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1591 Cultura + Espectáculos ENTREVISTA

Expansión de la armonía

De sus manos al piano y del piano al universo de la armonía, la música de Matías Martino se extiende como un manto sobre la geografía de nuestras raíces y tradiciones, para abarcarnos luego con sus composiciones. “Mordento” es su más reciente trabajo discográfico y la continuidad de una búsqueda que lo llevó a conquistar un espacio reservado solo para el talento.
Fernando Viano

Por Fernando Viano

Matías Martino es uno de esos talentos indiscutidos, de los que se conciben naturalmente y andan repartiendo armonías con la generosidad de sus manos en clave de vuelo. Frente a un piano, sus dedos dibujan melodías que atraviesan el aire y quedan suspendidas en la sonoridad de un tiempo que va hacia atrás y hacia adelante, desde que era pequeño, a los nueve años esa primera vez musical, hasta hoy, cuando comparte escenario con los grandes en un ida y vuelta que eleva los puentes que se sostienen sobre las partituras de una búsqueda que se da en lo constante, pero también en la pausa reflexiva que le permite alimentar a su ser de todo lo que lo rodea, en un aprender que lo va definiendo.

Su álbum más reciente, “Mordento”, es una clara muestra del matiz subjetivo que supone una interpretación aguerrida, intensa y de humor comprometido que, al unísono, ilustra de manera perfecta el espíritu con el que el pianista y compositor interpreta en vivo cada una de las canciones que componen el trabajo discográfico que ya se puede escuchar en plataformas como Spotify, y que el próximo 4 de abril estará interpretando en el Café Berlín, en Villa Devoto, a partir de las 20.30.

Nacido en Córdoba hace 36 años, el pianista, arreglador y docente de Música Argentina ha hecho un recorrido intenso. Desde su Devoto natal hasta la gran ciudad, Martino supo trazar una carrera que, en su permanente crecer, le permitió acompañar a referentes de nuestra música como Jairo y a la revelación folclórica Maggie Cullen, pero también tocar junto a Cecilia Todd, Vitillo Ábalos, Hilda Herrera y el Quinteto de Nini Flores, entre otros. Sin embargo, al iniciar el diálogo, nada hace presagia que Matías es quien actualmente se desempeña como pianista de Pedro Aznar e integra además el ensamble de Chango Spasiuk, con quien se encuentra escribiendo un songbook de chamamé. La voz pausada y cierta introspección que hablan de una humildad no impostada, contrastan claramente con la magnificencia de su obra que, además y desde sus comienzos, lo llevó a recorrer numerosos festivales y a quedarse, en el 2007, con el Pre- Cosquín.

Su palmarés dará cuenta, como si fuera poco, de que realizó arreglos de Música Latinoamericana estrenados en el Teatro Colón en 2013 y que en 2015 editó “Detrás de la ciudad (piano solo)”, reconocido como mejor disco de folclore revelación por la revista El amante. Ya en 2017 editó “El otro Salgán (músicas folclóricas de Horacio Salgán)” -en trío con Juan Pablo Navarro (contrabajo) y Mariano Cantero (percusión)- que le valió la calificación de mejor disco del año para Página/12, en tanto que en 2018 fue pianista internacional invitado por la Orquesta Juvenil del Sodre (Uruguay). Ya en formato de trío presentó “Leguizamonk”, proyecto realizado a pedido que cruza las músicas del Cuchi con Thelonious Monk, experiencia que lo llevó a mantener un tiempo el grupo y a componer y arreglar sus temas con espíritu jazzístico e improvisaciones. Ya en 2020 compuso una obra para clarinete solista y orquesta que será estrenada por la Banda Sinfónica Municipal de Mar del Plata.

“Mordento” es, de alguna manera, una vuelta al ruedo como solista. Pero es también una continuidad en lo colectivo para quien traza un mapa que recorre las distintas regiones musicales del país a través de ritmos y danzas tradicionales, inspirado en compositores emblemáticos, para confluir luego en sus propias composiciones. Su música abraza el folclore y se expande a nuevas sonoridades y conceptos. Conviven en él Yupanqui, Chazarreta, Leguizamón y Castilla, Ginastera, Ariel Ramírez e Hilda Herrera, Adolfo Ábalos y Horacio Salgán. Convive en él, en definitiva, la música toda.

