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Sociedad Entrevista. Carlos Vullo, miembro del Equipo Argentino de Antropología Forense

"Lo de Malvinas fue impactante por todo lo que significa"

De paso por La Rioja, el reconocido genetista dialogó con este medio sobre la delicada tarea que implica lograr la identificación de una persona y la reciente postulación del EAAF al Premio Nobel de la Paz 2020.

El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) fue recientemente postulado al Premio Nobel de la Paz 2020. El fundamento de la candidatura radica en "la tarea del EAAF en el ámbito de la ciencia aplicada a conocer la verdad y colaborar con la justicia". 

La iniciativa fue presentada por Karina Batthyány, secretaria ejecutiva del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), y Alejandro Villar, rector de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).

"Su tarea tiene un alcance global: trabajó en más de 60 países con víctimas de desapariciones forzadas; violencia étnica, política, institucional, de género y religiosa; desapariciones actuales; narcotráfico; trata de personas, crimen organizado, procesos migratorios; guerras y conflictos armados; accidentes y catástrofes", anunció CLACSO a través de un comunicado. En el texto, afirman que sus labores se sustentan en los principios de los derechos humanos, del derecho humanitario internacional y en el respeto por el derecho individual y colectivo a la identidad, la verdad y la justicia.

En este sentido, se destaca que el Equipo Argentino de Antropología Forense es una organización científica, no gubernamental, sin fines de lucro, fundada en Argentina en 1984 y que aplica las ciencias forenses, principalmente la antropología y la arqueología, a la investigación de violaciones a los derechos humanos alrededor el mundo. 

Nació con el propósito de investigar los casos de los desaparecidos durante la última dictadura militar. Al principio, era un cuerpo de cinco estudiantes universitarios comandados por el antropólogo estadounidense Clyde Snow, que había llegado al país junto a otros seis miembros de la Asociación Americana por el Avance de la Ciencia, convocados por la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y la CONADEP.

Treinta y seis años después lo integran 70 profesionales y sus servicios son solicitados de todas partes del mundo: realizó misiones en países como Angola, Bolivia, Bosnia, Brasil, Chile, Colombia, Croacia, la República Democrática del Congo, Timor Oriental, El Salvador, Etiopía, Polinesia Francesa, Guatemala, Haití, Honduras, Indonesia, Kurdistán, Irak, Kosovo, Costa de Marfil, México, Panamá, Paraguay, Perú, Filipinas, Rumania, Sierra Leona, Sudáfrica, Uruguay, Venezuela y Zimbabwe.

Uno de esos profesionales comprometidos que componen el EAAF es el reconocido genetista cordobés Carlos Vullo, quien se sumó al equipo hace 17 años, "cuando la aparición de la genética vino a generar un punto de inflexión" en la tarea de identificación de personas.

Así lo señala Vullo a NUEVA RIOJA, en una visita que concretó a esta redacción y como parte de su estadía en esta Capital, aunque no con fines científicos, sino con el objetivo de ser parte de uno de los acontecimientos más importantes para nuestra provincia: la Chaya.

Fue en el año 2003 cuando Vullo se unió al Equipo Argentino de Antropología Forense con el fin de aplicar la genética en la identificación de desaparecidos de Argentina, y actualmente dirige el Laboratorio de Genética Forense de ese equipo. Desde entonces y hasta ahora, ha participado en la identificación de víctimas de violaciones a los derechos humanos en más de 20 países alrededor del mundo.

Es por eso que, respecto de la reciente postulación al Premio Nobel de la Paz 2020, el destacado genetista se expresa con satisfacción, toda vez que considera que "para nosotros, que somos una ONG nos viene muy bien. No tenemos recursos asignados; tenemos donantes hace años y el Estado nos ayuda, pero hay que salir a buscar los recursos con proyectos; un proyecto de identificación, cualquiera sea, se tiene que plantear a través de un recurso económico", sostiene. 

