Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Opinión

Joaquín V. González y el humor

Centenario del fallecimiento de Joaquín V. González, 1923-2023
Ariel López

Por Ariel López

No era común que sus contemporáneos fueran hombres de un gran sentido del humor, sin embargo el genio riojano en ese sentido era una persona con muy buen humor y lo disfrutaba, como disfrutaba también siendo irónico. En una oportunidad lo visitó otro riojano solemne escritor llamado Arturo Marasso en su casa pero le avisan que el Dr. estaba reunido con el ex presidente Roca. El joven Marasso decide retirarse y es ahí cuando Joaquín advierte esto y le pide a su secretario que lo haga volver y es ahí cuando le dice “Venga Marasso, venga, usted es importante, usted es poeta, nosotros solo somos políticos”. En cierta ocasión se encuentra en una imprenta con un viejo amigo. Joaquín tiene en sus manos un libro de pruebas con las hojas en blanco. Le dice: “Lea, acá está todo el pensamiento del presidente Yrigoyen”.

Hasta para el humor y la ironía tenía su genialidad. Cuando algún político de renombre habló mal de él responde: “Que raro, si no le hice ningún favor.” Joaquín tenía las respuestas justas a cada pregunta o comentario sobre su persona.

En el año 1898 la revista Caras y Caretas publica una carta del riojano elogiando la revista revelando su concepción sobre la risa y sobre los que tienen esa capacidad de hacer reír. “Quiero hablarle a Caras y Caretas, que me ha conquistado por lo más débil de mi ser, la extraordinaria afición al género festivo, cultivado por otros, y a la caricatura, en la cual reconozco la más difícil y deliciosa de las artes. Ese es el género más noble, más alto, más profundo, más fino, más digno del genio y evocador del mismo.

Soy un admirador de todo lo payaso, desde los que hablan medio inglés y medio castellano, hasta esos de campaña, que hacen sus gestos, cantan sus letrillas en criollo y bailan sus grotescas danzas bajo una lona remendada y a la luz del mediodía. ¡Esto sí que requiere valor y talento!

Usted sabe que todos tenemos, en grado más o menos subido, la manía coleccionista. Pues bien, yo le confesaré la mía, sugerida (la confesión) por la caratula de su bello periódico. Me ocupo, con la colección de dibujos, láminas, estampas y… lo que sea, con figuras de payasos de todos los estilos y nacionalidades.

Le diré también que una de las personas más culpables a este respecto, para conmigo, es aquel cómico de la lengua llamado Guillermo Shakespeare, autor de la serie más hermosa de payasos que se puede admirar, a los cuales los hace jugar como muñecos y con las cosas más entretenidas y filosóficas, a punto, como usted sabe, de haberse querido hacer pasar a Bacon por autor de esa filosofía.

El autor de “Mis Montañas”, cuando estaba alegre gustaba de hacer preguntas ingeniosas y en una oportunidad le pregunta a Pastora González Iramaín: Señora, ¿Podéis darme una disculpa peor que la culpa?

Pastora y los demás presentes, se miran y quedan mudos y pensativos y nada, una vez agotado el tiempo, Joaquín les que un rey oriental promete al pueblo que si alguien presenta una disculpa peor que la culpa recibiría regalos extraordinarios, tal vez la mano de su hija. El Rey camina junto a un jardín y de repente un muchacho estira el brazo y le toma la pantorrilla. Sorprendido, el Rey pide explicaciones y el muchacho temeroso le dice:

-Disculpe mi rey, creí que era la reina.

El genio riojano era un erudito en todos los temas habidos y por haber y como si eso fuera poco, también un hombre con un gran sentido del humor que hacía del mismo un regocijo para el alma.

*El autor es historiador y miembro de la asociación Gonzaleana

VOCES JOAQUIN VICTOR GONZALEZ

Comentarios

Últimas noticias

Te puede interesar

Teclas de acceso