“Me gusta mucho lo que comúnmente se le llama música académica o música clásica; en especial con el repertorio pianístico. Siempre estoy buscando material musical, que, aunque nunca toque en vivo, es mi motivación para luego hacer lo mío”, cuenta Matías a 1591 Cultura más espectáculos, quien actualmente se encuentra se encuentra trabajando en la preproducción de una segunda edición de “El otro Salgán”, una mirada distinta sobre el mítico genio compositor y pianista que rescata su poco transitada obra folclórica.

ARRANCASTE MUY CHICO CON LA MÚSICA, CON EL PIANO, ¿IMAGINABAS EN AQUEL TIEMPO DESARROLLAR LA CARRERA QUE DESARROLLASTE? ¿LO TENÍAS EN MENTE?

No, la verdad, honestamente no. No se sí por una cuestión de defenderme de algún tipo de frustración, pero no me imaginé hacer música con muchos de los artistas con los que me fui cruzando. Sí lo que me motivó siempre fue la música, entender un poco más de la música, del piano. Vincular cosas que me apasionan de lo que tiene que ver con la música y como consecuencia de eso haber profundizado en algunas cuestiones.

NO LO IMAGINASTE, PERO ¿CÓMO SE SIENTE VIVIRLO? ¿CÓMO SE SIENTE DE PRONTO ESTAR FRENTE A UN JAIRO, QUE ES UN ENORME REFERENTE?

Siempre que lo vuelvo a ver, para mí que vengo de una familia muy folklorista, es como una figura que tiene un plus extra. Saber que es de Cruz del Eje, la historia que tiene, que se fue muy joven y en aquellos años; todo lo que compartió con artistas argentinos que marcaron todo, que patearon el tablero. Eso para mí tiene un valor especial.

¿CÓMO NACE TU RELACIÓN CON LA MÚSICA? ¿HAY INFLUENCIAS O ES ALGO QUE SIMPLEMENTE SE DIO?

Fue la combinación de dos cosas: por un lado, la pasión de mi padre por la música y especialmente por el folklore. Es una persona que actualmente, siendo que tiene otra profesión y que no se dedica a la música, siempre está en algún conjunto, en algún dúo con algún amigo; le apasiona mucho la música. Entonces, cuando manifesté curiosidad, se fanatizó mucho y me estimuló a muy temprana edad, más que nada con la parte profesional, que tiene que ver con salir a tocar. De chico toqué mucho en todos los festivales de Córdoba. Pero después, por otro lado, hace un par de años atrás todavía era muy común ir a aprender danzas folklóricas, entonces mi mamá, tanto a mí como a mis tres hermanos nos mandaba a danzas folklóricas. Entonces fue como un combo. La música, los instrumentos y el ritmo en la danza. Quieras o no, capaz que inconscientemente, desde que empezás a aprender las danzas empezas a escuchar la música. Después terminé tocando folklore, reconociendo esa herencia de esa manera de tocar. Un poco así fue mi comienzo.

¿QUÉ SENTISTE, O QUÉ RECORDÁS QUE SENTISTE EN EL MOMENTO QUE TE SENTASTE POR PRIMERA VEZ AL FRENTE DE UN PIANO Y QUÉ DE ESO SEGUÍS SINTIENDO AHORA?

El desafío de siempre poder tocar una música nueva, que te represente. Ese es como el ideal; la realidad es otra. Pero yo creo que lo que sigo teniendo siempre, cada vez que me siento al piano, es esa ilusión de cambiar una cosita, de darme cuenta que en realidad lo que yo creía que antes era de una manera, es de otra nueva que acabo de descubrir. El piano es tan inabarcable, hay tanta literatura musical para piano, tantos compositores que hicieron genialidades, que es como que no te alcanza la vida, porque mientras vos querés estudiar eso que ya se hizo, también tenes que encontrar humildemente tu estilo, componer algo, hacer algún arreglo.

¿ESO ES LO MÁS DIFÍCIL PARA UN MÚSICO? ¿ENCONTRAR UNA IDENTIDAD, UN ESTILO?

Siempre un poco fui para el lado de lo que me salía naturalmente a la hora de tocar; siempre escuché eso, siempre estuve seguro de eso, incluso en la época en que estuve al lado de Hilda Herrera. Confrontaba muchas cosas con ella y ese era mi modo de ir forjando un estilo, una manera de tocar. Poder plantarse diciendo ‘no, para mí esto tiene que ser así’ y en frente tener a alguien con mucha autoridad que te haga dudar, que te ponga en duda eso y que vos en ese camino de escuchar la voz de la experiencia y escuchar lo que tu voz te dicta, va emergiendo algo que creo que es propio. Pero son cuestiones tan subjetivas...

