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1591 Cultura + Espectáculos LA MIRADA SOBRE EL MUNDO

Hoy somos la esperanza de Don Quijote

"...Somos ese Quijote que murió por sus ideales, que al mismo tiempo sigue luchando por la esperanza. Esa esperanza que deberíamos alumbrar como personaje principal..."
María del Pilar Carabús

Por María del Pilar Carabús

¿Cuál es pues, la nueva misión de Don Quijote hoy en este mundo?. Clamar, clamar en el desierto. Pero el desierto oye, aunque no oigan los hombres, y un día se convertirá en selva Sonora, y esa voz solitaria que va posando en el desierto como semilla, dará un cedro gigantesco que con sus cien mil lenguas cantará. Y vosotros ahora bachilleres Carrascos del regeneracionismo, jóvenes que trabajan, con método y crítica…, científicos, haced riqueza, haced patria, haced arte, haced ciencia, haced ética, haced o más bien traducid sobre todo Kultura, qué así mataréis a la vida y a la muerte. Para lo que ha de durarnos todo!...”

Con estas palabras concluye Miguel de Unamuno su tan extraordinario libro “Del Sentido trágico de la vida”, rescata como referencia final, la mayor novela moderna universal del escritor y dramaturgo Miguel de Cervantes, ejemplificación poética que dignifica el esfuerzo y la libertad. Un homenaje a la esperanza en sí misma como filosofía de la ética del deber ser. Hoy sin ese romanticismo dialéctico, casi abatidos por nuestra propio desmanejo emocional, llegamos a un esperado punto de inflexión, donde tenemos que convertir la apatía en acción.

Indudablemente los infortunios de una débil personalidad global a lo largo de los siglos, deterioraron la trama social, fue demasiado larga la manipulación de emociones.

Entremezclados en una serie de situaciones sociales controlando significativamente el comportamiento de la naturaleza individual. Un entorno que estratégicamente usa nuestras emociones para persuadirnos.

Influencias-masas ciegas.

Hemos sido moldeados en nuestros comportamientos, nos han creado una identidad, no solo con roles específicos, a través del trabajo, símbolos como la vestimenta, sino a través de una serie de personajes diseñados para ser actuados.

Esta nueva sociedad tiene un gran director que reparte su elenco con un solo papel despersonalizado, el de rehén.

Aprendimos a construir un disfraz actuado para la ocasión.

De hecho se viene investigando en los últimos años que ese paraíso intrauterino del que nos jactábamos no es tal, ya existen numerosas vivencias allí que no son ideales.

Esa huella mnémica es nuestro desafío, reconstruir la memoria en una nueva imagen. Don Quijote lo hizo con el entusiasmo de un niño.

Los sistemas ideológicos son ficciones decía Bacon, por eso a cada programa realizado para correr el foco de nuestro bienestar debemos desterrarlo.

¿Estamos lo suficientemente atentos , despiertos, para detectar el aparato que nos manipula?

Los Hebreos según Nietzsche «Son el pueblo más extraordinario en la historia del mundo, porque colocados ante el problema de ser o no ser, con conciencia totalmente admirable prefirieron el ser a toda costa; y esta costa fue la falsificación radical de toda la naturaleza, de toda naturaleza, de toda realidad, de todo el mundo interior, así como de todo mundo exterior. Trazaron un límite contra todas las condiciones en las cuales hasta ahora un pueblo podía y debía vivir, se crearon para su uso propio un concepto opuesto de condiciones naturales, invirtieron sucesivamente la religión, el culto, la moral, la historia, la psicología, de un modo irremediable, haciendo de él la “contraposición de sus valores naturales”.

Nosotros encontramos una vez más el mismo fenómeno y en proporciones enormemente mayores, pero solo todavía como una copia: la Iglesia Cristiana carece, frente al pueblo de los santos, de cualquier pretensión a la originalidad.

Precisamente por ello los Hebreos son el pueblo más fatal de la historia del mundo: con sus ulteriores efectos hicieron de tal manera falsa a la humanidad, que aún hoy el Cristiano puede tener sentimientos antijudíos sin comprender que él es “la última conciencia del judaismo”»

Claramente somos producto de una ficticia narrativa que va en contra de nosotros como especie, es decir de nuestra naturaleza. Sobre lo ficticio nada puede construirse, preguntémosle sino a Baruch Spinoza desertor de su propia comunidad, desertor de la religión. Quién develó que nuestro dios es la naturaleza, es decir nosotros mismos, ese polvo de estrellas maravilloso proveniente quizá de la constelación de Hércules, o de alguna que ya no existe, o de cualquiera de las 87 constelaciones que nos iluminan actualmente.

Allí está la verdad, o al menos parte de ella.

Esa moral judeo-cristiana hoy ya no funciona, pues está sometida a siglos de fantasías contrapuestas de un mundo manipulado por las circunstancias. Vaya si será el hombre y su circunstancia.

¿Países autocráticos, liberales o democráticos?, es la pregunta.