En este sentido, Vullo remarca que "la visibilidad que nos da esta nominación es muy buena. Sensibiliza y permite que consigamos más apoyo". Asimismo, el profesional explica que actualmente "el equipo tiene oficina permanente y principal en Buenos Aires, en  el edificio de la ESMA. No queríamos depender del Estado, porque queremos actuar de manera independiente y actuar como peritos independientes, a pesar que el Estado nos pueda brindar ayuda. El laboratorio de genética que dirijo está en Córdoba, pero como ONG tenemos oficinas permanentes en Nueva York, México y Sudáfrica".

Prestigio

Como tal, el Equipo Argentino de Antropología Forense es un grupo pionero que desarrolla técnicas científicas en el campo de la Antropología Social, la Arqueología, la Antropología Forense, la Informática y la Genética. Su edificio principal, tal como lo señaló Vullo, funciona en el predio de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), tiene un laboratorio genético en Córdoba, una oficina en México y otra en Nueva York.

Su prestigio se expresa en los casos más resonantes en los que ha contribuido: los restos del "Che" Guevara en Bolivia, los cuerpos del poeta Pablo Neruda y el ex presidente chileno Salvador Allende, la identificación de las 122 tumbas anónimas en el cementerio de Darwin de las Islas Malvinas, los 150 cuerpos sin identificar en el Cementerio de Avellaneda, la muerte de 11 diputados de Colombia secuestrados por las FARC, su labor como peritos de los padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, México, el reconocimiento del cuerpo de Azucena Villaflor, fundadora de Madres de Plaza de Mayo, los casos de Santiago Maldonado, Carlos Menem Jr. y Marcelo Gelman, hijo del escritor Juan Gelman. 

"Actualmente recibimos muestras de Sudáfrica, de repúblicas centro africanas y apoyamos al Estado en la búsqueda de desapariciones actuales", explica el profesional y remarca su deseo de que esta postulación al Nobel de la Paz "nos ayude a crecer. Es una nominación, no sabemos si vamos a ganar, pero nos da mucha visibilidad en reconocimiento a 35 años de trabajo del Equipo".

Respecto de la historia, precisamente, Vullo remarca la importancia de quienes dieron vida al EAAF, que "nace en el año '83 con el Juicio a las Juntas, luego de que Abuelas convocaran a Clyde Snow, que fue un profesor y antropólogo forense estadounidense". 

Algunas de las identificaciones de esqueletos por parte de Snow incluyen a John F. Kennedy, víctimas del asesino serial John Wayne Gacy, conocido como Pogo o el Payaso Asesino, el faraón Tutankamón, víctimas al ataque terrorista en Oklahoma y de Josef Mengele, el criminal de guerra nazi, responsable del campo de exterminio de judíos y gitanos en Auschwitz, Polonia. 

"Fueron seis o siete antropólogos los que apoyaron la iniciativa de Snow que, con el paso del tiempo, los empezó a proponer para otras misiones. Yo me uní a la mitad del camino; hace 17 años que estoy, desde que la genética se pudo comenzar a aplicar en huesos. Una vez que apareció la genética, ellos fueron a Córdoba a exhumar las fosas del Cementerio Municipal de San Vicente y yo ofrecí mi experiencia y la cooperación como laboratorio de genética. Así surgieron las primeras identificaciones, que en Argentina fue algo muy novedoso. Hicimos un convenio de cooperación y se consiguió dinero para montar el laboratorio que yo dirijo", cuenta Vullo, quien agrega: "una vez que me integré y armamos el laboratorio había una gran cantidad de esqueletos. Un gran cementerio que era el de Avellaneda y estaba repleto de NN". 

En ese contexto, el profesional señala que "uno de los proyectos de impacto para mí fue la identificación de la madre fundadora Azucena Villaflor. También la identificación de una de las monjas francesas, Léonnie Duquet. Eso fue muy fuerte. Malvinas, hace dos años, fue también muy impactante por todo lo que significa para nosotros, y fue muy bueno que el gobierno de Inglaterra reconozca a nuestro laboratorio de genética como un laboratorio de referencia para confiar y dejar que nosotros hiciéramos las pruebas".  

