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Cultura LA COLUMNA DE PAULA

Aquí estamos, mujeres

"Todo el mundo es país, y uno debe ser uno mismo en todo el mundo"; me decía una las mujeres más grandes que la vida me ha dado: mi abuela.

Escribe: Lic. Paula Monsberger

"Todo el mundo es país, y uno debe ser uno mismo en todo el mundo"; me decía una las mujeres más grandes que la vida me ha dado: mi abuela. Y le agrego a su frase, la frase de mi amiga Frida Kahlo: "Tan absurdo y fugaz es nuestro paso por el mundo, que sólo me deja tranquila el saber que he sido auténtica, que he logrado ser lo más parecido a mí misma que he podido". Antiguamente, la mujer era considerada propiedad de un varón, ya sea del padre, o del marido, pasando a ser un mero objeto de satisfacción para el sexo masculino y a cumplir sólo las obligaciones que demandaba el hogar. 

Gracias a Dios, con el correr de los años y debido a muchas circunstancias estructurales, eso ha cambiado, aunque aún nos queden varias modificaciones por implementar en ciertos espacios, que aún no podemos decir: mi frase, "¡Aquí estamos, mujeres"!

Sí podemos decir aquí estamos en espacios sociales, culturales, religiosos, de trabajo, universitarios, políticos, etc. Y podemos decir "aquí estamos" mostrando nuestras capacidades igualitarias respecto al accionar en ciertos ámbitos y espacios que hemos ganado, diferenciándonos del ser varón o ser mujer, párrafo que aclaro para evitar confusiones o malos entendidos. También, podemos decir "aquí estamos, mujeres" en muchos roles que nos toca ejercer desde tiempos lejanos hasta hoy en nuestra sociedad actual. Nuestro rol de mujer, madre, esposa, jefa de hogar, mujer profesional, estudiante, líder, trabajadora activa, etc. Pero no podemos decir "aquí estamos" cuando la mujer debe enfrentarse a situaciones angustiantes de todo tipo que atentan contra su integridad física y psíquica en algún sentido. Qué mejor que citar a otra de mis grandes amigas, la escritora Virgina Wolf, con su frase: "Cuántas mujeres olvidadas porque ellas mismas ni siquiera pudieron, pueden o podrán decir, esta boca es mía, este cuerpo es mío, esto es lo que yo pienso". 

Pero más allá de los impedimentos, de las discriminaciones, de la falta de valoración a veces, o de la falta de posibilidades, muchas mujeres en la historia de la humanidad llevan ese sello de heroínas de su propia historia. "No hay barrera, cerradura, ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente", me decía incansablemente Virginia. Y sí, pues "aquí estamos, mujeres", como mi bisabuela y mis abuelas inmigrantes que cruzaron un océano con niños bajo el brazo y en el vientre, sin tarjeta de crédito, sin face, sin whatsapp, sin dinero, sin conocer el idioma, sin amigos, sin trabajo para venir a radicarse a destinos lejanos en pos de una mejor vida. Y aquí estuvieron esas guerreras o leonas que cuidaron su prole y la ajena con "dignidad y estirpe, graduadas con educación en la universidad de las buenas costumbres que traían consigo mismas y que les inculcaron a sus hijos, nietos y bisnietos". 

Con mujeres así se levantó un "país", con mujeres así creció antaño una población con urbanidad, libertad, respeto y diálogo. Y aquí estamos, pese a las condiciones desiguales que aún padecemos en muchos ambitos, siempre vamos a estar con la "fortaleza que nos caracteriza, con la resiliance que nos fortalece". 

Ese valor social por el lugar que tiene cada mujer en sí misma debe profundizarse desde las mismas entrañas de la estructura social y política de un pueblo y país. Debe ser valorado por cada estamento institucional, debe ser valorado por cada varón y cada mujer que se precie de sí. Sí, aquí estamos con virtudes y defectos, con insomnios y desvelos, con alegrías y tristezas, con gritos y silencios, con sonrisas y llanto, con belleza imperfecta, con estrías y barriga, con dolencias físicas y agonías del alma, con abrazos y miradas, solitarias o acompañadas, juntas o individualmente. ¡Aquí estamos mujeres!

Se lo dedico a "Mis mujeres preferidas", esas mujeres que me hicieron ser la honesta, íntegra, buena, capaz, gran mujer y persona que soy. Para ustedes, mi bisabuela, abuelas, madre, madrina y tías. 

Sin palabras, solo ¡Gracias!

Hasta la próxima Columna, Amigos!

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