En la actualidad, los casinos, tanto físicos como online, son un ámbito de entretenimiento muy frecuente. Sin embargo, esto no siempre fue así. Algunas décadas atrás, los establecimientos de tierra eran los espacios más habituales para apostar, pero no estaban situados al alcance de todos los sectores de la sociedad. A partir de la década de los 90´ se abrió camino a una industria que hoy se expande con creces.
Las empresas de juego encontraron en Argentina un territorio fértil que les permitió proyectar un mercado en potencia. Con la llegada de Carlos Menem al gobierno, la industria creció a lo largo y ancho del país y terminó de consolidarse con el advenimiento de la era digital y la consecuente ley aprobada en 2020 que legalizó los juegos de azar en línea.
Es notable la cantidad de opciones disponibles para apuestas que existen hoy en día en el mercado argentino. Si recién te estás introduciendo en el juego, podés encontrar una lista con los mejores casinos online de Argentina en la guía de Estafa.info. Estas guías son escritas por profesionales e incluyen todo lo que necesitás saber para elegir un operador seguro y de calidad.
La privatización del juego en los 90´
Antes de que llegara internet a nuestras vidas diarias, el universo de las apuestas en casinos estaba relacionado a las actividades turísticas. Los grandes establecimientos tradicionales como el casino de Mar del Plata, el de Necochea o el de Alta Gracia explotaban en temporada alta y la recaudación era del estado. Durante el gobierno de Menem, esto cambió radicalmente, dado que la actividad se privatizó.
Con la privatización se empezaron a emitir licencias a empresas que aprovecharon la circunstancia política y económica para hacer crecer sus negocios. Se abrieron nuevas salas de juego y se popularizaron las tragamonedas que rápidamente pasaron a ocupar salones de recepción en hoteles y bares. La industria del juego se disparó y, por ende, se crearon nuevas regulaciones que le dieron un mayor marco de control y supervisión a la actividad.
Los casinos se expandieron geográficamente. La distribución de nuevas salas en ciudades menos orientadas al turismo fue clave para estimular el consumo local y ampliar el caudal de jugadores. Esta descentralización de los casinos fue recién el comienzo de un crecimiento galopante que encontró su catapulta en el nuevo mercado de juego en línea.
La ley de juegos en línea
La llegada de la era digital generó novedosas oportunidades de enriquecimiento para las empresas de juego. Internet se volvió el sector más concurrido en materia de ocio y el desarrollo tecnológico favoreció a las casas de juego que desarrollaron plataformas web muy ricas en innovación. En 2020, Argentina emitió una ley que legalizaba los juegos de azar en línea.
La ley de juego online permitió darle un marco formal a una actividad en pleno auge. Sin embargo, la puesta en marcha de la ley quedó supeditada a cada gobernación provincial. Es por eso que, hoy en día, algunas provincias todavía prohíben las apuestas en juegos de azar online, mientras que en otras regiones está totalmente habilitado.
La legalización del juego en línea se ha convertido en una materia de debate dado el creciente índice de operadores clandestinos. Mientras que para algunas autoridades legalizar el juego fomenta el consumo problemático y pone en riesgo la salud de los más vulnerables, para otras fomenta la transparencia y promueve políticas de seguridad y protección para los usuarios.
Mayor control y transparencia
El crecimiento del mercado del juego a lo largo de los años condujo a que el estado se viera en la necesidad de ajustar las tasas impositivas y contribuciones financieras. Una de las medidas más recientes fue la del impuesto indirecto sobre las apuestas online, que fue resuelta por la AFIP en 2022. De lo recaudado, el 95% es coparticipable y el 5% restante es destinado a la ARSAT,
Cada jurisdicción cuenta con instituciones de control que supervisan las casas de juego. Esto permite que haya un riguroso seguimiento del funcionamiento de los casinos. En La Rioja, el ente a cargo de monitorear la explotación de la actividad es la Administración de Juegos de Azar (AJALaR). Este tipo de organismos tejen alianzas con organizaciones sociales que combaten la ludopatía a través de campañas y de la ejecución de programas de juego responsable.
Es indudable que, desde el gobierno de Menem hasta hoy, la industria del juego creció sin parar. Aunque la actividad de apuestas en juegos de azar sea una materia en constante debate, la inclusión de una ley que ampare a los jugadores y establezca normas claras volvió a traer una mayor participación estatal que permite seguir de cerca un mercado que tiene grandes proyecciones, tanto en Argentina como en el resto de Latinoamérica.
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