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Opinión

El mercado del turismo en épocas de turbulencia

Post PASO, surge la pregunta “qué se viene” en el ámbito. Sin importar el plazo, los procesos para llegar a objetivos de reordenamiento deberán ser consensuados.
Diego Coll Benegas

Por Diego Coll Benegas

Nadie que viva en Argentina es ajeno al cimbronazo que provocaron las PASO. Como en tantas otras ocasiones parecieran marcar, otra vez más, un antes y un después. Más allá del signo de quien resulte electo finalmente, es seguro que habrá cambios, mejores o peores según la lente de quien los mire, pero ya nada será igual. Y tampoco lo será para la industria del turismo, cuya matriz tendrá turbulencias y cambios significativos.

Lo importante en el sector será tener la capacidad de analizar el corto, mediano y largo plazo y, con mucha flexibilidad y cintura, poder adaptarse a los próximos tiempos. Pase lo que pase y se tomen las medidas que se tomen, el sector en bloque debe estar muy atento para adaptarse a los nuevos escenarios.

El mercado del turismo, de la pandemia a hoy, estuvo marcado por políticas y eventualidades con efectos duales, que dieron un estado de situación, sobre el cual se desarrolló un modelo económico que supo aprovechar las oportunidades que le tocaron vivir.

En la peor de las situaciones económicas, hubo que aprender a fuerza de sobrellevar los desafíos que iban surgiendo. Hubo un Previaje, un incentivo que sirvió enormemente y ayudó al crecimiento y a mantener la actividad post cierre. Pero esa solución luego trajo también sus problemas: altos aumentos en las tarifas y los pasajes por la gran demanda artificial, que en muchos casos distorsionó los valores en relación a los servicios prestados. De todas formas es innegable los beneficios que tuvo ya que permitió a los empresarios no sólo mantenerse sino incorporar más personal, incrementar la facturación, rearmar estructuras, plantear objetivos comerciales acordes a ese momento y ampliar la conectividad interna y regional de forma importante.

La inflación hizo a la Argentina más barata para los extranjeros, un segmento que viene mejorando y creciendo, a la par que la clase media local vio interrumpidas sus posibilidades de ahorro y, ante la incertidumbre general, prefirió invertir en experiencias turísticas, potenciando la demanda.

La bonanza fue importante en el sector en líneas generales. La cuestión ahora es saber qué es lo que se viene y, a partir de ahí, estar preparados para ajustar el cinturón y tratar de aterrizar el avión en el marco de las nuevas condiciones climáticas que seguramente no serán tan favorables.

El corto plazo

Un fuerte ajuste del déficit fiscal es inminente, más allá de quien ocupe el sillón de Rivadavia. Y más allá de los beneficios claros a largo plazo, eso seguramente terminará con los incentivos y políticas de expansión que repercutirán sobre la actividad económica. La demanda interna de turismo se contraerá, lo que implica un cambio muy importante en el sector y en la forma de trabajar de los últimos años. Quedará un mercado con sobreoferta, con la consecuencia natural de tarifas a la baja pese a la inflación. Esto, en un marco de alza de costos y ajustes en las ganancias; a no ser que se sustituya mercado interno por externo lo que, de todas formas, no será inmediato.

Habrá que readecuar las estructuras de personal. Las inversiones para seguir creciendo en servicios y camas se frenarán y las focalizadas a mejoras de lo existente tendrán menos impulso.

Con la moneda devaluada, y una buena política de crecimiento para el turismo extranjero, puede que surja una luz al final del túnel y sea este el sostén del sector. Aunque un problema que puede generarse son las políticas de dolarización que están en danza, ya que si los países limítrofes activan una política de devaluación, quedaríamos muy expuestos y con grandes dificultades.

Las variables de cambio son muchas y si bien puede que sean necesarias, si se aplican sólo por seguir una teoría o una filosofía determinada, sin entender que hay gente en el medio, todo puede encaminarse a un estadío muy difícil y complejo.

Entonces resulta muy importante, y dada la potencialidad del turismo, que los procesos para llegar a los objetivos de reordenamiento del país sean consensuados, estudiados y aplicados de forma ordenada y paulatina. Nada es para siempre y los cambios también son parte de la realidad. Hará falta, además, tiempo para que todos puedan adaptarse y encontrar nuevas oportunidades en un futuro más que cercano.

*Especialista en Management Hotelero y Hospitality Entrepreneur.

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