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1591 Cultura + Espectáculos TESORO DE CHILECITO

Hojas de patrimonio histórico.

El latido riojano tiene pulso histórico a nivel nacional. De la mano del gran San Martin y su épico cruce libertador se esconden hojas de árboles.
Sara González Cañete

Por Sara González Cañete

El Coronel del ejército norteño Francisco Zelada y el Capitán Nicolás Dávila, tuvieron un capítulo especial en la historia Argentina. El 12 de enero de 1817 un escuadrón de 350 riojanos partió como parte de otras expediciones que fueron de gran importancia, bajo una estrategia militar del General San Martin, para tomar Chile con el arribo de los seis grupos que enfrentaron el cruce de los Andes.

Con el contexto histórico ya conocido, sin perder el hilo del relato, imaginemos al vasto territorio riojano colmado de enormes algarrobos. Un gran regulador del sol abrasador y protector del suelo árido. Sombra segura, resistente ante los embates climáticos de esta geografía, además de ser un árbol proveedor de materia prima para diversos alimentos. El algarrobo también sufrió las desventajas de los avances que tuvieron lugar en La Rioja, con la llegada del ferrocarril la tala fue indiscriminada. Al referirnos a los grandes bosques de algarrobos que en épocas pasadas fueron parte del paisaje chileciteño, específicamente detendré el tiempo en aquel verano de 1817, cuando Zelada y Dávila al mando del fervor patriótico de 350 soldados se comprometieron con una causa libertadora, Chilecito tenía el cobijo de una población de algarrobos en todo su casco céntrico.

Hombres a caballos y cientos de familias que agolpaban sus despedidas entre lágrimas, abrazos y emoción habrían sido el centro de atención principal. Sin embargo de aquellos centenares de árboles que fueron testigos de la naturaleza, solamente prevaleció un algarrobo. El patrimonio que la naturaleza dejó en la Perla del Oeste, como si la historia no fuera suficiente para dar testimonio de la valía riojana. Tomar conciencia sobre la importancia de la flora autóctona de cada lugar resulta a veces irrelevante, sobre todo cuando se habla de momentos marcados con un hito histórico. Probablemente se deba a la misma falta de valor que se brinda al patrimonio natural. Sin embargo La Rioja ha dejado claro con lugares puntualmente anexados a épicos personajes, como la cueva del caudillo Chacho Peñaloza, ubicada en “Los Colorados”. La Quebrada conocida como “La Pelea”, en la cuesta de Miranda, o la enorme Roca con forma de nido donde por largas horas el Dr. Joaquín V. González se refugiaba a escribir, contemplar o pensar, la misma que simboliza la esencia de “Samay Huasi”.

Cuando llegó la revolución minera a ocupar un lugar primordial en la vida social y laboral chileciteña, junto al desarrollo industrial que implicó para la época, la gran cantidad de algarrobos parecía inagotable. Sin embargo los recursos naturales no son infinitos y de aquella cantidad de árboles que ampararon los corazones de los hombres que partieron hacia una expedición, sin la conciencia precisa de lo que significaba para la historia Argentina, únicamente uno quedó en pié.

¿Sucedió por cuestiones del azar? ¿Sucedió por una causalidad? La reflexión es retórica, permaneció a salvo por la ubicación privilegiada que tiene tal vez. Sobre la calle Santiago Bazán 348 se encuentra la escuela Nro. 189 “Emilio Alfredo Hunicken”, en el patio delantero del establecimiento con aproximadamente 700 años se encuentra el único algarrobo histórico del patrimonio autóctono natural, testigo de aquel enero de 1817. Rozando sus ramas sobre las rejas de una escuela que no solo tiene el compromiso con la educación, sino también con la responsabilidad de velar por la historia y la vida añeja del estoico algarrobo.

Se erige respetuosamente ilustrado con los años que han pasado sobre su estructura y el fuerte tronco que lo sostiene invicto. Un solo testigo que tuvo la escenografía natural del paisaje, cuando la expedición partió hacia el exitoso cruce de los Andes. Bajo el mando de Zelada y Dávila. Si bien este árbol cuenta con la protección especial del Municipio de Chilecito, por su valor e interés histórico, no siempre fue así. En 2018 estuvo a punto de ser talado, cuando una familia vecina del lugar advirtió la situación. Inmediatamente un grupo de vecinos conocedores del significado que guarda este árbol en particular, se reunió en su férrea defensa. Impidiendo que este fuera cortado pese a las indicaciones recibidas, fue tal la indignación de la comunidad que tras el riesgo de desaparecer, finalmente tomó notoriedad su puesta en valor.

Los árboles mueren de pié. La historia muere si no es transmitida a las generaciones venideras, la responsabilidad de una sociedad consiste en el compromiso con la memoria de quienes dejaron huellas en el camino, un legado inadmisible de olvidar. La cultura regional se construye con la conciencia de sabernos partícipes de una sociedad que respeta y replica la grandeza de sus héroes, aplaude la expresión de sus artistas, celebra las letras de sus libros, preserva la identidad de sus pueblos.

Sobre la calle Santiago Bazán, un árbol de algarrobo extiende sus ramas al cielo, y sigue fortaleciendo sus raíces, se mece al son del viento, cuida el nido de los pájaros, y celosamente guarda en silencio la memoria de los grandes que partieron. Un árbol de algarrobo patrimonio histórico natural, no existía en aquel entonces un cuartel militar que cuente las epopeyas de sus soldados. Pero la naturaleza siempre fue la fuerza más grande del mundo, el aliado fiel del ser humano y gran inspiración en todo momento.

Chilecito tiene árboles que son tesoros históricos, cada uno especial y particular… todos tendrán un lugar para ser leídos. La naturaleza es un patrimonio que forma parte de la cultura. En el marco legal nacional, provincial y municipal, se encuentra la ley 13.273/48 de árboles protegidos. Con la misma importancia hoy incluido en la ley 3263, ley 12.276/99 también se halla el registro de árboles históricos.

De esta manera queda resguardada una parte poco visible de la cultura y los rescates naturales que cada lugar tiene. La conservación y observación de los árboles es una virtud humana que poco a poco se ha ido desdibujando, el mundo tiene urgencias climáticas y nosotros emergencias filosóficas.

“APRENDE EL CARÁCTER DE LOS ARBOLES, LOS VALORES DE LAS RAICES Y EL CAMBIO DE LAS HOJAS” (Tasneem Hameed).

“LOS ÁRBOLES ANTIGUOS SON PRECIOSOS. HAY POCAS COSAS EN LA TIERRA QUE ALBERGUEN UNA COMUNIDAD DE VIDA TAN RICA DENTRO DE UN SOLO ORGANISMO VIVO” (Sir David Attenborough).

HISTORIA ALGARROBO CHILECITO

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