¿EN TU BÚSQUEDA ESO SERÍA “MORDENTO”? ¿QUÉ SIGNIFICA EN LO PUNTUAL ESTE DISCO RESPECTO DE TU CARRERA?

Este disco es como algo cero planificado, porque fue un concierto en vivo, en el CCK (Centro Cultural Kirchner), en el marco de MICA (Mercado de Industrias Culturales Argentinas). Durante dos o tres meses se programaron un montón de artistas, los domingos a la tarde, en la Sala Argentina del CCK. La excusa era un poco promover, saliendo de la pandemia, a los artistas independientes y ese material además iba a quedar colgado de un portal en donde lo iban a poder ver programadores de festivales del mundo para poder abrir un mercado. Entre todas esas cosas buenas que proponía este ciclo también te daban el material; se grababa, se filmaba y te lo daban para libre uso. Cuando escuché el audio, cómo se escuchaba el piano y lo que se podía hacer con eso, al toque un amigo, Rolando Obregón se ofreció a meterle mano. Al escuchar lo bien que sonaba el piano y lo bien que había tocado (risas), decidí hacer un disco. Es de las cosas que más me representan, porque hay un mix de lo que venía tocando hace algunos años; de las primeras composiciones que hice, que son cosas que por ahí quedan como la foto de un momento. Está eso, algunos arreglos viejos, otros nuevos, lo de Ginastera, que lo estudié durante la pandemia. Es muy importante para mí este disco.

¿CÓMO TRABAJASTE CON LA ELECCIÓN DEL REPERTORIO? ¿HAY UNA INTENCIÓN PARTICULAR, O FUISTE LLEGANDO NATURALMENTE A ESA SELECCIÓN?

Naturalmente y un poco también voy armando los repertorios en función de lo que tengo en dedos. No puedo darme el lujo de decir voy a estrenar un programa nuevo, con música que toco por primera vez. De momento no desarrollé esa capacidad de trabajo, de poder ir armando un repertorio nuevo en simultáneo a las otras cosas que hago. Mi actividad solista nunca la dejé de hacer, con una escala muy pequeña, pero siempre traté de tocar un par de veces al año. Es lo que puedo ir haciendo en medio de las otras cosas.

EN ESTE PUNTO, ¿SENTÍS QUE “MORDENTO” TE PUEDE ABRIR NUEVAS PUERTAS, LA POSIBILIDAD DE NUEVAS PRESENTACIONES, ENTRAR EN OTRA DINÁMICA?

La verdad que no sé. Es un momento tan efímero de la música que a veces algo que sentís que para vos fue un manifiesto importante de tu manera de ver la música, es algo que simplemente pasa. Uno siempre tiene la ilusión de que cuando mostrás algo, lo más reciente que estás haciendo, que quede, aunque sea como catálogo. Siento que hay que compartir, uno tiene una manera de hacer las cosas y hay que compartir, sino para qué hacés música.

HAY UN PUNTO DE PARTIDA QUE ES NOTORIO Y QUE ES EL FOLKLORE, PERO HAY TAMBIÉN UNA FORMA PARTICUAR DE INTERPRETARLO Y APARECEN OTRAS SONORIDADES, OTROS CONCEPTOS. ¿ESO ES UNA BÚSQUEDA EN PARTICULAR? ¿SENTÍS QUE EN ALGÚN PUNTO PODRÍAS SALIRTE DE LO ESTRICTAMENTE FOLKLÓRICO?

Un poco lo que escuchás es el coqueteo que uno hace con sonoridades de otras músicas. Me gusta la música, trato de escuchar mucha música, uno es apasionado y las cosas que te gustaron de alguna manera están; no es que vas por la vida imitando, pero de alguna manera entra. Uno muchas veces busca conceptos aliados. Así como algún pianista de la música brasilera, por decir (Egberto) Gismonti, pudo plasmar algo de esa música popular en el piano, con genialidad, con virtuosismo, abriendo los tiempos, uno trata que quede impregnado del concepto y atrás de eso puede venir algún clima que me hace acordar a tal cosa. Me apasiona mucho escuchar pianistas porque es un instrumento inagotable y cada uno encuentra una manera diferente de decir.

EN ESTE CAMINO, ¿QUÉ ES LO MEJOR QUE TE PASÓ CON LA MÚSICA?

