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Opinión VOCES

A dos siglos de la primera biografía del Libertador

Se cumplen 200 años de la publicación en Londres de la Biografía del general San Martín, escrita por el colombiano Juan García del Río con el anagrama de Ricardo Gual y Jaen.

Roberto L. Elissalde

Por Roberto L. Elissalde

La República de Colombia celebró 213 el aniversario de su independencia y también este año recordamos el bicentenario de nuestras relaciones diplomáticas, como lo recordamos en esta columna en el mes de marzo.

Pero también se cumplen 200 años de la publicación en Londres de la Biografía del general San Martín, escrita por el colombiano Juan García del Río con el anagrama de Ricardo Gual y Jaen. Al pie de página anunciaba Printed By W. Marchant, 1, Ingram-Court, Fenchurch – Strett. 1823.

La obra fue reeditada en 1844 en París en la Imprenta Ducessois, 55, Quai des Augustins; en su prólogo el editor afirma que es “uno de los pocos monumentos venerables que quedan de la Revolución americana”.

A la biografía agregó una segunda parte con datos y documentos del momento “para hacer conocer a los pueblos de América el estado actual de un guerrero a quien tanto le deben, cuanto por presentarles los rasgos característicos de un patriota esclarecido, que no anheló otra cosa que la independencia y prosperidad de Sudamérica”.

Polígrafo cartaginés

El autor natural de Cartagena tenía 29 años, había nacido el 3 de junio de 1794; de joven su padre preocupado por darle una excelente formación lo llevó a Madrid, educación que completó en el comercio en Cádiz. En España tuvo contacto con algunos criollos como los salteños Gurruchaga y Moldes, y de regreso a su patria comenzó a trabajar por el reconocimiento de la independencia de ella, volviendo a esos efectos a Londres en 1812 como secretario de José María del Real. En esa capital conoció a Sarratea, Belgrano y Rivadavia, como también frecuentó a Álvarez Condarco eficaz colaborador del general San Martín.

Notable y prolífico escritor, en Santiago fundó, dirigió y redactó el periódico El Sol de Chile y El Telégrafo; con Andrés Bello publicó la Biblioteca Americana cuyo primer número apareció hace dos siglos, y había lanzado un Prospecto de la Biblioteca Colombiana y volvió a insistir en ello cuando estaba en Londres con El Repertorio Americano.

Destacado político, fue un gran diplomático y mereció la confianza y San Martín y O´Higgins, y Bolívar lo llevó a integrar su gabinete; lo mismo sucedió en Chile, Perú durante el Protectorado, Ecuador y México, lo que nos presenta a un personaje vinculado largamente a la causa americanistas y no siempre recordado.

Cuando se encontraba en Londres en una misión junto con Diego Paroissien que le había encomendado el general San Martín, le llegó la noticia de la renuncia de este al Protectorado y su retirada del Perú.

Conociendo que la maledicencia iba a caer sobre la memoria del Libertador escribió: “Las acciones de los hombres, que han influido en el destino de los imperios, pertenecen a la historia, y si la adulación y la calumnia, robándose su buril, se apresuran, por lo general, a apoderarse de aquellas para retratar a medida de su conveniencia al héroe del día, la verdad por el contrario, aguarda siempre, para pronunciar sus oráculos, que este haya terminado su carrera física o política”.

Inmediatamente agregó este primer reconocimiento: “El general San Martín ha prestado a la causa del nuevo mundo, servicios eminentes; ha cesado de existir para el público; y aquí era donde la imparcialidad le aguadaba para fallar sobre su mérito”.

En esas páginas relata la vida del San Martín, y con pluma que alcanza vuelo literario así describe la presencia del héroe en Mendoza: “...capital de la intendencia de Cuyo, no olvidará jamás los trabajos de San martín, y ni esmero con que se dedicó a hacerla florecer. A impulsos de su actividad y de su celo se generalizó la instrucción y disciplina militar en todos los cuerpos de milicias; se puso la provincia en brillante estado de defensa; se arreglaron todos los ramos de la administración pública; se embelleció la ciudad, y prosperó la comarca. A él se debe la construcción de un canal del río Tunuyán que ha hecho cultivable una llanura de muchas leguas cuadradas, en donde fundó una población conocida como Ciudad Nueva, distante catorce leguas de Mendoza”.

Como vemos apunta a rescatar no sólo al militar exitoso en el campo de batalla sino también al gobernante progresista.

Reediciones

La biografía tuvo varias reediciones, una de ellas durante el año del centenario de la muerte de San Martín en 1950 por la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, dirigida entonces por el escritor Gustavo Martínez Zuviría. También hace dos décadas por la Fundación Nueva Mayoría y no vendría mal una nueva reedición de la misma.

Juan García del Río, mantuvo contacto epistolar con intelectuales argentinos como Juan María Gutiérrez y Sarmiento, gracias a la amistad en común con el chileno Gregorio Beeche. Ejerció funciones públicas, en distintos países, y murió en Méjico el 13 de mayo de 1856 como bien se ha dicho “rodeado su nombre de fama continental”.

Sus líneas sobre San Martín, fueron una defensa de los ideales que ambos profesaron y una reivindicación a la figura de nuestro compatriota previendo las lenguas insidiosas; de algún modo fue una presentación al mundo en el que iba a vivir hasta el fin de sus días cuando escribió sobre la gesta emancipadora: “No puede apreciarse jamás debidamente en Europa el verdadero mérito de los campeones de la independencia americana; porque no se tiene idea de las dificultades de todo género con que han tenido que luchar. Apenas se concibe, en efecto, ni aún por los mismos que han sido testigos oculares, como ha creado San Martín, de la nada por decirlo así, de una provincia pobre, y en el estado de las provincias del Río de la Plata, el ejército que dio la libertad a Chile: solo su genio, su infatigable empeño, su fecunda imaginación, podían haber levantado y sostenido allí una fuerza, engañado al enemigo y trepado casi a su vista la elevada cordillera de los Andes”.

El final de la biografía es una acabada síntesis del biografiado: “Eminente patriota, gran capitán, político ilustrado, con una mano rechazaba el despotismo, con otra planteaba establecimientos útiles… amante y protector de las ciencias y de las letras, ha procurado erigir en aquellas regiones un trono a la sabiduría. Su imaginación no conoce obstáculos, ni tampoco límites, en su extensión: su genio tiene una actividad devoradora, que le hacía ser minucioso en el desempeño de sus deberes y muy vigilante con sus subalternos. Prudente, modesto, afable en la sociedad, severo con sus tropas, y aún en el mando, jovial con sus amigos, hombre de mundo, y sin embargo muy sensible a los tiros de la maledicencia. Hasta la calumnia y la odiosidad, que siempre se ceban en el mérito sobresaliente, y que tanto se han esforzado en denigrarle, se han visto obligadas a respetarle acerca de su integridad, y a confesar que jamás se acercó a San Martín un sentimiento interesado, era aquella demasiado notoria y demasiado relevantes las pruebas que siempre dio de su desprendimiento, para que nadie se atreviese a tildarle a éste respecto”.

Palabras que adquieren mayor dimensión y hablan de la grandeza de San Martín y también de Juan García del Río, que hizo honor en tiempos del ocaso político del héroe en reiterarle su amistad y darla a conocer a través de esta biografía que celebra su bicentenario y en honor de Colombia en su fiesta nacional rescatamos en estas páginas.

El autor es historiador. Vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación.

BIOGRAFIA DEL LIBERTADOR VOCES

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