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Opinión

Por qué los futbolistas se lesionan los ligamentos cruzados: 20 jugadores rotos, ¿alguno más?

Como especialista en Psicología del Deporte, me sigue sorprendiendo que abunden solo las explicaciones de índole fisiológica o biomecánica. Los otros factores que favorecen las lesiones de ligamentos cruzados.
Pablo Melicchio

Por Pablo Melicchio

Las lesiones como la rotura de ligamentos forman parte de la práctica deportiva, que, más allá de la consecuencia que hace que un jugador se quede fuera del campo de juego por un tiempo o definitivamente, es una circunstancia de la carrera deportiva que merece un análisis de mayor profundidad desde una perspectiva integral.

Es noticia que desde lo que va del año, 20 jugadores del fútbol profesional argentino, pertenecientes a distintos clubes, se han roto los ligamentos cruzados. Como especialista en Psicología del Deporte, me sigue sorprendiendo que abunden solo las explicaciones de índole fisiológica o biomecánica, que se revea la preparación física o se opine acerca del uso de determinados botines, aunque alguien más osado incluyó la palabra estrés, como uno de los factores de riesgo.

Sin embargo, no leí ni escuché a nadie presentar a la lesión como un factor de riesgo en sí mismo, que deja al jugador en un estado de gran vulnerabilidad, la mayor de las veces con síntomas de ansiedad y un estado de ánimo depresivo. Con miedo, a no saber si va a volver a tener el nivel de juego anterior a lesión, con su autoestima disminuída por quedarse sin poder hacer aquello que le sostiene su identidad y le da reconocimiento, por el aislamiento que padece al estar distanciado de su equipo, por vergüenza, por defraudar a alguien, por tener alguna vez el deseo que no se atreve a pronunciar, de abandonarlo todo.

La eventual amenaza que una lesión pueda interrumpir definitivamente su carrera supone una pérdida personal, una suerte de muerte simbólica en tanto competidor. Fútbol profesional que considera la inclusión de tecnologías para una mejor preparación física, la calidad de los botines, concentraciones glamorosas y deja un espacio vital reducido para el seguimiento y acompañamiento vivencial del deportista.

¿Cuál es el impacto psíquico que generan las lesiones?

El cuerpo habla, especialmente cuando los tiempos vertiginosos del deporte, con una cantidad de compromisos asumidos, no da lugar a la expresión más íntima del jugador, qué le pasa, qué quiere, no quiere o extraña. Donde en cada partido se evalúa su rendimiento y con la amplificación de una lupa se lo observa si está a la altura, si vale.

Manifestar temor, ansiedad, incertidumbre por la propia performance o frente a un rival difícil, implicaría ser un “debilucho” frente a la opinión popular, medios, dirigencia, el DT o los propios compañeros. Muchos se someten a la realidad opresiva del alto rendimiento con mecanismos disociativos como único recurso de soportar el sufrimiento psíquico que genera la extrañeza de ser otro que solo está para “rendir” y para “producir” goles o atajadas (con la intención de destacar el rol y la presión de los arqueros).

Frente a tantos torneos oficiales, muchas veces, hasta se agrega uno que otro partido amistoso.

Conductas arriesgadas, de descuidos, sobreentrenamiento, la lesión aparece como un modo inconciente de parar en búsqueda de alivio emocional. Cargas físicas y emocionales interactuando, desequilibradamente, donde la prioridad y el foco está en lo físico, sin tomar nota que la salud mental importa. Si un jugador se expone a expresar en una red social que está mal, es porque toda una serie de instancias intermedias, fallaron. Si desde los clubes no hay equipos profesionales de salud que puedan anticiparse en la lectura de indicadores de factores de riesgo, también se falla.

La preparación físico técnica táctica del jugador nunca será óptima sino lo ayudamos a desarrollar recursos de afrontamiento trabajando desde un enfoque biopsicosocial, desde la preparación psicológica que le permita tramitar exigencias y conflictos sin lesionarse como única alternativa de respuesta posible, como podría serlo también el alcohol, las violencias, las drogas.

Durante la lesión se atraviesan etapas muy semejantes a las que se suceden durante un duelo, siendo varias y no siguiendo un orden rígido, alguna es probable que se saltee; la velocidad y la facilidad con que se atraviesen pueden variar de acuerdo a la singularidad de cada uno:

negación, cuestionando el diagnóstico recibido o descreyéndolo, supone un estado de shock;

enojo consigo mismo y con los demás;

negociación, tratando de superar la situación;

depresión con estados de desesperanza, vacío, tristeza, irritabilidad, seguido de la aceptación y reorganización, adaptándose constructivamente a la nueva realidad que le implica estar lesionado, mostrando disposición favorable hacia la rehabilitación.

A una situación potencialmente estresante que resulte en una lesión se suma la personalidad del jugador, los antecedentes de factores estresantes, su experiencia, los recursos de afrontamiento, el apoyo social que lo rodea y las intervenciones desde el equipo profesional tratante. Los distintas variables que atraviesan la lesión van a determinar su evolución, tratamiento y rehabilitación.

Los espacios de rehabilitación siguen trabajando desde el cuerpo sin escucharlo, sin hacer resonancia con lo que siente, la interdisciplina, aún hoy sigue siendo una deuda pendiente; la lesión deportiva puede dejar secuelas psíquicas post lesionales y trastornos psicopatológicos.

Urge trabajar sobre la prevención, identificando jugadores vulnerables a la lesión, con el objetivo de minimizar el riesgo a lesionar a causa de factores psicológicos. Es responsabilidad del equipo de rehabilitación de traumatismos deportivos crear las mejores condiciones para la recuperación del deportista, teniendo presente los factores personales y situacionales del mismo.

Comparte responsabilidad el entrenador que además de estar atento al rendimiento deportivo, tiene que saber en qué condiciones físicas y psicológicas se encuentran sus jugadores, crear un buen clima en el equipo y tener una comunicación clara y abierta con ellos.

A las dirigencias le corresponde correrse de los negociados millonarios para poder ver en los jugadores, personas y no solo contratos y máquinas de producir resultados.

Hay más de un implicado en el cuidado del jugador, donde el botín inadecuado o el mal estado del campo de juego no alcanzan a dar una explicación profunda del doloroso y a veces inevitable proceso de lesionar.

El desarrollo de la rehabilitación del deportista afecta su salud mental, es esperable trabajar desde la intervención psicológica para brindar recursos al jugador, al equipo médico y al staff deportivo para gestionar la lesión, colaborando en la adherencia al tratamiento y en la recuperación de la confianza, favoreciendo una disposición anímica favorable para la vuelta a la práctica deportiva.

*Magister en Psicología del Deporte. Integrante del Cap de SM , Act Física y Deporte APSA. Presidenta del Cap de Bienestar Psicofísico AASM. Health Coach. Docente de centro de entrenadores. Asesoramiento a deportistas en formación y alto rendimiento.

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