. ¿Cómo puedes hacerlo? Es volver sobre lo mismo y a partir de eso romper, supuestamente. El ejemplo es Picasso: Picasso las hizo a todas; Berni las hizo a todas.

PERO PARA ROMPER NECESITÁS DE ESA ESTRUCTURA...

Necesitás una base, un orden. Hay una cosa muy curiosa que es la mirada: Vos podés ver una imagen muy caótica, desbalanceada, que se corre, pero el ojo las ordena más allá de tu voluntad, porque hay un ser antes de nosotros y es el que tiene la lectura, ese es el que capta cómo es en esencia lo que estás viendo. Es un buen ejercicio ese de darte cuenta que alguien está viendo por vos.

A PROPÓSITO DE LA MIRADA, ¿SOS DE MIRAR HACIA ATRÁS, ESO QUE HICISTE PARA PROYECTARTE HACIA EL FUTURO?

A veces me acuerdo de Berni, pero mi concepto con él era que yo laburaba para él; no tengo fotos con Berni, solo una donde estoy haciendo copia de un grabado, pero porque lo tenían sentado al viejo ahí y le sacaban fotos; no me gustaba ser cholulo. Hubiese sido lindo tener una foto para recuerdo y como registro también, que es necesario, pero yo me negaba un poco a eso. Lo que más me atraía de él era el hecho de que el tipo se levantaba a las 7 de la mañana, estaba en el taller, comía 12.30, descansaba 20 minutos y seguía hasta las 7 de la tarde. Y después hacía bocetos a la noche para empezar a la mañana siguiente. El deseo es lo más sanador que tenemos la humanidad; vas por el deseo y eso es conseguirlo, conquistarlo, tenerlo, es como es una piedra preciosa el deseo. Y entre las cosas que vi de Berni hay algo que me llamó mucho la atención, que el estaba pintando y tenía tres estilos de pintura. Un cuadro surrealista que le parecía que tenía que retocar, uno de Santiago del Estero, de la época social de Santiago del Estero y uno de la Ramona Montiel, de la Ramona contemporánea; hizo una serie de erotismo, de mujeres con artefactos del hogar que no se conocen mucho, pero el tipo se planteaba de esa manera: trabajaba en esto, trabajaba en esto, y trabajaba en esto otro al mismo tiempo.

BUENO, CREO QUE VOS SOS UN POCO ASÍ...

Sí, no puedo hacerlo de otra manera. Y atender a eso, es mi necesidad.

¿Y CUÁL ES TU DESEO HOY?

Por ejemplo que no haya guerra, pero no sólamente la guerra de armamento, sino el enfrentamiento constante de la humanidad, de la disputa por espacios de poder; es destructivo. El incorporar la mentira como una cosa naturalizada es lo peor que le puede pasar a la humanidad. Cómo puedes tener hijos y pensar bien en los hijos si de por medio te ronda la mentira. Y no sólamente la mentira en el plano político, sino como una cosa generalizada.

EN ESE CONTEXTO AL QUE HACÉS REFERENCIA, ¿CUÁL CONSIDERÁS VOS QUE ES EL ROL QUE DEBE TENER EL ARTE?

En un tiempo yo militaba en una villa, en la 11-14 de Buenos Aires, y era la época de los grupos políticos, de la militancia y había algo que me molestaba muchísimo, que era esto de cómo se captaba al otro, cómo lo capturaban para lo que ellos pensaban. Una cosa es que podamos intercambiar ideas y que luego cada uno se vaya a su casa y tal vez alguna cosita de esas nos modifique; con el tiempo es una construcción. El tema es cuando eso se vuelve en una construcción de antemano, en pensar en que el otro tiene que ser lo que yo deseo que sea.

BUENO, LAMENTABLEMENTE ESO NOS VIENE PASANDO A DIARIO

Sí, nos pasa a diario. Pero con respecto al arte, la influencia que tiene, creo yo que no hace falta pintar obreros para pensar en lo social. Hace falta tener imágenes superadoras, dar una propuesta distinta para que pase por el costado de todo eso, es decir, pensar en un final. ¿Cuánto bien le podés hacer a una persona mostrándole algo armónico? Cuando te regalan una flor, te regalan algo que de por sí tiene una belleza propia, aunque la flor nunca se enteró, ese es otro tema. Pero hay una comunión en eso, qué cosas bellas y son bellas de por sí y si vos trabajas en pos de eso, de la belleza. A ver: más revolucionario que un Beethoven no existe; un Bach, no existe, un Borges. Es eso y es tan difícil porque no hay un fundamento filosófico de qué es el arte y eso hace que también se traicione esa parte, porque terminan siendo el: ‘mira, dale que va’, que también pertenece a un especie de adolescencia. Comulgo con eso que digo, ‘mira que curioso, es lindo’, yo me doy cuenta que eso me atrae, pero también me doy cuenta que no tiene esencia, que es fortuito, que es muy pasajero. Y fundar la historia del hombre sobre eso es como quitarle todo el sentido. Porque para esto la humanidad desde sus comienzos viene haciendo paso a paso; aunque se equivoca muchísimo.

