Este lunes 31 de julio conmemoramos un nuevo aniversario del natalicio de Pedro Ignacio de Castro Barros y recordamos su labor y lucha en La Rioja y en Argentina.
Por eso, reproducimos unas entrevistas con Roberto Rojo, licenciado en Letras y director de Letras y Bibliotecas, Eduardo Varas, quienes pusieron en valor su biografía y explicaron más detalladamente su aporte.
Castro Barros "representa al riojano comprometido con la historia y con la cosa pública" comienza a describirlo el historiador riojano Roberto Rojo. En sus primeros años de vida, se mudó junto a su familia a Santiago del Estero y, posteriormente, viajó a la provincia de Córdoba donde estudió Teología y Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba. Con el tiempo, vuelve a asentarse en La Rioja, en donde fue elegido, en 1814, como diputado por La Rioja, debido a su adhesión con la causa independentista.
"Tras su llegada a La Rioja, fue nombrado párroco e hizo construir la Iglesia Catedral", comenta Eduardo Varas, "defendió la Revolución de Mayo, sostuvo una postura en apoyo a la libertad de vientres, a la autonomía y al acuñar moneda" continuó.
Entre las actuaciones que más se destaca de este prócer, se encuentran su participación en la Asamblea del Año XIII, en el Congreso de Tucumán y en la Independencia. En 1816, fue elegido como diputado para representar a La Rioja en el Congreso de Tucumán, siendo presidente del mismo tras la declaración de la Independencia.
"Castro Barros intervino mucho en las discusiones sobre la nueva forma de Gobierno. Tenía una educación filosófica, teológica y política que permitía tener otra mirada al momento de decidir entre un país republicano o monárquico, unitario o federal" asegura Varas.
Rojo y Varas resaltan mucho la relación cercana entre Castro Barros y el caudillo riojano Facundo Quiroga. "Es interesante esta relación de amistad, de consejo y apoyo hacia Facundo" sostiene Roberto, mientras que Eduardo lo complementa diciendo que "es central la importancia de Castro Barros en la formación de Facundo, fue quien lo apoyó ante la tentativa de acuñar una moneda para toda la República, de separarse de las Provincias Unidas del Río de La Plata y conseguir una autonomía provincial".
La actuación política de Castro Barros era totalmente reconocida por sus pares, es por eso que fue el encargado (enviado por la misma Asamblea del año XIII) de visitar las distintas provincias que comenzaban a desistir de las ideas de autonomía e independencia. Tal como cuenta Varas, era enviado a "convencerlas" de la necesidad de tener una organización institucional bajo una forma constitucional y de seguir con la lucha patriótica.
"Intervino fuertemente para asegurar la independencia y la organización nacional dentro de este momento que puede ser visto como un huracán en nuestra historia" marca Rojo.
Un par de años después, vuelve a Córdoba. Ahí se desempeña como rector de la universidad y participa, junto a la comunidad universitaria, en la creación de escuelas primarias y de una segunda imprenta.
Castro Barros tuvo un notable interés a favor de la educación. Además de las escuelas creadas en Córdoba, creó dos en La Rioja en un momento en el que no había y "en donde era un hecho revolucionario hacerlo", en palabras de Eduardo Varas. Fue un luchador y fomentador de la lectura y la escritura y su expansión mediante una posición clara en cuanto al desarrollo intelectual de los pueblos.
Su vida intelectual y universitaria estaban unidas a su condición de hombre político y sacerdote, lo cual determinaba su vida completa, su compromiso político, sus ideales y sus convicciones. "Sus convicciones lo llevaron a transgredir el ámbito provincial. Como cuentan algunos otros historiadores, era un hombre que siempre decía lo que pensaba y soportaba las consecuencias. Se valía de la pluma como arma, era un orador excelente" enfatiza el Rojo.
Castro Barros fue una figura muy importante, un personaje central de aquel entonces en las Provincias Unidas del Río de La Plata. Varas sostiene que "era un personaje muy polifacético, tenía muchas aristas. Era un clérigo a favor de la educación y la cultura, que buscaba una organización del país que aún no existía, a partir de una posición favorable con respecto al desarrollo cultural del pueblo", y agrega que fundamentalmente, se puede describir a este personaje en tres palabras: "libertad, independencia y respeto. Libertad, en tanto a su pronunciación como defensor de la libertad de vientre y su fuerte posición ante eso, lo cual llevó al comienzo de la ruptura de la esclavitud; Independencia, por su participación en todo su proceso a través de su presencia en el Congreso; y respeto por su constante fomento del respeto a los pueblos originarios, por esa razón es que el Acta de Independencia no sólo se escribió en español, sino que también en dos lenguas aborígenes".
Roberto Rojo, por su parte, manifiesta una necesidad de "rescatarlo como la figura que fue". Según este historiador, la imagen de Castro Barros fue cubriéndose por el olvido y reducida a su versión religiosa y, en menor medida, a su participación en Tucumán, pero sostiene que es importante destacar que "fue un hombre comprometido con el destino de la República. No tenía miedo de sufrir consecuencias por sus convicciones inquebrantables; podía ser inoportuno en las instancias políticas, pero siempre coherente consigo mismo". A esto, agrega que "fue una figura muy interesante y debe seguir siendo rescatada y estudiada por todos los riojanos, para conocerlo más. Era un hombre de una gran honestidad intelectual".
A partir de 1831, fue exiliado y trasladado por diferentes provincias: Santa Fe, Buenos Aires, la Banda Oriental y, finalmente, a Chile donde pasa sus últimos años de vida, hasta que fallece en 1849.
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