Participaron de la jornada jóvenes, familias, voluntarios, movimientos eclesiales, instituciones sociales y autoridades provinciales. La inauguración comenzó con la bendición de la casa, seguida de una peregrinación jubilar hacia la plaza 25 de Mayo, y concluyó con la celebración de la Eucaristía en la catedral San Nicolás de Bari, en acción de gracias por el camino recorrido y la esperanza compartida.
«Esta casa nace para recibir la vida como viene, como nos enseñó el papa Francisco. Muchos de los que llegan ya tuvieron una o varias oportunidades. Queremos que esta sea una verdadera casa de escucha, de afecto, de contención; un lugar donde nadie se sienta descartado», manifestó el diácono Nicolás Rizzo, referente de la Pastoral de Adicciones.
La casa Otra Oportunidad funcionará de día, con propuestas por la mañana y por la tarde, en articulación con distintos movimientos eclesiales como los Hogares de Cristo, la Fazenda de la Esperanza y Alcohólicos Anónimos, entre otros. Se prevén talleres, actividades comunitarias, escucha personalizada y espacios de espiritualidad con el objetivo de favorecer la reinserción social, la educación y el acompañamiento en la fe.
«El gran problema del hombre es el egoísmo. Y cuando alguien estira la mano, te saca de vos mismo, te interpela. ¿Quién salva a quién? Muchas veces se salva más el que da que el que pide. Esta casa quiere ser ese gesto de misericordia y de encuentro con el otro, sin prejuicios ni condiciones», reflexionó Rizzo.
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