PRÁCTICAMENTE SE PODRÍA DECIR QUE NOS CONSTRUIMOS EN LA EQUIVOCACIÓN...

Pero es válida, porque es la forma de aprender. Esa experiencia de la humanidad también tiene un hilo conductor para poder tener un sentido de lo que quieres vivir

¿HAY ALGUNA PINTURA QUE NO HAYAS PODIDO HACER TODAVÍA?

Sí, y más que todo por el tiempo. Me gusta hacer de todo; si veo algo roto lo arreglo, paso frente a la máquina impresora de grabado y digo, ‘uy, las maderitas esas que encontré esta mañana y las junto’ y voy por otro lado, tengo una parte de la casa con esculturas que son construcciones, objetos con material desechable y es así, tengo que encontrarme en el empujón y ahí me pongo.

ES LO QUE TE VA LLEGANDO...

No soy de planificar, no puedo; viste que hay gente que pinta todos los días, ya es una doctrina, yo no. Por ahí mancho cosa, agarro la acuarela y mancho, y las dejo. Por ahí me río de mi mismo porque por ahí las pongo en la penumbra y es como un encuentro: me voy, me paro en la puerta, entrecierro los ojos y veo a dónde se ilumina y cómo se va armando. Después lo dejo, me voy a dormir, al otro día paso hasta que en un momento, me siento y como ya lo pasé interiormente, es como que va madurando, me siento ya y no es que lo resuelva ahí porque ahí empieza el tema, esta cosa que son tus sensaciones, qué te da el material, qué te permite. Una acuarela es una sucesión de transparencias. Eso lo aprendí con (Guillermo) Roux, que es muy interesante porque él decía: ‘ustedes no se guíen por el color que ponen, van a tratar de guiarse cuando pasen con otro color por arriba porque la sucesión de los reflectantes de los colores va a aparecer como algo mágico, como transparencias, como si fuera una neblina, que te acercas los objetos y lo vas viendo, pero primero es como enrarecido’. Cuando me siento muy de una imagen que me parece como algo que tengo que poner, me freno, porque ya me empieza la mente a dirigir qué es lo que tengo que hacer y para mí eso no es un buen resultado.

¿Y POR DÓNDE VA EL BUEN RESULTADO ENTONCES?

Por esta cosa que se descubre por sí sola. Vos cuando trabajas hay algo que vas construyendo, el tema es que los tramposos es que en el inconsciente nosotros tenemos grabada la presencia del otro. Entonces lo que hay que tratar es de borrarlo por ese momento, porque ese otro lo va a poder ver después cuando ya te hayas puesto vos por encima de eso.

Por esta cosa que se descubre por sí sola. Vos cuando trabajas hay algo que vas construyendo, el tema es que los tramposos es que en el inconsciente nosotros tenemos grabada la presencia del otro. Entonces lo que hay que tratar es de borrarlo por ese momento, porque ese otro lo va a poder ver después cuando ya te hayas puesto vos por encima de eso.

VOLVÉS A HACER MENCIÓN AL OTRO Y RESPECTO DE ESTA MUESTRA EN PARTICULAR, ¿QUÉ EXPECTATIVAS TENÉS?

Tengo la expectativa de... yo no soy conocido como pintor; todos saben que pinto, pero me conocen por cualquier otra cosa, menos cómo pintor y creo que es consagrar esto, haber trabajado tanto tiempo y que eso llegue a revelarse. Y hoy pensaba que es un tiempo justo. Es un encuentro. Yo en Buenos Aires tenía la gran parte de las cosas y las traje a Anillaco; quedaron ahí encerradas y tenía que aparecer alguien como Catia Carlucci, qué me dijo ‘eso tiene que estar en algún lugar que lo vea la gente’ y ella consiguió a OSDE que pone la curadora que es Flora Gómez, que es una pintoraza, y todo se fue dando al igual que las colaboraciones: no sé si a muchos les habrá tocado que el Gobierno, que Culturas de la Provincia colabore y la Municipalidad también. Es una fiesta eso. Para mí es la confluencia de un montón de energía sumada a la mía que llega a consagrarse en esto de la muestra.

Y ADEMÁS, LO BUENO ES QUE VA A ESTAR MUCHO TIEMPO DISPONIBLE

Si afortunadamente. Y tengo la expectativa de que la muestra se pueda mover a otros a otras provincias; la selección que hizo Flora es muy linda.

DECÍS: “ME CONOCEN DE CUALQUIER FORMA MENOS COMO PINTOR, ¿CÓMO TE DEFINIRÍAS VOS?

Es como cuando sos niño y vas por una imagen, por un sendero y tenés flores de un lado, flores del otro, las ramas, los pájaros y yo me detengo en cada cosa que me entretiene, me gusta esto, giro, me gusta esto otro, giro y voy así. Con el tiempo, en mi vida, aprendí a no deberme nada. A nadie. Creo que también es una cosa traicionera que la sociedad inventó, lo lúdico lo puso como profesión; canto porque me entretiene, porque me libera. Todo eso hace un ser, pero que no es Nicolás Bustos, insisto en eso, yo estoy encarnado.