Más adelante, Vullo señala que "en tecnología dura como esta, sin apoyo económico no se puede hacer nada", pero remarca al mismo tiempo que "fue la genética la que hizo un punto de inflexión dentro del Equipo. A partir de allí le dimos forma al proyecto de Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Desaparecidos, que fue financiado por varios países. Lo plantearon Guatemala, Perú y Argentina, que es donde mejor anduvo. Empezamos a hacer base de datos y en ese momento el Estado apoyó mucho porque se hizo una convocatoria a familiares para hacer una base de datos, un bio banco de sangre de familiares que buscaban a desaparecidos. En ese momento, el Equipo tenía acumulados 1500 esqueletos". 

El 10 de diciembre se celebrará la entrega del Premio Nobel de la Paz en Oslo, Noruega, donde recibirán una medalla, un diploma y un documento con el monto del premio. La efeméride coincide con la fecha de la muerte de Alfred Nobel, el creador de las distinciones que llevan su nombre.

Entre los postulados también están la joven sueca Greta Thunberg, el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ANCUR) y Reporteros sin fronteras.

35 años de camino

Al ser consultado por los fundamentos que desembocaron en la postulación para el Equipo Argentino de Antropología Forense, Carlos Vullo no duda en afirmar que "la nominación es para los 35 años de camino, de los cuales transité 17. Es el tesón de los pibes que comenzaron a darle forma al Equipo con una adversidad muy grande, muy poco apoyo económico y pocas herramientas reales de la ciencia. Por eso siempre digo que tiene un gran valor esta tenacidad que tuvieron los fundadores que fueron siete u ocho antropólogos". 

Actualmente, señala, el EAAF "cuenta con antropólogos, arqueólogos, patólogos forenses, especialistas en balísitica e historiadores. Para hacer una identificación hay que buscar también el marco histórico. El contexto es muy importante; y luego armar la base de datos, que lo hacemos con distintos países y distintos proyectos". Respecto de lo ocurrido en Malvinas, donde hasta el momento se identificaron 122 cuerpos de soldados argentinos y resta cotejar información para determinar a quién pertenecen los restos de varios uniformados más que reposan en una misma fosa, Vullo asegura que "fue algo muy movilizante, y se pudo contar con recursos". Asimismo, señaló que "fue la Cruz Roja quien lideró este proyecto humanitario" y que el Gobierno británico accedió "a hacerlo, aunque con muchos pruritos. Fue muy emotivo. Es algo realmente emocionante, porque a nadie puede escapar que Malvinas es transversal a toda la Argentina". De allí que el profesional no duda en afirmar que "es muy conmovedora la emoción del momento de la entrega; uno ve cómo se cierra un capítulo, el llanto contenido, o una esperanza que se cierra. Es muy movilizante el momento; el reescribir el nombre de la persona".PerfilCarlos Vullo es Bioquímico y doctor en Química de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Miembro del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).La genética le interesó tempranamente y obtuvo su título de Doctor en Ciencias Químicas trabajando sobre la genética de enfermedades autoinmunes.Ha sido fundador y Jefe del Laboratorio de Inmunogenética del Hospital Nacional de Clínicas de Córdoba y Director del Laboratorio de Inmunogenética y Diagnóstico Molecular (LIDMO) desde 1985 hasta la fecha, realizando estudios de genética aplicada al trasplante de órganos y a la investigación de parentesco biológico.En el 2003 se unió al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) aplicando la genética en la identificación de desaparecidos de Argentina. Dirige actualmente el Laboratorio de Genética Forense de ese equipo. Ha participado en la identificación de víctimas de violaciones a los derechos humanos en más de 20 países alrededor del mundo.Ha publicado más de 60 artículos en revistas científicas y escrito 6 capítulos en libros relacionados a la identificación humana aplicando la genética.

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