Un reino donde los delitos
Se convierten en regla de veto eterna
Dónde las cruces finalmente desaparecen
En el absolutismo del viento
¡Qué viejo invento señalar!
Los símbolos
Duran solamente el momento definido
Emancipados necesariamente
Crecemos con tantas direcciones
Como luces de guía
Maquiavelo era un poeta
Confusión inalterable de ignorancia
Somos Seres cuya piel
Desintegrada en la hoguera de lo inútil
Crece nueva a su alrededor
¿Años perdidos?
¿Conciencia masacrada?
¡Pues no se oye el grito!
¡No se oye!
Nos devora la esperanza
Impera el posible
De un impostor imposible
Ruge la fe
De una circunstancia empobrecida de dolor
¡Cuesta entender que ellos siempre llegan a salvarnos!
¿Llegan antes o después?
Solo la sombra
Tiene en su hígado
Ese atisbo de premonición
Una voz habla con la otra
En el coro vacío de las escuela
Dos niños encienden la insignia de prosperidad
Siempre son ellos
Siempre llegan
Siempre llegan
Llega el calor al otoño
Las flores al invierno
Llega Napoleón
Luego de morir
En el exacto momento prometedor
De la trama
Llega Tutankamón
Con su bastón adolescente
A despejar aromas
Egipto renace
Cuando un beso Romano
Enamora a Cleopatra
Llega el alma del sol
Antes justo antes
Qué el hielo mate a su montaña por amor
Llegan. Ellos, siempre llegan
LA AUTORA
MARÍA DEL PILAR CARABÚS. ABOGADA, ESCRITORA, COMUNICADORA, MBA “ESPECIALISTA EN DERECHO CONSTITUCIONAL Y DERECHOS HUMANOS” (MINORÍAS Y GRUPOS VULNERABLES) UNIVERSIDAD DE BOLONIA, ITALIA.
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