ESO TE DA CIERTA TRANQUILIDAD EN RELACIÓN A QUE DE PRONTO, EL DÍA QUE NICOLÁS BUSTOS NO ESTÉ, ALGO DE NICOLÁS BUSTOS VA A QUEDAR...

Exacto, es eso. Es lo que tiene de mágico los tipos que pasaron y dejaron huella en cualquier sentido. Un buen hombre, un buen hombre del pueblo, ese hombre, no es el que practica la bondad, es él la bondad. Y es el que te ilumina. Es la parte más valiosa que podemos tener para la vida. Es traicionero el hecho de que en la sociedad te ubiquen, que si no tenés un documento vos no sos nadie, y vos no sos el documento. Entonces si en lo cotidiano y en la sociedad, la única forma de existir es esa, estamos errados.

BUENO, TAMBIÉN TENEMOS ESA NECESIDAD DE ENCUADRAR, DE PONER A LA GENTE EN UN LUGAR, EN UN OFICIO, EN UNA PROFESIÓN...

Creo que nos confundieron porque la sociedad empezó a inventar qué necesitaba para ser productiva una sociedad en sí misma. Me acuerdo cuando las profes de dactilografía estaban enfrente del parque Sarmiento, de un instituto que era una casa y empezó a ir la gente a estudiar. Yo era muy chico, pero me acuerdo que se puso en pánico la gente que escribía, que hacía caligrafía, porque pensaba que iba a desaparecer la escritura. Y la verdad, ahora la caligrafía como dato mecánico esta puesta en los celulares, el pensamiento del hombre sigue igual, es decir eso no es lo que nos modifica, lo que nos modifica es que se crean lo que la sociedad necesita. Y el planteo es que si no haces eso te morís de hambre, que es la condena.

PERO SIEMPRE ESTUVO ESA IDEA DE QUE NO SE PUEDE VIVIR DEL ARTE

Tampoco vivís como albañil, y además depende del target, de qué cosa no se puede vivir. Hoy se habla, por ejemplo de un nivel de pobreza y yo pongo mucha atención en esto. La pobreza sería la privación casi de todo, pero los niveles de pobreza se van midiendo de otra forma. En Los Llanos, por ejemplo, la gente vivía sin radio, sin televisor, sin corriente, tomaban el agua de la represa que tomaban las vacas, y se vivía, y se podía ser un ser digno.

QUIZÁS, ENTONCES, NO HABRÍA QUE HABLAR DE POBREZA SINO DE DIGNIDAD...

Y aparte, porque el tipo que tiene millones de mangos, si no es un ser digno es un pobre desgraciado.

¿SENTÍS QUE TE FALTA HACER ALGO?

No sé; si tuviera una tijera, lo cortaría al tiempo en dos partes: una parte que se ocupe del Nicolás cotidiano y la otra que se ocupe nada más que de investigar, de conocer. Pero un solo tiempo no, no me da. Es desesperante a veces

¿TE PASA DE SENTIR ESA DESESPERACIÓN DE QUE NO LLEGÁS, QUE NO TE ALCANZA?

Es una cosa que tiene que ver con la ansiedad y en eso sí soy un poco más realista, aunque le tenga miedo a la muerte como todo ser humano, pero juego con un tiempo, un tiempo concreto, real. No tengo ninguna enfermedad, ninguna, pero sé los procesos y me doy cuenta que yo hoy en día es como si tuviera una carpintería con todas las herramientas que te puedas imaginar, esa es la sensación que tengo. Me despierto a las 4, 5 de la mañana y curiosamente hay un pasaje entre la noche y el amanecer que es como si fuera un panal de miel, o sea una sensación así: no se puede creer que uno pueda levantarse, abrir los ojos y ver eso. Y salgo afuera a oler, porque el rocío deja el perfume en las plantas y eso no se puede perder como sensaciones; los atardeceres de allá, cómo la luz inaugura y hace fiesta de todo: las plantas, los pájaros, los colores del cerro, cómo pasan de un azul a un violáceo y de un violáceo a un rosado, rosa viejo, y después se quedan en un amarillento, y después cuando el sol hizo el proceso de ir hacia arriba empiezan a ponerse azules de nuevo.

PERO AHÍ VA TAMBIÉN TU CAPACIDAD DE VISUALIZAR TODO ESO; NO SÉ SI TODOS TENEMOS ESA CAPACIDAD, O SI PODEMOS VER DE LA MISMA MANERA...

Tal vez que sí, pero creo que hay que recuperar lo lúdico. Lo lúdico, con la experiencia, es maravilloso. No sé, agarro la guitarra -yo no toco bien, toco para acompañarme- y tocando descubro que hay cosas que no sé de dónde salieron, las aprendí descubriendo. Tomé clases, pero es como que a esta altura estás más dispuesto, más relajado, no hay situaciones apremiantes.

MUESTRA PINTURA

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