La estanflación se produce cuando la economía registra aumentos de precios y a su vez una caída en el nivel de actividad económica. Se constata estos dos movimientos en la economía Norteamericana y la europea, con efectos sobre el resto de los países.
En Estados Unidos, el índice de precios de agosto para los consumidores urbanos se incrementó mensualmente un 0,6%, ajustado estacionalmente, y rosó el 3,7% durante los últimos doce meses, sin estacionalidad. El índice de precios para todos los ítems, menos alimentos y energía, se incrementó para el mismo mes, arriba del 4,3% anualmente sin ajuste estacional.
Estados Unidos tiene distintos indicadores de variación de precios, en los que puede excluir ciertos ítems e incluir otros. El ítem de Alimentos tuvo un incremento anual del 4,3% y la energía tuvo una caída anual del -3,6%. Se espera que haya un aumento de la energía a nivel global, por lo que se espera que el aumento de precios anual del 3,7%, sea mayor.
La cotización del crudo WTI (West Texas Intermediate) al 12 de octubre del 2023 era de USD 84,69. Se puede visualizar en la serie histórica de 1985-2023, que hubo tres picos históricos: USD 131 en julio de 2008, USD 122 en marzo de 2012 y USD 117 en junio de 2022.
En la actualidad estamos asistiendo a varios factores que determinaran un aumento de la energía a nivel global:
1- Guerra en Medio Oriente
La OPEP es la Organización de Países Exportadores de Petróleo, coordina las políticas petroleras de sus países miembros para influir en el mercado petrolero internacional. Los países miembros de la OPEP son: Argelia, Angola, Ecuador, Gabón, Iraq, Irán, Qatar, Kuwait, Libia, Nigeria, Arabia Saudita, Venezuela y los Emiratos Árabes Unidos. La cesta que registra ese Organismo es un promedio de los precios de los petróleos producidos por los países miembros y se utiliza como punto de referencia para los precios del petróleo.
Dado el actual conflicto en Israel es esperable que los países productores recorten la producción de petróleo para intentar el aumento del precio de la energía como respuesta al conflicto bélico.
2- Guerra en Ucrania
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) calcula que la Unión Europea gastó el año pasado casi 400.000 millones de euros en compras de gas, casi el triple de la factura de 2021. Se estima que las ayudas fiscales aplicadas por los países de la UE para amortiguar la crisis entre ciudadanos y empresas ascienden al menos a 657.000 millones de euros. Sólo Alemania, país muy dependiente del gas, ha destinado 265.000 millones de euros.
Aunque la crisis energética se describe a menudo como una de las peores consecuencias de la invasión rusa de Ucrania, en realidad es anterior a la guerra. Se estima que el 60% del GNL que Europa necesitará en 2023, será en forma de volúmenes no contratados procedentes del mercado al contado. Esto obligará a Europa a competir con el mercado mundial, incluido Asia, y es probable que dé lugar a un mercado reducido en el corriente año. A su vez se espera que en este escenario también aumenten los precios de los alimentos, ya que Ucrania es el sexto productor de granos del mundo.
3- Poca incidencia energética de las energías renovables
Los combustibles fósiles dan cuenta de más del 80% de la producción de energía en todo el mundo, aunque las fuentes de energía más limpias cada vez ganen más fuerza. Sólo el 29% aproximadamente de la electricidad, proviene actualmente de fuentes de energía renovables.
4- Llegada del invierno a Estados Unidos y Europa
Con la llegada del invierno Europeo y Norteamericano, se necesitará un mayor consumo de energía por lo que habrá un aumento de la demanda de combustibles. Dadas las actuales restricciones por la guerra en Ucrania e Israel, habría una retracción en la oferta que producirá un incremento en el precio de los combustibles.
Los países europeos están teniendo en la actualidad aumento de los precios. Reino Unido registra un aumento de los precios al consumidor interanual del 6,7%, Alemania del 4,5%, Francia del 4,9% e Italia del 5,3%, entre otros países de la Comunidad Europea. El aumento de la energía a nivel mundial tendrá dos efectos: aumento de los precios y aumento del gasto en subsidios a la energía. Esto producirá recesión con aumento de precios.
En Estados Unidos, dada la inversión de la curva de rendimientos de los bonos norteamericanos, se espera una recesión en la mayor economía del mundo. Estas recesiones repercutirán a nivel global generando una caída en el nivel de crecimiento económico.
La argentina tiene la oportunidad de desarrollar los recursos energéticos convencionales y no convencionales. De esta forma podría obtener divisas por mayores exportaciones de combustibles. Al mismo tiempo se espera que también se incrementen los precios internacionales de los alimentos, de los cuales el país es un productor clave de granos. Los grandes productores a nivel mundial son Estados Unidos, China, Brasil, Argentina, la Unión Europea y Ucrania.
El saldo comercial de la Argentina en el Complejo Combustibles y lubricantes fue negativo el año pasado en u$s-3.571 millones, con exportaciones por u$s9.297 millones e importaciones por u$s15.036 millones.
El aumento de la explotación de combustibles y el aumento de su precio a nivel internacional, abre la posibilidad de que el saldo de la balanza energética vuelva a ser positivo y que pueda proveer divisas para el país.
A su vez se espera que aumenten los precios internacionales de los alimentos, de los cuales la Argentina exportó en 2022, en el sector oleaginoso y cerealero, por u$s40.961 millones.
El actual escenario internacional, puede ser una oportunidad para evitar la restricción externa de divisas.
*Economista (UBA, UNR)
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