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1591 Cultura + Espectáculos HOMENAJE

Roberto Mantovani: un hombre con buena siembra y cosecha eterna

Dueño de historias breves con imágenes contundentes, explícitamente enmarcadas en un momento histórico que ha dejado precedente en Chilecito.
Sara González Cañete

Por Sara González Cañete

Roberto Mantovani amó Chilecito y cada rincón de sus montañas como si hubiese sido hijo elegido, llamado a una tierra que lo cobijó hasta guardar su aliento final. El 21 de marzo de 2020, la presencia de un gran dolor se apodero de Chilecito, La Riojana, CARPA, FAGRO, otras entidades importantes, amigos, familia y todos los que estuvieron en el camino del gran Roberto Mantovani, guardaron luto ante una irreparable pérdida. Dueño de historias breves con imágenes contundentes, explícitamente enmarcadas en un momento histórico que ha dejado precedente en Chilecito. Con hitos que ameritan ser narrados, envueltos en las sensaciones y emociones de profundo afecto, cada recuerdo que dejó Roberto Mantovani, el Reby, como lo apodaban cariñosamente, merece ser escrito; un gigante de alma noble, mirada azul cual cielo despejado y corazón enternecido con cada gesto humano que lo caracterizaba.

Una interminable varieté de anécdotas lo trazan en un lienzo de arte, dibujan las aristas de su intelecto y hablan de su semblanza, ilustrado como pocos, un magnánimo hombre que dejó una vara tan alta y extraordinaria, imposible de olvidar. Roberto Mantovani tenía convicciones a toda prueba: integridad, responsabilidad y compromiso social, siempre dispuesto a librar enormes batallas a fin de conseguir lo que se proponía en el trayecto de los proyectos emprendidos. Los que en general ganaba con todo el ímpetu de su ser, sin embargo sostenía con entereza su postura si el resultado no era favorable. En enormes mesas desplegaba su personalidad ante bélicos momentos de discusión, lo que nunca impidió que al cruzar cualquier umbral, extendiera su mano, seguro de ser una persona genuina y cordial, ostentando con su personalidad la célebre frase “Lo cortés no quita lo valiente”.

Bastaría ver su legado en imágenes, componiendo los lugares de grandes cambios donde siempre hizo camino al andar. Como CARPA, La Riojana, INTA, Mutual Federada y tantos otros que lideró desde su amor al terruño riojano, hasta la defensa del NOA en sus viajes por el mundo. Podría describir poéticamente a un ser maravilloso de leyendas, plasmar testimonios entre lágrimas y sonrisas de sus incondicionales amigos, su familia chileciteña. Pero aun así no me ajustaría haciendo honor a semejante poderío humano, nacido con la autoridad de convencer y derrumbar muros enteros hasta llegar a su objetivo.

EL BIEN DE TODOS

Un año después de su partida otoñal, llegue a La Riojana invocada por las épicas historias del “Gringo” adorador de las montañas y sublimando entre ellas deben estar sus risas guardadas, sus momentos de solaz tan disfrutados. Observé con reverencia el escritorio que le perteneció, deslicé delicadamente mis manos sobre el mismo, un impacto inmenso me conmovió, como si su presencia todavía se pudiera palpar en ese lugar. Roberto Mantovani, el capítulo 46 del libro que narra la historia de La Riojana, dejó inmortalizado entre sus páginas un retrato escrito por la Mgter. Alejandra Gordillo, donde las palabras hablan con sentimientos evocados desde el corazón.

“Cuando la Presidencia de La Nación declaró al Vino Bebida Nacional, en 2010, Roberto Mantovani fue distinguido por su trayectoria, compromiso, trabajo y fomento de la actividad vitivinícola. En ese momento expreso: Me enorgullece el reconocimiento que el vino argentino esta teniendo, y esta declaracion significa un enorme reconocimiento al trabajo sostenido que toda la gente de la vitivinicultura viene realizando desde hace mucho tiempo. Elegía sumar sus méritos a todos los que hacían posible que su trabajo fuera fructífero”.

Sabia cómo anteponer el bien de todos antes que los intereses propios, una parte de su esencia como persona, que salía a la luz ante la construcción que significaron sus 35 años como Gerente General de La Riojana, lugar que fue, es y será su hogar sin dudas, donde sus amigos se convirtieron en hermanos de la vida y luchas sociales, lo extrañan como si hubiera partido ayer y lo recuerdan como si jamás se hubiese alejado.

En el contexto social, donde siempre puso la mirada en los detalles que nadie observaba, se encuentra vivo. Como una breve anécdota que habla por él, en cierta ocasión donde la sequía azotaba el interior del interior de Chilecito, toma visibilidad un problema, ante él: la falta de agua para animales de una finca, lo cual preocupaba al Gringo, llega con pesar a comunicarse con su mano derecha de aquel momento, explicando la situación. Ordena además que se encargue La Riojana con algún vehículo de llegar hasta el apartado paraje, con agua suficiente para los animales. Y que además se le de aviso cuando esto sea realizado. Estas acciones y observaciones eran comunes y cotidianas en su andar. A pesar de sus continuos viajes y las responsabilidades diversas que abarcaba, conservaba su capacidad de estar cerca de todos. He llegado a palpar tantos relatos de sus años en Chilecito, dentro de La Riojana, sentada frente a su escritorio de imponente tamaño, con una copia de la Lección de Optimismo del Dr. Joaquín V. González, bajo el vidrio que protege la madera. Habla aun su admiración hacia el autor del escrito.

Finalmente tuve la primer cita con la memoria del reconocido, amado y eternamente recordado Mantovani. Hojas en blanco reclamaron letras apropiadas para homenajear a un ser humano excepcional en todas sus facetas. Me disculpo por mi impertinencia al observarlo con tanta insistencia, sabrá entender el lector que las historias increíbles, para los escritores resultan absolutamente irresistibles.

UN FARO

Roberto Mantovani Nació en Córdoba y estudio en el “Colegio nacional de monserrat”. Llego a Chilecito para quedar prendado de esta belleza de encanto ancestral, ataviada con viñas majestuosas entre llanuras y montañas. Algún secreto místico cautiva seres humanos únicos e increíbles, como el amado Reby, su vida fue una aventura extrema llena de enormes desafíos que supo sortear con la destreza de un guerrero medieval. Fue hermoso haberlo conocido después de su partida, pues no se agotará mi pluma en su historia, no por ser extraordinaria mi narración, si no por el protagonista mismo, que tras haber traspasado la muerte sigue completamente presente. ¿Qué virtudes lo convirtieron en alguien inolvidable? ¿Qué hizo tan trascendental la vida de este peculiar personaje?

Invito a un momento de quietud, un oasis en el camino, porque siempre es necesario saber y recordar a quienes han dejado huellas en la historia de cada lugar. Solo entonces sabremos de dónde venimos y hacia dónde vamos.

Hay faros que nacen para alumbrar los lugares que parecen lejanos y nos acercan con generosidad a ellos.

Roberto Mantovani: íntegro, justo y recto, hombre con palabra de honor y libertad de expresión ante cualquier situación. ¡Gracias por tu eterno legado!

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