Ingredientes:
2 kiwis grandes, pelados y congelados (mínimo 24 horas).
2 a 3 cucharadas de yogur natural (puede ser griego o yogur descremado) o chocolate blanco rallado o derretido para una versión más dulce.
Opcional: topping a elección (miel, granola, ralladura de limón, hojas de menta).
Preparación paso a paso
Paso 1: Sacá los kiwis del congelador y dejalos reposar 1–2 minutos para que no estén tan duros.
Paso 2: Con un rallador de cocina, rallá los kiwis congelados directamente; la fruta se desgranará y tomará una textura similar a nieve helada.
Paso 3: Si preferís una textura más cremosa, colocá los trozos de kiwi en una procesadora o licuadora potente, añadí 2 cucharadas de yogur y procesá hasta obtener una crema homogénea.
Paso 4: Si elegiste chocolate blanco, rallalo sobre el kiwi rallado o derretí un poco (a baño María o en microondas con intervalos cortos) y mezclá suavemente para que quede integrado sin perder la frescura.
Paso 5: Serví inmediatamente en copas o conos y coroná con tu topping favorito: unas hojas de menta, un chorrito de miel o granola para aportar crocante.
Tips y variaciones para potenciar la receta
Si querés menos acidez, usá yogur griego y una cucharadita de miel.
Para un helado más cremoso sin procesar: rallá los kiwis y mezclá con yogur mientras están todavía fríos.
Variante frutal: combiná kiwi con banana congelada para suavizar la acidez y sumar cremosidad (queda ideal para el desayuno).
Versión chocolateada: agregá trocitos de chocolate amargo en lugar de blanco para un contraste menos dulce.
Conservación: lo mejor es consumirlo al momento; si lo guardás en el freezer se cristaliza. Si lo querés almacenar, ponelo en un recipiente hermético y dejalo 10 minutos fuera antes de servir.
Inspirate con otras recetas Para Ti que usan frutas congeladas para helados y smoothies; funcionan igual de bien en desayunos y meriendas.
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