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Opinión LA MIRADA SOBRE EL MUNDO

Renaceres

Llegó el momento de lo distinto, un calendario que dice llamarse 2024. La acción lo imprime como si fuera el nuevo formato de los casi extintos diarios, o los ya extintos papiros, donde se dejaba inscripto lo que se proponía, lo que los sabios de la época pregonaban. 
María del Pilar Carabús

Por María del Pilar Carabús

Un viaje de mil millas comienza con el primer paso dice Lao Tze.

Seres que tienen la capacidad de un “decir” tan magnánimo como simple, Lao Tze supo acariciar almas y destinos.

Llegó el momento de lo distinto, un calendario que dice llamarse 2024. La acción lo imprime como si fuera el nuevo formato de los casi extintos diarios, o los ya extintos papiros, donde se dejaba inscripto lo que se proponía, lo que los sabios de la época pregonaban.

Parece allá cerca en nuestra mente que llegó el momento de desafiar creencias verdaderamente, las que se disolvieron en el aire de tanto usarse. Pobres todos nosotros presos de ellas.

La piel muere cada día aunque no lo notemos, en este renacer casi astrológico cambia sin proceso previo, se siente en el aire.

La saturación lleva indefectiblemente a una metamorfosis, hoy vibra, tiembla, como una contracción casi orgásmica, elevando nuevos paradigmas, es hora de movernos, lo viejo no llega a responder ninguna de nuestras preguntas, murieron de tanto manoseo indeseado…

Es maravilloso ver cómo los cambios simplemente suceden, la atmósfera los pone a cantar como un aviso imperativo, escandaloso.

La gente no cree más en casi nada, perfecta excusa para crear.

En la Biósfera de Sian Ka'an (cuyo nombre en maya significa Puerta del Cielo) en la Península de Yucatán, los canales Mayas se dedican a transformarnos, un trayecto corto diseña reencuentros esperados con lo desconocido.

La cultura Maya fue capaz de crear el calendario más exacto del planeta- ni siquiera nuestro calendario “gregoriano” tiene tal certidumbre.

Allá por el año 2000 a.C. por amor a su casa naturaleza, con su observatorio astronómico, indagaban sobre las estrellas; ¿se acuerdan?,esas luces en el cielo que a veces poco se ven, y que son nuestros antepasados. ¡De allí venimos, por eso brillamos, algunas veces más otras menos, por eso nuestra electricidad nos permite hacer latir el corazón!

Muchas veces me pregunto, ¿si elige uno dónde o cómo renacer?

Quizá me atrevo a responder, con un interesante 1 de Enero de 2024, cuando mi cuerpo nadando 12 kilómetros sin saber a donde ir… renació, es necesario encontrarse con la muerte para volver a creer en la vida.

Suele suceder que todo lo que vivimos ya no alcanza, y ese paso decisivo es el que cambia la historia.

Ayer se trata de ella, hoy de él, mañana de ellos o eso. Es imposible que una pieza llamada tierra que está en constante movimiento pare incluso si el sistema lo pretende.

Hoy ni siquiera la supremacía logra ser protagonista, la gente va aprendiendo a ser feliz también en el lugar que no está de moda, en el más incómodo. Insisto cambia nuestra piel a pasos acelerados. Somos capaces de descubrir lo real porque lo creamos.

Recordemos el fraude de “La donacion de Constantino” (750-850) ese texto falso diseñado por Constantino para construir un poder espiritual unipersonal (definición monárquica que duró casi toda edad media). Esa ambición teocrática fue una estrategia geopolítica para depositar el poder en manos de un emperador y un papa, conquistando así occidente, usurpando tierras, restándole poder a las corrientes religiosas de Oriente.

Lo extraordinario es que esa misma Roma qué mató a Jesucristo luego se volvió Cristiana a su conveniencia. Suele suceder.

En 1440 Lorenzo Valla descubre que la tan reputada Donación era apócrifa, completamente falsa, no solo porque fue extraída, plagiada de otra obra, sino porque en su contenido se encontraron palabras que no existieron en la época que supuestamente fue redactada. Con Valla muere el oscurantismo y nace el humanismo, siempre el rescate ilumina un nuevo sendero.

De eso se tratan las rupturas, de la desconfianza de las viejas redacciones de nuestro cerebro, es nuestro cuerpo el que habla y pide cambios.

La conquista es hacia el canal, y no hacia la redacción de lo estipulado, en todo caso esos manglares de la Reserva de Sian Ka'an en Muyil traen consigo la energía de reconversión suficiente para una transmutación.

Dice Niesztche que considera pervertido a un animal, a una especie, a un individuo, cuando pierde sus instintos, pues allí debemos volver, a olfatear la naturaleza, no se responde a nadie más que a lo que está en constante latir.

Sabemos que Constantinopla fue traída a la modernidad por los Turcos, y que los hechos que ocurrieron tienen tanta importancia como los que no ocurrieron, fiel ejemplo de el es la poca difusión de uno de lo máximos lideres Aztecas- Moctezuma en Méjico. Existen culturas bastardeadas que tuvieron más importancia que las visiblemente expuestas en la historia dirigida por unos pocos.

Fueron los Mayas lo creadores de la noción del cero, a través de su sistema de numeración vigesimal basado en 20 dígitos, que 900 años después fue introducido por los árabes, indudablemente el olvido no escrito más que en la inteligencia de esos canales Mayas o sus templos, disipa el verdadero origen de lo trascendente.

Estamos en búsqueda de lo que hoy puede llegar a tener sentido, que evidentemente tiene que ver con esa revolución de lo que nuestro cuerpo expresa, dejemos la mente afuera, el instinto debe ser rescatado y conquistado.

A ver si finalmente nos parecemos más a lo que somos, esos animales salvajes que desafían todo.

Las pérdidas de nuestros yoes generan una nueva conciencia, ese trampolín es la oportunidad para potenciar lo que se adormeció. Generar un maremágnum de energía, un nuevo mundo donde el agua nos permita una corriente poderosa de flujo hacia lo inesperado.

Si tanto hablamos de evolución es porque por allí no es, la idea de progreso es un engaño, solamente necesitamos reinventarnos en algo que suene afinado, no estamos acá para cumplir metas, sino para sentir que galopamos a un buen ritmo en consonancia con el ruido de la lluvia.

¿O acaso pretendemos desnaturalizarnos?

LA AUTORA

María del Pilar Carabús
María del Pilar Carabús

MARÍA DEL PILAR CARABÚS. ABOGADA, ESCRITORA, COMUNICADORA, MBA “ESPECIALISTA EN DERECHO CONSTITUCIONAL Y DERECHOS HUMANOS” (MINORÍAS Y GRUPOS VULNERABLES) UNIVERSIDAD DE BOLONIA, ITALIA.

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