Me pasaron varias cosas: haber tocado con Nini Flores fue como un sueño cumplido muy grande porque siempre fui muy fan de esa manera de hacer música, con la tremenda raíz que tiene eso, con el vuelo y con todos los parámetros tan bien atendidos de la armonía, del contrapunto, de un montón de cosas que hacen a la música. Conocer la persona, la humildad, la responsabilidad, el compromiso, la genialidad, el talento, todo eso lo conservo como una de las cosas más importantes que me pasaron.

LA PRESENTACIÓN DE “MORDENTO”

El 4 de abril lo voy a presentar en Café Berlín, en Capital Federal. Estoy estudiando para poder tocar lo que toqué en este disco.

¿TE DEMANDA UNA PREPARACIÓN MUY DIFERENTE PLANTEAR UN VIVO?

No me debiera demandar una preparación diferente si yo tocara seguido solo. Si viniera tocando seguido, se te hace parte del oficio, pero mi oficio en el ámbito que más actividad llevo adelante es como pianista acompañante. Me encantaría poder tocar más seguido, pero no hay demanda; no me llaman para dar un concierto de piano solo, en un teatro, en una provincia, son cosas que las tengo que traccionar. Cuando empezás a traccionar es un tiempo que me demanda una preparación especial. Hacer notas, contenido para las redes, estudiar temas y todo eso superpuesto con todo lo otro que hago.

¿CÓMO CONVIVEN EL PIANISTA, EL COMPOSITOR, EL ARREGLADOR, EL DOCENTE EN ESTAS INSTANCIAS?

En diferentes momentos uno va tomando las riendas según las circunstancias. Cuando tengo algo como lo de ahora sé que hasta la fecha y para todo lo que no tenga que ver con eso, voy a estar cumpliendo con lo justo. De otro modo no lo sé hacer y no lo podría hacer. Sin estudiar para ir a tocar la paso mal. Se hace difícil porque uno se tiene que motivar; es como estar con un buen estado físico sin saber cuándo vas a jugar un partido. No es el problema sentarse al piano, lo hago siempre, pero para estudiar cosas que nunca voy a tocar en vivo. Es mucho tiempo sentado en el piano que no se ve reflejado en el vivo.

LAS REDES SOCIALES Y LA EVOLUCIÓN DE LA MÚSICA

¿CÓMO TE LLEVÁS CON LAS NUEVAS FORMAS EN QUE LA MÚSICA SE DA A CONOCER? ¿CÓMO LO VIVÍS DESDE TU LUGAR?

Me agarró muy al medio, como casi todos los cambios del mundo que le tocaron a mi generación. Fabriqué discos físicos, pero hay gente que ya concibe la producción musical, un lanzamiento como un solo tema y colgado de modo digital, virtual. A este disco, ‘Mordento’, no lo fabriqué y siento que faltó algo. Saqué un disco, pero no me dieron la caja con los mil discos que voy a estar llevando encima de mudanza en mudanza. Trato de aprender, informarme, pedir ayuda. Con el tema de las redes, estoy difundiendo lo del lanzamiento y que voy a presentarlo en vivo. Pedí ayuda y hay una persona que se va a ocupar de Instagram, por ejemplo. De verdad es algo que le pongo voluntad, sé que es importante para comunicar lo que estás haciendo, pero hay una diaria con la que no comulgo. Cambió tanto el paradigma, la gente es muy curiosa, le gusta ver el detrás del escenario y con eso en particular no me llevo muy bien, soy de la idea de que la cocina es de uno.

POR OTRA PARTE, SE CONVIERTE EN UNA DEMANDA CONSTANTE, TODO EL TIEMPO TENÉS QUE ESTAR SUBIENDO ALGO...

Es un trabajo; hay músicos más jóvenes que yo que admiro cómo conviven con eso, les es súper natural, incluso me atrapan a mí. Me siento un tipo más grande diciendo esto, pero es lo que me pasa.

DEL PUEBLO A LA CIUDAD

¿CÓMO FUE SALIR DE DEVOTO PARA IR HACIA LA GRAN CIUDAD? ¿CÓMO VIVISTE ESA ADAPTACIÓN?

Cuando me vine...fue en ese momento un poco con la inconsciencia de cuando sos joven. A esa edad eran tantas la ganas que tenía de conocer gente que estuviera en la misma, pares, aprender, escuchar cosas, ver cosas diferentes, que me adapté rápido. La ciudad me deslumbró rápidamente. No fue fácil al principio mi vida en la ciudad, pero siempre fue mucho más lo bueno que recibí de haber hecho ese cambio. No obstante, si estoy mucho tiempo en Devoto, como ocurrió después de la pandemia, es duro volver. Son lugares en los que se vive muy bien.

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