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Opinión

Rosh Hashaná: cada persona ayuda a crear el mundo

Gran Rabino Isaac Sacca

Por Gran Rabino Isaac Sacca

Todas las civilizaciones tienen un año nuevo. O sea, algún tipo de festejo que señala el fin de un año y el comienzo de otro. En general, el cambio de ciclo es un momento de renovación, renacimiento y reflexión. En el caso del judaísmo, nuestro año nuevo es Rosh Hashaná.

¿Cuál es la renovación que nos propone este día? ¿En qué deberíamos reflexionar? ¿A qué tipo de renacimiento se nos convoca?

De acuerdo a una opinión en el Talmud, el mundo fue creado en Rosh Hashaná (Talmud Bablí, Rosh Hashaná 10b). Los sabios del Talmud aluden alegóricamente a esa cuestión: cada año, en este día, sentado en Su trono celestial, Dios juzga a la humanidad y decide el destino de cada persona. Escribe en un libro el futuro de cada individuo. Es decir: evalúa qué misión tiene cada persona en el esquema cósmico y toma la decisión de recrear y reconstruir el mundo.

En términos humanos, esto se expresa en un imperativo de análisis personal e íntimo. Cada uno de nosotros tiene el desafío de reflexionar sobre sí mismo y tomar una decisión: ¿qué voy a hacer para mejorar mi vida en particular y el mundo en general? ¿Cuál va a ser mi aporte positivo para construir una sociedad más justa, noble y solidaria?

De acuerdo a la tradición judía, el ser humano es socio de Dios en la creación: cada acción humana genera repercusiones en el mundo. La creación Divina dejó un espacio para que las personas construyamos, mediante el uso de nuestras capacidades y habilidades. Dios nos propone que encaremos junto a Él una misión: crear el mejor mundo posible.

Rosh Hashaná

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