Los primeros no tienen más que la solución de mutar o morir, los segundos no están preparados para tanta libertad, los terceros son el último invento de moda más adecuado, algunos vienen camuflados con líderes autocráticos en su combo, pero allí está la clave, en la reformulación de esa democracia, esa que originalmente ayudaba a encontrar las herramientas para poder SER.

Por eso esa apatía que creó el sistema debe ser llevada a la acción, y esa acción puede ser tan pequeña como la de comprometer a un vecino a cuidar nuestras pertenencias en la playa. Acto donde uno le pide por un minuto a un otro, que se haga responsable.

Es en esa acción de cooperación donde creamos un lazo.

Recordemos esa palabra casi muerta - lazo que UNE, conecta.

Ese hábito es el que ha sido destruido por el avasallamiento impersonal de la tecnología y hay que reconstruirlo.

Esos clubes vecinales, esos espacios para las ideas sin divisiones.

Intoxicados de un “topos guerrero”, la presión de un lenguaje capitalista teledirigido o redirigido consumió el aire individual, lo sodomizó y nos está costando respirar en soledad, nos volvimos dependientes del afuera.

Los referentes intelectuales hoy desaparecieron del candelero, la masa es la que está Iluminada sin sentido. Puesto que somos seres únicos por única vez. La riqueza está allí en un Chopin, en una Curie, en el sonido del mar.

En síntesis aquellos que buscan o tienen poder, es porque se sienten completos con él, lo peligroso es que esa completud suele volverse obsesiva o adictiva, es allí donde el resto, es decir nosotros, ya no estamos incluidos. Comienza allí una perversa retroalimentación de poder, la extensión a través de las instituciones sociales que extienden el falso mensaje para sí, de que el dinero permite tener poder.

Tratando de resolver sus faltas, los que reinan dirigiendo la orquesta, usan a los demás, es decir nos usan, para sentirse poderosos.

Sabemos que en ese área estamos perdidos porque la completud es inabarcable. Por ello lo importante de reinar uno mismo en los diferentes territorios, poniendo una barrera a la contaminación externa.

Los entornos pueden ser repelidos con un arduo trabajo de liberación. Es siempre ese liberarse lo que nos permite volar tan alto que ningún mensaje nocivo puede alcanzarnos.

Estamos en un momento propicio donde los molinos de viento están de moda, tomémoslos como compañeros.

La polinización de las flores permite que nuestro ecosistema se mantenga, ¿existe un acto casi invisibilizado más bello que una abeja en esa danza?

Cada uno con su tabla de ajedrez debe observar como cae la lluvia en su terreno y aprender a respirar.

Ahogarse ya no es una opción válida si creemos firmemente que no existe religión más que la propia, construir una Fortaleza de esa vulnerabilidad extrema que venimos experimentando es nuestro haz de espada, allí donde resurgirmos indefectiblemente.

Si admitimos que podemos ser manipulados, tenemos la opción de elegir qué camino tomar.

Se han convertido muchas más atrocidades en nombre de la obediencia que en nombre de la rebelión decía alguien importante…

Sabemos según Freud que lo único gratuito es la muerte.

¿Estamos entonces preparados para trabajar en nuestro porvenir? Volvemos siempre a las mismas palabras, trabajar, poder como verbo y no como sustantivo ilusorio.

Somos ese Quijote que murió por sus ideales, que al mismo tiempo sigue luchando por la esperanza. Esa esperanza que deberíamos alumbrar como personaje principal.

No olvidemos que Don Quijote en su dualidad estaba solo en su soledad, aunque a veces era acompañado por una multitud llamada Sancho, Dulcinea, sus caballos. Deliciosas fantasías para continuar.

En otra oportunidad hablaremos con más profundidad del «Error de atribución», aquel experimento psicológico de 1971 en la “Prision de Stanford” que explica que ocurre con buenas personas en una mala situación, cómo jóvenes encantadores se convirtieron en guardias brutales, muchachos enfermaron; de activos pasaron a prisioneros pasivos, porque el estrés es tan profundo que el límite entre el personaje que cada uno interpreta y su verdadera identidad personal fue eliminada. Ni siquiera pudieron salir de allí, perdieron toda perspectiva.

Así en el reflejo de esa presión, podremos entender cómo se suscita gran parte de nuestra historia, o mejor dicho como están sucediendo hoy esos genocidios criminales sin haber aprendido los adictos al poder que no habrá jamás muerte suficiente para saciar sus ansias de poder.

Hoy lo importante quizás sea, saber que somos dos mitades en litigio, una que se satisface, otra que se respeta.

Nuestra propia comicidad nos enseña a objetivarnos. Aprender a convivir en el ridículo, para poder decir en voz alta que no moriremos como cobardes, sino como un símbolo de glorificación a la vida.

LA AUTORA

MARÍA DEL PILAR CARABÚS. ABOGADA, ESCRITORA, COMUNICADORA, MBA “ESPECIALISTA EN DERECHO CONSTITUCIONAL Y DERECHOS HUMANOS” (MINORÍAS Y GRUPOS VULNERABLES) UNIVERSIDAD DE BOLONIA, ITALIA.

LA MIRADA SOBRE EL MUNDO

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