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Opinión

Un retrato de Prilidiano Pueyrredon

La icónica imagen de Manuel Belgrano pertenece a una copia del artista de una pintura de Francois Casimir Carbonnier.
Roberto L. Elissalde

Por Roberto L. Elissalde

Larga fue la vinculación entre las familias Belgrano y Pueyrredon, comenzando por los padres de Manuel y de Juan Martín, sin duda los más destacados del grupo familiar. Don Domingo Belgrano y Peri, natural de Oneglia había llegado con 20 años a Buenos Aires en 1751 donde seis años después casó con doña María Josefa González Casero; hizo una fortuna con el comercio, en 1769 obtuvo carta de ciudadanía y ocupó cargos de relevancia en el Cabildo y en la Aduana porteña.

Don Juan Martín de Pueyrredon y Labroucherie, llegó al Río de la Plata con 26 años en 1764, también se dedicó al comercio y adquirió una respetable fortuna, casó con la porteña Rita Damasia Dogan. A poco de llegar tuvo entre sus amigos a Domingo Belgrano y Pérez, que fue uno de los que certificaron su conducta para acceder a la carta de ciudadanía, que no pudo obtener en 1771, aunque logró permiso para permanecer en estos dominios, lo que habría de lograr una doce años después. En éste caso Belgrano funcionario del Cabildo también declaró sobre las calidades de su amigo y finalmente el 14 de octubre de 1791, firmó a ruego el testamento de Pueyrredon ya que a pesar de su plenitud mental, su enfermedad se lo impedía. Gesto no menor ya que en ese momento Belgrano estaba procesado por un desfalco hecho por el administrador de la Aduana de quien era garante, instancia de la que habría de ser absuelto de culpa tres años después. Pueyrredon en gesto que lo enaltece jamás desmintió su confianza y amistad con don Domingo.

Su hijo Juan Martín de Pueyrredon se encontraba al frente del Ejército Auxiliador del Perú, esa tropa desmoralizada era un serio problema y pidió licencia por enfermedad y allí fue en 1812 a poco de enarbolar la bandera Manuel Belgrano a hacerse cargo de la jefatura.

Después de la misión diplomática que lo llevara a Londres con Rivadavia, volvió a Buenos Aires y en junio de 1816 partió a Tucumán, adonde llegó el 6 de julio. Allí se reunió con Pueyrredon electo dos meses antes Director Supremo y después de hablar con él se reunió con los diputados en sesión secreta. No dudo que fue esa charla de Belgrano fue determinante para la declaración de la Independencia días después. Teoría que hace pocos días en una charla avaló totalmente el Lic. Manuel Belgrano, un estudioso de la vida de su antepasado y presidente del Instituto Nacional Belgraniano.

En ese viaje a Londres no pudo sustraerse el enviado a ser retratado por el artista Francois Casimir Carbonnier, esa tela que ilustra esta nota lo representa sentado en una silla imperio, mira ligeramente hacia la izquierda, viste frac, pantalones amarillos y botas, por la ventana se contempla el desarrollo de un combate. La obra que mide 1,30 por 1,10 m., estuvo en poder de la familia, luego el Banco de Olavarría lo ofreció en donación al Museo Municipal de Artes Plásticas Dámaso Arce de dicha su ciudad donde se exhibe al presente.

La copia

Prilidiano Pueyrredon destacado artista plástico a quien hemos evocado reiteradamente en este año por el sesquicentenario de su fallecimiento, realizó una copia del retrato de Carbonnier. La misma presenta algunas variantes con el original, en ésta la mano izquierda del patricio sostiene un pastillero que reposa en el muslo derecho, mientras que en la copia lo hace sobre el siniestro. La ventana que aparece en el óleo original a la derecha, y por la cual se observa una batalla, ha sido sustituida por un fondo verdoso, y la decoración de la base de la columna ha sido suprimida. Esta copia está firmada con las famosas iniciales P.P.P. e ilustra esta nota para mostrar las diferencias.

La obra perteneció al Club del Progreso y estaba exhibida en su magnífica pinacoteca en la sede de la Avenida de Mayo. Lamentablemente la entidad sufrió a través del tiempo problemas económicos a los que no fueron ajenas otras semejantes, pero en 1942 una crisis lo obligó a vender la sede y pasó a la actual de la calle Sarmiento, además de su pinacoteca en la que se encontraba una copia del retrato de Bernardino Rivadavia también obra de Carbonnier.

Para la subasta se contrataron los servicios del Banco Municipal de Préstamos, actual Banco Ciudad de Buenos Aires, que publicó un catálogo descriptivo e hizo la publicidad a través de los medios, anunciándose para el 28 de abril. La gentileza de Miguel Belgrano, a quien llamo afectuosamente “el archivero de la familia” me ha permitido en estos tiempos alejados de archivos y bibliotecas, tener un valioso trabajo de su abuelo el doctor Mario Belgrano titulado “En torno a los retratos de Rivadavia y Belgrano” publicado en el Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía y Letras.

En ese artículo el doctor Belgrano hace hincapié en el error del Banco en la confección del catálogo que podía llamar y hasta puede llamar a confusión al presente al apuntar: “Lote 424. – Original de Prilidiano Pueyrredon. Retrato de Manuel Belgrano. Lote 427. – Original de Prilidiano Pueyrredon. Retrato de Bernardino Rivadavia”. Indudablemente la palabra original era engañosa, porque si bien la obra era de Prilidiano Pueyrredon, el retratado había fallecido casi tres años antes de su nacimiento el 24 de enero de 1823.

Con una serie de informaciones familiares Mario Belgrano, cita la opinión de un destacado estudioso del arte don Alejo B. González Garaño en su artículo “Iconografía de Belgrano” publicado en LA PRENSA el 9 de julio de 1935, que el 3 de febrero de ese año había sido reproducido en una nota de Belgrano sobre la misión diplomática a Europa en 1814

Como bien lo señaló el autor “en el referido remate, se ha procedido, por lo menos, con alguna ligereza, tanto más tratándose de telas bien conocidas y que para colmo, el original de una de ellas se halla expuesto en un museo público y la otra ha sido varias veces comentada” y como lo señalara González Garaño la iconografía belgraniana es pobre, “guarda esta relación con su vida, hecha toda de modestia y sacrificio”.

El autor es historiador. Vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación.

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