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Opinión

Éxito/Fracaso

Salir de la zona de confort implica riesgos, los cuales puedo asumir como desafíos o como amenazas y retraerme nuevamente y quedarme donde estoy, en lo conocido sin arriesgarme hacia lo desconocido y esto está en el ímpetu y el deseo que moviliza a cada uno.
*Lic. Amanda Carrara

Por *Lic. Amanda Carrara

Escuché una interesante historia que durante algunas horas quedó revoloteando en mi mente. La historia trataba de cómo las personas muchas veces se resisten a salir de su zona de confort y alcanzar sus sueños… en un bar el dueño le comenta a un artista que actuaría en él que su sueño era ir a Australia y vivir allá. Al tiempo ésta artista va a actuar al bar y se entera de que el Sr. G. había vendido su bar al barman que trabajaba para él y que se había mudado a Australia, pasa el tiempo, el artista nuevamente es contratado y al presentarse, grande fue su sorpresa al ver al Sr. G en el bar, pero ya no como dueño sino como barman, de su antiguo Barman… sorprendido el recién llegado pregunta “ qué pasó!?, no estaba Ud. viviendo en Australia?, a lo que le respondieron, sí, así es, no me ha ido bien, no me acostumbré al idioma, a las costumbres…, aquí estoy de regreso…, y sabe qué?, No me arrepiento, estoy feliz, muy feliz!.

Aquí me voy a detener….

Muchos pensarán que éste hombre ha experimentado una derrota profunda, un fracaso total y que le vendría bien cantar el tango “volver… con la frente marchita…”, que su última frase “No me arrepiento, estoy feliz, muy feliz!” sólo fue de auto consolación, sin embargo desde un punto de vista más amplio y sistémico el Sr. G. ha logrado alcanzar su sueño, nadie en ningún lugar nos especifica que los sueños sean agradables o no… que tengan resultados buenos o malos o que en definitiva los sueños, sueños son... y que si no llegamos a ellos nunca sabremos que tan buenos o malos pueden llegar a ser…

Salir de la zona de confort implica riesgos, los cuales puedo asumir como desafíos o como amenazas y retraerme nuevamente y quedarme donde estoy, en lo conocido sin arriesgarme hacia lo desconocido y esto está en el ímpetu y el deseo que moviliza a cada uno.

Estamos educados generalmente para no asumir “riesgos innecesarios”. Conquistar lugares y tener logros implica dejar algo detrás, por ej., cuando abandonamos la niñez para convertirnos en adolescentes, etapa en la cual está mal visto jugar juegos infantiles, por lo que hacemos inevitablemente una renuncia para poder acceder a una realidad que nos muestre más maduros, para por ejemplo salir hasta más tarde, ir a bailar con algunas amigas/os, vestirme de otra manera, tener un noviazgo, etc.

Recuerdo, justamente, que he tenido una niñez muy bonita, mucha vivencia de libertad, controlada por mis padres, hermanos mayores (dos) y bastante prolongada. Confesar que hasta los bien pasados los 15 años continuaba jugando con mi muñeco preferido, un bebote que se llamaba José Luis, sería considerado un apego a la infancia terrible y traumático, ¿estuvo mal? No, para nada, sabía que era un muñeco que amaba cuando era pequeña y que lo conservaba con cariño, que jugaba con él porque me brindaba placer y entretenía mi tiempo de ocio…. hoy por hoy no faltaría quien opine que es patológico!!! Sin embargo, no, aún lo conservo en algún lugar de mi placar, sé que está ahí, y cada vez que hago orden me reencuentro con el, simplemente me viene la palabra gracias, porque aun siendo un objeto inanimado para muchos, para mi sigue presente en mis recuerdos de niñez y lo disfruto.

Aquella renuncia por supuesto que despierta conflictos, pensar “lo haré bien?, pasaré vergüenza?, que dirá… de esto o aquello?”, y entramos en un mundo de aceptaciones, desaprobaciones, buscar la igualdad donde realmente es imposible, aunque nos vistamos igual, usemos la misma mochila, no seremos jamás iguales, porque pensamos diferente, sentimos diferente, y venimos de clanes diferentes e igual nos obligamos muchas veces a igualarnos para pertenecer a tal o cual grupo, ya sea para que nos admiren, nos miren o conocer la realidad y la resignación de que no seremos iguales jamás y las diferencias que hoy nos pueden causar dolor, serán nuestras fortalezas en el mañana…

Volviendo al tema del Sr. G; si no hubiera salido de su zona de confort jamás hubiera sabido ni experimentado lo que era vivir en Australia, comprobó que su sueño no era lo que él había idealizado en su mundo de fantasías, sin embargo, se siente feliz, porque pudo experimentarlo y dejar de vivir con la ilusión de poder o no concretar su sueño.

Su realidad actual ¿se la podría considerar exitosa?, porque no? Muchos ya estarán respondiendo “antes era el dueño y ahora el barman…”, ¡si exacto! ¡Así es!, y sin embargo el hombre ¡es feliz! Se siente feliz y se lo ve y percibe feliz, y no es falsa esa apreciación, tenemos que ser muy necios, duros, deterministas y radicales para opinar eso… pues nadie puede ser feliz o infeliz en el proyecto de vida del otro, ni siquiera en los de nuestros propios hijos, porque también hay determinaciones que se toman donde las certezas no son tales…

El Sr. G sí es feliz, porque experimentó un sueño cuya realidad no le gustó y regresó enriquecido por una experiencia del hacer, y está como empleado de su antiguo empleado, que al saber lo que se siente hacer el trabajo que hoy hace su anterior empleador lo mira con benevolencia y le puede enseñar desde su propio saber. Ambos están fortalecidos, ambos se inter consultan en una dinámica diferente… ambos se respetan los lugares que ocupan y no compiten entre ellos. El Sr. G también se siente feliz porque ya no tiene las responsabilidades como dueño, simplemente cumple con su trabajo y se retira a su casa, con el tiempo libre para hacer otras cosas que antes como dueño no se permitía…

Por eso, hay que mirar y escuchar a las personas como algo integral, con sus valores, virtudes, vivencias, actitudes, talentos, sueños, etc. y si la vemos feliz no podemos dudar de que es EXITOSA, pues nosotros no vivimos su vida, no tenemos sus valores, tampoco sus virtudes, poseemos otras cosas con las que podremos o no complementarnos… pero jamás nos atrevamos a dudar de si es o no feliz, porque esa ya es una apreciación muy personal, al igual que la imagen que reflejamos en nuestro propio espejo… y muchas veces nos ha pasado que mirándonos y reconociéndonos que somos nosotros frente a esa imagen y aún así no estamos satisfechos con lo que vemos… pero éste es otro tema para otro artículo…

*Mtra. en Psicología Sistémica

REFLEXION

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